Cinco

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*Hace nueve meses*

Mientras estaba sacando mis cosas de la mochila y hablando con mis amigos en clase alguien llamo a la puerta. La profesora la abrió y de ella salio una chica. Una chica con un jersey negro. Con unos vaqueros. Con una amplia sonrisa en su cara.

- ¡Hola! Me llamo Alba-dijo casi al borde de la euforia- he venido nueva este año y espero sacar buenas notas y hacer amigos.

Después de eso sonrió de nuevo muy ampliamente y se sentó detrás de mi.

Ya a quinta hora, en clase de matemáticas sentí como algo caía cerca de mi. Al mirar alrededor de mi mesa no encontré nada así que seguí dibujando en mi libreta sin hacer caso del profesor. De nuevo ese ruido. Esta vez me di la vuelta ligeramente y vi a Alba apoyada sobre sus manos con los codos en la mesa mirando al profesor, me giré de nuevo para seguir dibujando pero esta vez un poco ladeado de tal forma que podía ver a Alba por el rabillo del ojo. Fue entonces cuando vi como sacaba de su estuche una pelota pequeña de papel y la tiraba hacia mi mochila, encestando. Me di la vuelta bruscamente y miré a mi mochila, llena de papeles.

-¿ Pero que coño haces?- pregunté enfadado pero sin alzar la voz por si el profesor me oía.

- Solo me aburría -dijo intentando contener la risa, risa que no comprendía.

-¿Te hace gracia?

-Si.

Saqué todos los papeles de mi mochila y los tiré en su mesa intentando aparentar que me había molestado y que estaba enfadado, que lo estaba, pero al escuchar su risa contenida se me había quitado inmediatamente.

Estaba ya casi en la puerta de salida cuando noté un pinchazo en la espalda y al girarme vi a Alba, que me había pinchado con uno de los dedos de su mano.

-¡Hola!-exclamó extremadamente feliz.

-¿Que quieres?-pregunté con indiferencia.

-Bueno... Ya sabes que soy nueva y eso- dijo pausadamente, como si le costara hablar - no conozco a nadie... Y solo quería decirte si me podías enseñar esto un poco.

La noticia no me cogió por sorpresa, se ha pasado el día entero sola y nadie se ha acercado a ella ni para pedirle la hora. Yo he sido el único con el que ha hablado.

-Vale.

- ¿Y ya esta? - preguntó sorprendida - ¿No vas a decir nada más?

- ¿Que mas quieres que diga?- dije con indiferencia, no se por que me gustaba esa cara de sorprendida que ponía.

- Y yo que sé, podrías decirme de hacer algo.

-Paso.

-¿Perdona? Si llego a saber que eras tan capullo no te habría dicho nada, gilipollas- dijo gesticulando mucho y con un tono muy enfadado. Creo que ya me he pasado jugando a ser un malote de turno.

- No sabia que te pondrías así, no pretendía molestarte- me disculpé rascandome la nuca nervioso.

Y antes de que ella me mandara a la mierda paró un coche totalmente negro con cristales blindados. A Alba se le cambió la cara y se alejó de mi sin mirarme a los ojos, se subió en aquel coche y antes de cerrar la puerta me miró con una expresión que no pude llegar a descifrar seguida de una media sonrisa con la boca cerrada. Acto seguido desapareció calle abajo.

Desde ese momento supe que debía saber mas sobre esa chica.

Al llegar a casa y abrir la mochila para sacar las cosas y hacer los deberes me encontré unas tres bolas de papel. Las saqué para tirarlas cuando me di cuenta de que una de ellas tenia algo escrito, la desdoble y ponía en mayúsculas "hazme caso, hijo de puta". No puede evitar reír. Esta chica no esta bien de la cabeza.

Mientras no digas nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora