Vamos en el auto de Gabriel, creo que todos estamos algo nerviosos, en una hora es mi cita con la doctora, bueno pequeñito hoy te conocere pienso como si pudiera hablarle internamente a quien vive en mi vientre.
Tuve que ir muy temprano a la universidad para entregar una asignación, ya que por la cita médica no iria a ver clases. Hemos pensado en ir luego de la cita a mirar cunas y mobiliario para la habitación del bebé, hasta la 1 de la tarde porque debo ir a trabajar.
Me da miedo el cómo éste bebé cambiara mi vida, pero ya no soy una adolescente, estoy a punto de ser una profesional, tengo un trabajo donde me siento cómoda, un techo que ofrecerle y aunque no fue planeado ni fue la manera en que planee comenzar una familia, estoy dispuesta a que seamos nosotros dos contra el mundo; aunque no me niego a la posibilidad de una relación futura, la persona que llegue tendra que enamorarse de dos y no de uno.
Este pequeñito me ha ayudado a centrarme tanto en él y en su futuro que el hecho de que Peter no lo haya querido realmente no me ha afectado, sé qué en algún momento él me preguntara por su papá, pero aún tengo tiempo antes de que esto pase. Quizás porque ya lo había dejado de querer hace un tiempo y realmente aunque él hubiese estado dispuesto a ser el padre, no quería para nada volver a retomar nuestra relación.
Gabe me pregunta algo respecto a la dirección, le respondo y luego me recuesto en el pecho de Erick que va en el asiento trasero junto conmigo.
—Princesa, ¿Sabes que será tu compañero o compañera de por vida, cierto? —me pregunta mientras acaricia mi cabello y yo asiento.
—¿En tus planes esta tener hijos? —Subo la cara para verlo, pero él ve hacia la nada a través de la ventana, así que hago lo mismo.
—No te voy a negar que quiero hijos — rie toscamente y me sobresalto ya que el sonido en su pecho me toma por sorpresa—pero aún no. A pesar de que tengo 24 años y estoy feliz con mi trabajo, quiero ser ... Más estable.
—¿Y si llegara de sorpresa? — Me separo de su pecho y me siento para quedar cara a cara mientras conversamos, Erick es un hombre de mirada profunda, sus ojos son marrones es el unico de nosotros de ojos oscuros, ya que Drake los tiene azules y Gabe grises. Realmente hablar con Erick es muy ameno y tranquilizante.
—Gracias a Dios se utilizar un condon y aunque ya pase esa etapa de estar con varias chicas, si un hijo llega de sorpresa pues sera bienvenido, al fin y al cabo es mi responsabilidad.
Le sonrio satisfecha y él me atrae y luego besa mi cabello. Podre tener 50 años, pero para ellos siempre sere la hermana menor o la consentida a quien cuidar. Eso no me hizo malcriada, pues aunque parezcan un desastre son hombres bastante centrados y responsables.
El carro se detiene, bajamos y nos dirigimos al tercer piso. Ya este recorrido lo he hecho varias ocasiones pues decidí que seguiria en consulta con mi ginecologa de siempre. Llego donde la secretaria que me saluda sonriente
—Llamé para una cita, quisiera corroborar la información—le comento.
—Claro. ¿Apellido?
— Kent
—Aquí está —dice luego de revisar la libreta—Espera unos minutos, apenas entró la chica que iba antes de ti.
—Gracias — le sonrió y voy a sentarme con los chicos.
—¿Entraremos todos? — pregunta Drake algo incómodo.
— Si, ¿por qué?
—Es que mira como nos ven —paso la mirada por la sala y hay algunas miradas indiscretas y otras que disimulan, pero eventualmente se posan en nosotros, vuelvo a mirar a Drake.
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Un Descuido de Gran Cuidado
Ficção AdolescenteCuando algo ocurre sin ser planeado, suele ser por algún descuido, no? Lo que no es calculable es que tan grande sera la responsabilidad o la consecuencia, pues todo depende de que tan grave sea el descuido. Abigail Kent tiene 22 años, es estud...