Dicen que después de la tormenta viene la calma, ¿no?
Buen chiste, pues no. Hace unas semanas tuve una gran discrusión con mi padre con el cual vivía, decía que no le gustaban mis gustos ni mis hobbies, pero ¿quién coño es él para decirme cómo debo ser? Mi padre, bueno, sí, pero no si tienes diecinueve años joder.
No soy la típica fresita que le gusta ir de compras, que busca un principe azul, eso son mierdas. Yo juego al fútbol y escucho rock. Pero no, para él eso es de tíos, y por eso me fui, y no creais que me arrepiento. Para nada.
Ahora estoy viviendo con mi mejor amiga Julia, pagando a pachas un piso. Días después de pirarme de esa puta casa encontré trabajo en una cafetería, no en un starbucks, eso es de pijos. Trabajo en un sitio en el cual ponen buena música y para mí es lo mejor, los horarios están bien, pagan lo que me tienen que pagar y tengo copas gratis. Pues de puta madre joder.
Y eso.
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No soy la típica fresita.
Подростковая литература-¡Largate de aquí, tú ya no eres mi hija!- hijo de puta. -¡Qué te den!- dije colgando la mochila al hombro y saliendo de casa.