Diecinueve: crónica de un tiroteo.

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    "Al salir de esa manera, corriendo en dirección a un lugar, algo se derrama sin que se dé cuenta. Es lo que hay, asi es la vida y así es la muerte."

Berserk.

     Salimos del hotel en el que estábamos hospedados en busca de inspiración divina. Yo vine aquí guiado por Laura y ella no tiene ni puta idea de que hacer.

     - ¿Alguna idea sobre qué piensas hacer?-pregunté.

     - Como sigas preguntándome te voy a apedrear.

     - Encima me amenazas.

     - Siempre que sea necesario.

     - Pues ya que estás puedes contarme algo.

     - Creo que lo mejor que podemos hacer es ir a mi antigua casa. Es donde más seguros estaremos.- dijo Laura con seriedad. Desde que llegamos aquí parece que ha madurado de la noche a la mañana.- Allí, guarecidos, trazaremos algún plan.

     - Es lo más sensato que te he oído decir.

     - Y que todo esto lo haga para que no te cagues encima del miedo, tiene narices la cosa.

     - Pero me aprecias igual.

     - Creo que ya comprendo el comportamiento de mi hermana para contigo: eres tan idiota que llegas a caer bien.

     - Como sé que los cumplidos no son lo tuyo, te lo daré por bueno.

     Laura rió como hacía tiempo que no la veía hacerlo, o mejor dicho, como nunca la había visto hacerlo. Una risa discreta, seductora, tranquila. Digamos que era algo así como una risa adulta y organizada.

     Mientras caminábamos yo intentaba mostrarme lo mas seguro posible, pero el caso es que estoy cagado. Hay sangre, cuchillos y vísceras allá donde miro y me desagrada mucho.

     -Quieto- me ordenó Laura, poniéndome la mano en el pecho.

     - ¿Qué pasa?

     - Pelea. Hay una pelea.

     - ¿Más peleas?

     - Más peleas -afirmó mirándome a la cara.

     - Yo no veo nada.

     - Escucha.

     De repente comenzaron a llover disparos de todos lados. Laura me agarró del brazo para llevarme a un lugar seguro y yo simplemente me dediqué a correr con ella y a aletear como una gallina despavorida el brazo que tenía suelto.

     -¡Tirate al suelo!-chilló Laura.

     No podía, estaba tan asustado que me quedé petrificado en mitad de la calle en la que nos encontrábamos. Veía a mi alrededor plumas ensangrentadas volando, junto con las balas que no paraban de salir de las armas que tenían los gilipollas que disparaban.
     A mis pies, como caído del cielo me encontré con la cabeza de una mujer. Sólo la cabeza. Uno de sus ojos había sido sustituido por la bala que le había alcanzado y la imagen era repugnante. Vomité.

     Unas alas negras y azuladas me recubrieron. Oí un disparo tan cerca que me entró verdadero pánico. Cerré los ojos fuertemente y sentí un peso muerto caer sobre mi. Los disparos no cesaban y algo húmedo caída sobre mi cara pero no podía verlo porque estaba demasiado ocupado cerrando los ojos y llorando silenciosamente. Me desmayé.

* * *

      -Esta hecho, señora.

     - ¿Ha salido todo bien?

     - El falso tiroteo ha salido a pedir de boca. Ninguno de los figurantes esperaba morir de verdad y eso le añadió mas dramatismo a la escena.

     - Parece que va quedando menos para la venganza.

     - Así es, señora. Va quedando menos.

* * *

      Desperté y sentí la cara endurecida. Como cuando te manchas con una natilla y no sientes que te has manchado hasta que se seca. Es una comparación horrorosa.
     Abrí los ojos de golpe. Tenía algo sobre mi. Lo aparté y se quejó. Fue cuando me di cuenta de que se trataba de Laura.

     - ¡Laura!

     Al mirar a nuestro alrededor sólo vi sangre. Ambos teníamos la ropa empapada en sangre y la calle estaba llena de cuerpos recientes y sin vida.

     - ¡Laura, tenemos que ir a un médico!

     - Tienes que salir de aquí- logré entender entre las múltiples toses.

     - Tenemos que salir de aquí.

     - Alejandro, corre.

     - No me voy a ir de aquí sin ti. ¡Sin ti no soy nada!

     - Sal de aquí. ¡Ya!

     Laura cada vez derramaba mas sangre de la herida de bala que tenía en el pecho. Estaba pálida y tosía sangre. Su cabeza ladeó hasta quedarse completamente quieta, mientras miraba a un punto fijo. Sus alas se tornaron grises, como su tez.

     - Laura, no me gastes estas bromas. Te vas a levantar y vamos a salir de aquí. Ya.

     Silencio.

     -¡Laura!-grité desesperado. Me toqué la frente y sentí la sagre seca que la recubría.

     No era un sueño. Nunca lo fue. Me encontraba en una calle llena de cadáveres y acababa de ver morir a la única persona que me podía ayudar a salir de allí, y no era un sueño.
     Me levanté, le quité con cuidado la mochila a Laura, no sin antes cerrarle los ojos.
     No era un sueño. Nunca lo fue. La única persona que me podía sacar de allí se había sacrificado para que yo viviera, y no era un sueño.
     Sólo alcanzo a entender una cosa: esto es por culpa de Alba. Estamos aquí por ella y Laura ha muerto por ella.

     Me rasqué el culo para hacer salir mis alas, blancas y grandes.
     Encontraré a Alba, cueste lo que cueste.

    

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2017 ⏰

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