Once.

24 3 2
                                    

*Hace siete meses*

-¿Esta muerto?-preguntó Laura mientras se sobaba el brazo donde su hermana le había puesto el antídoto.

- No... sólo se ha desmayado, pero esta muy débil.

- Es débil -dijo Laura lanzándole a Alejandro una mirada con cierto desprecio.

- Ya bueno... es algo irremediable. Por algo me lo han encargado a mi, si te lo llegan a dejar a tu cargo ya te lo habrías cargado -ironizó Alba.

- Pues probablemente -dijo Laura entre risas-. Oye, me hiciste daño clavándome la aguja, hija de puta.

- Estaba nerviosa joder, no controle la fuerza.

- Y menos mal que llegaste a suministrarme el antídoto... Si no, ya seria una montaña de polvo en el suelo y tu novio Alejandro no viviría para contarlo.

- No es mi novio.

- Y no debería serlo, nunca. Ya sabes que va en contra de las normas.

- Si... lo sé.

- Espera... ¿No me digas que te has enamorado de este estúpido desecho humano? -preguntó Laura a su hermana, alarmada.

- No sé -dijo Alba mirando a Alejandro, que se encontraba tirado en el suelo, tristemente.

- No, no, no. Alba, no. No puedes cogerle ningún tipo de aprecio a ninguna persona que dejen a tu puto cargo. ¿Acaso no lo sabes ya?-dijo Laura perdiendo poco a poco la compostura -. Como se enteren de esto los superiores nos van a convertir en polvo a las dos, y a mi casi me entierran hoy.

- Ya lo saben...-susurró Alba, mientras alguna lágrima salvaje le recorría la mejilla.

- ¿¡Como!?- exclamó Laura realmente alarmada- ¿que te han dicho? ¿que han echo?

- Me llamaron por teléfono hace tiempo diciéndome que ya le quedaba poco al sujeto -dijo Alba, perdiendo la voz a cada palabra que decía - les dije que lo tenia todo controlado... pero la cagué, la cagué mucho.

- Alba por dios, calmate- dijo Laura acercándose a su hermana para cogerle la mano- ¿que cojones hiciste?

- Yo...- susurró Alba sin poder aguantar ya las lágrimas - yo, bueno, lo ayudé en alguna que otra cosa. Algún examen, alguna prueba en educación física... ¡Pensaba que no era para tanto joder!

- Alba, ¡eso va en contra de las normas, lo sabes perfectamente!

- ¡Ya te he dicho que lo hice sin pensar!- exclamó Alba con rabia- no pensé en futuras consecuencias.

- Alba por dios, ¡ya nos ha pasado una vez y no vamos a correr la misma suerte que la vez anterior! -le recriminó Laura-. Entonces...-dijo un poco mas calmada- ¿lo del brazo te lo hicieron ellos no?

- Sí... Pero no pensé que te fueran a atacar a ti- dijo Alba llorando a moco tendido- yo no quería...

- Alba por favor, dime que no lo has echo.

- Su punto final estaba marcado hace un mes.

- Joder, joder, ¡joder!. ¡No te das cuenta de que eso es un puto suicidio!- exclamó Laura exasperada-. Claro... por eso me atacaron hoy, es solo para hacerte saber que están pendientes de ti.

- Eso creo- murmuró Alba secándose las lágrimas -. Laura, no quiero hacerlo. Debería de haberme hecho cargo de otra persona, soy gilipollas.

- Este es ahora tu puto problema, Alba. No te digo que no te comprenda ya que a mi me pasó lo mismo y casi acaban con las dos, solo te digo que como no lo soluciones van a acabar con nosotras y con el pringado ese sin ninguna pizca de compasión, y lo sabes perfectamente.

- Ya lo se Laura, lo sé. Pero es que es tan complicado que no como solucionarlo.

- Te vuelvo a repetir que es tu putisimo problema, y yo no puedo ayudarte.

-Alba cerró los ojos, se puso la mano frente a la cara y susurró las palabras idóneas para hacer que Alejandro no recordara nada de lo sucedido- al menos él por ahora es feliz, por ahora.

Mientras no digas nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora