7.- Aceptacion.

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Narra Sebastián:
Ya todo está planeado. Se la presentare a mi padre como mi novia y en un año nos casamos al año de casados decimos que no funcionó y nos divorciamos.
Al parecer Layla se había ido a su cuarto y Ros ya había despertado así que decidí salir a cenar. Le fui a hablar a Layla para ver si cenaría.

-¿Estás allí? ¿Cenarás?.- le dije del otro lado de la puerta.

-No gracias, no tengo hambre.- respondió.

Narra Layla:
Me acerqué hacia la puerta con la esperanza de que pasara, y pudiéramos hablar un poco. Pero eso no ocurrió, él se alejó de la puerta al escucharme.

Narra Sebastián:
Me retire de su habitación ya que yo sí quería cenar. Así que baje a la cocina.

-¿y Layla?.- me preguntó Rosalie sirviéndome el plato.

-No quiere cenar, pero si después baja y quiere algo no le des.- dije mientras comía.

-Pero Sr Sebastián es una adolescente.- dijo Ros.

-Pero puede ser una adolescente y no ser malcriada, tiene que aprender que en está casa, se hace lo que yo digo. No lo que ella dice y cuando ella quiera.- dije molesto.

-Bueno, iré a la cocina.- me dijo.

Y cene solo, como siempre desde que me mudé aquí. Me gusta estar solo, termine y subí a mi habitación, me di un baño y solo me puse bóxer. Prendí el televisor pero no había nada bueno.

Narra Layla:
Mi estómago rugía fuerte así que decidí bajar por algo.
Pero antes debía asegurarme que Sebastián no anduviera por el pasillo, así que me asomé pero al parecer estaba en su habitación. En el pasillo solo alumbraban pequeñas luces.

-¿Rosalie, estas aquí?.- dije un poco bajo ya que no quería que Sebastián me escuchara.

-Si mi niña ¿que pasó?.- me dijo mientras salía de la cocina.

-Tengo hambre.- le dije mientras tocaba mi estómago.

-Bueno, ya te sirvo algo.- me dijo.

Saco leche del refrigerador, la sirvió en una taza y le agrego chocolate en polvo para darle sabor. Puso galletas de vainilla en un plato y me lo entregó.

-Muchas gracias Ros.- dije tomando mi plato.

En eso escuche a Sebastián bajar y quise esconderme pero ya me había visto.

-¡Sebastián! ¡Tapate!.- le dije dado a qué venía en bóxers.

-¡Compórtate!.- dijo Rosalie.

-¿No que no tenías hambre?.- dijo mientras me pasaba de lado.

-Ten un poco de respeto por las personas.- dije molesta.

-Si como digas.- me dijo sirviéndose un vaso de agua.

Yo solo tome otra galleta, ya sin prestarle atención.

-Ros, necesitamos hablar.- le dijo a Rosalie mientras se iba.

El salió de la cocina.

-Ya me van a regañar.- dijo Ros preocupada.

-No, no creo. Oye Ros.- le dije con una sonrisa.- ¿por qué Sebastián es así?.- le pregunte.

-El ah tenido una infancia difícil, cuando tenía 9. Sus padres se separaron. Su padre dejo a su madre sin ningún peso, y planeaba dejarla en la calle sin nada. El desbastado, hizo todo por arrebatarle todo, hasta la fecha. Y hubo un tiempo que su padre no dejaba que Sebastián viera a sus hermanos. Creo que ahora es igual. Su padre dice que un castigo, por qué cuando Sebastián vivía con sus padres, peleaban diario y el amenazo con irse pero su padre se enfureció más y lo corrió de la casa. Su padre se quería quedarse con todo. Por eso el le tiene algo de odio, y quiere vengarse ahora el. Aveces su padre viene aquí y ya no se llevan tan mal. Pero obvio le tiene rencor. Ya que no lo dejan ver a sus hermanos.Y por eso quiere casarse contigo, solo por vengarse, y que le dejen ver a sus hermanos. Yo le digo que esta mal, y que debe arreglarlo de otra manera, pero al parecer no me escucha.- me dijo triste.

-Oh pobre, pero creo que no se compara con lo que me pasó a mi.- dije por lo bajo.

-¿Qué te pasó pequeña?.- dijo sentándose a lado mío.

-Mi padre murió cuando era pequeña. Y mi madre hace unos días, solo me queda mi abuela y eso no tengo dinero para mantenerla bien, por eso acepté casarme con Sebastián, él me ayudara.

-Pienso que es un buen trato, pero tendrá sus consecuencias hija, voy a dormir. Buenas noches.- me dijo mientras me daba un beso y subía las escaleras.

Así que decidí subir a mi habitación e ir a dormir. Pero no podía el calor no me dejaba. Y no había ni ventilador ni aire acondicionado. Así que me levante para abrir la ventana. Tome mi celular y vi que eran las 2 de la mañana y yo aún no podía dormir.

Sra. VillalobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora