*Hace siete meses*
-¿Esta muerto?-preguntó Laura mientras se sobaba el brazo donde su hermana le había puesto el antídoto.
- No... sólo se ha desmayado, pero esta muy débil.
- Es débil -dijo Laura lanzándole a Alejandro una mirada con cierto desprecio.
- Ya bueno... es algo irremediable. Por algo me lo han encargado a mi, si te lo llegan a dejar a tu cargo ya te lo habrías cargado -ironizó Alba.
- Pues probablemente -dijo Laura entre risas-. Oye, me hiciste daño clavándome la aguja, hija de puta.
- Estaba nerviosa joder, no controle la fuerza.
- Y menos mal que llegaste a suministrarme el antídoto... Si no, ya seria una montaña de polvo en el suelo y tu novio Alejandro no viviría para contarlo.
- No es mi novio.
- Y no debería serlo, nunca. Ya sabes que va en contra de las normas.
- Si... lo sé.
- Espera... ¿No me digas que te has enamorado de este estúpido desecho humano? -preguntó Laura a su hermana, alarmada.
- No sé -dijo Alba mirando a Alejandro, que se encontraba tirado en el suelo, tristemente.
- No, no, no. Alba, no. No puedes cogerle ningún tipo de aprecio a ninguna persona que dejen a tu puto cargo. ¿Acaso no lo sabes ya?-dijo Laura perdiendo poco a poco la compostura -. Como se enteren de esto los superiores nos van a convertir en polvo a las dos, y a mi casi me entierran hoy.
- Ya lo saben...-susurró Alba, mientras alguna lágrima salvaje le recorría la mejilla.
- ¿¡Como!?- exclamó Laura realmente alarmada- ¿que te han dicho? ¿que han echo?
- Me llamaron por teléfono hace tiempo diciéndome que ya le quedaba poco al sujeto -dijo Alba, perdiendo la voz a cada palabra que decía - les dije que lo tenia todo controlado... pero la cagué, la cagué mucho.
- Alba por dios, calmate- dijo Laura acercándose a su hermana para cogerle la mano- ¿que cojones hiciste?
- Yo...- susurró Alba sin poder aguantar ya las lágrimas - yo, bueno, lo ayudé en alguna que otra cosa. Algún examen, alguna prueba en educación física... ¡Pensaba que no era para tanto joder!
- Alba, ¡eso va en contra de las normas, lo sabes perfectamente!
- ¡Ya te he dicho que lo hice sin pensar!- exclamó Alba con rabia- no pensé en futuras consecuencias.
- Alba por dios, ¡ya nos ha pasado una vez y no vamos a correr la misma suerte que la vez anterior! -le recriminó Laura-. Entonces...-dijo un poco mas calmada- ¿lo del brazo te lo hicieron ellos no?
- Sí... Pero no pensé que te fueran a atacar a ti- dijo Alba llorando a moco tendido- yo no quería...
- Alba por favor, dime que no lo has echo.
- Su punto final estaba marcado hace un mes.
- Joder, joder, ¡joder!. ¡No te das cuenta de que eso es un puto suicidio!- exclamó Laura exasperada-. Claro... por eso me atacaron hoy, es solo para hacerte saber que están pendientes de ti.
- Eso creo- murmuró Alba secándose las lágrimas -. Laura, no quiero hacerlo. Debería de haberme hecho cargo de otra persona, soy gilipollas.
- Este es ahora tu puto problema, Alba. No te digo que no te comprenda ya que a mi me pasó lo mismo y casi acaban con las dos, solo te digo que como no lo soluciones van a acabar con nosotras y con el pringado ese sin ninguna pizca de compasión, y lo sabes perfectamente.
- Ya lo se Laura, lo sé. Pero es que es tan complicado que no como solucionarlo.
- Te vuelvo a repetir que es tu putisimo problema, y yo no puedo ayudarte.
-Alba cerró los ojos, se puso la mano frente a la cara y susurró las palabras idóneas para hacer que Alejandro no recordara nada de lo sucedido- al menos él por ahora es feliz, por ahora.
ESTÁS LEYENDO
Mientras no digas nada
FantasiaSi alguien desapareciera sin más, si nadie recordara nada sobre esa persona... Si esa persona no fuera persona, ¿que pensarías? Alejandro llevaba una vida bastante normal hasta que, de la noche a la mañana, se encuentra en el hospital sin recordar n...