— Kiara no, no puedo ir
— ¡Happy! — chilló desde el otro lado de la línea, separé unos centímetros el telefono, a ese paso me va a dejar sorda — Hoy abrieron Vitaliet, ¿Comprendes eso? ¡Es Vitaliet! Si no vamos hoy, después no podremos.
— Kiara te estoy diciendo que no voy a ir y punto — hablé en tono firme, solo así se le podía hablar a la chica que nunca le niegan nada.
No respondió y yo sólo colgué, ya había logrado molestarme con sus lloriqueos, de mala gana guardé las cubetas y esponjas en su lugar, finalmente habíamos terminado de limpiar la casa después de casi toda la mañana de estar fregando paredes de asqueroso huevo, ahora tengo un serio trauma con los huevos.
«¿En serio, Jeremy? ¿huevos? — pensé — ¿Por qué huevos? ¿Por qué no harina, o siquiera por qué lo tenías que devolver?»
— ¿Problemas? — la voz de Walter me sobresaltó, tenía una mueca tratando de contener una sonrisa.
Rodando los ojos, le arrebaté la cubeta de las manos y la coloqué en su lugar.
Cuando lo mire de nuevo ya estaba sonriendo, burlón. Desgraciado.
— ¿Sabes que te ves ridícula con esa pijama? — me insultó con la misma sonrisa.
Ahora si quise golpearlo, me acerqué asesinándolo con la mirada.
— ¿No te gusta?
— No — respondió encogiendo los hombros.
— Pues no me importa — llegué hasta quedar a centímetros de él, no tenía que levantar la mirada porque éramos casi del mismo tamaño — Yo no me visto para gustarle a nadie.
— Eso no parece cuando andas con el uniforme de animadora — se inclinó unos centímetros llegando hasta mis ojos — Te mueves para llamar la atención de todos.
Mi boca cayó abierta. ¡Cretino!
— No por nada eres la capitana de las animadoras...
— Lo soy por mi talento — corregí apretando los labios, me estaba insultando en mi cara, y aun así se reía el muy cínico.
Se separó para soltar una seca y única carcajada, cualquier otro que lo viera pensaría que está bromeando, que solo es una jugarreta de amigos.
Pero primero; no somos ni amigos, y segundo; Walter Hyland es bien conocido por ser sarcástico, irónico y odioso.
— Será el talento de mover el trasero — dijo .
Levanté mi mano dispuesta a darle una cachetada que le doliera por una semana, es mas, si podía dejarle un moretón y tirarle un par de dientes mejor.
Pero nada de eso pasó, él atrapó mi muñeca antes de poder hacerle siquiera un rasguño, fui más rápida y cerré el puño de la otra mano dándole un buen golpe.
— Tengo dos manos, imbécil.
Me solté de su agarre y me aparté varios metros, él estaba mirándome molesto con la mano en la mandíbula, no le debí de dar tan fuerte pero algo le dolió.
Él se lo buscó.
Caminé hasta puerta que daba salida al pequeño almacén, salí dejandolo molesto y solo.
— ¡Cretino! — grité.
...
Escuché como giraban el pestillo de la puerta de enfrente, inmediatamente di un respingo y salté del sillón, eran mis padres. Recogí todo lo posible las palomitas en la mesa del centro y apague la pantalla, venían llegando después de dos días de estar lejos.
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Infantiles
Teen Fiction"Lo que más me gusta de ti es la seriedad con la que inventas disparates" Perfección. Esa palabra que persigue a todos, así como todos la buscamos. Happy quiere enorgullecer a su madre es por esto que se disfraza de una hueca porrista, rigurosament...