Si bien por fuera la casa parecía bastante nueva, los escalones crujían demasiado cada que los pisaban, al igual que las puertas, rechinando cada vez que las abrías.
Subimos vagamente al primer piso y donde nos topamos con un amplio estudio. Sin divisiones ni muchos muebles. Un espacio amplio con muchas ventanas y suplementos de arte como lienzos, un atril y demasiados tipos de pinturas.
Habíamos estado hablando en el bar sobre lo que me interesaría ver su trabajo, pero para ser sinceros fue idea suya. Se pasaba los días haciendo lo mismo, tomando un café por las mañanas y pintando ideas, que se habían vuelto absurdas con el paso del tiempo, para hacer algo. Quería variar en su rutina, hablar más con alguien, compartir conocimientos, y bueno, yo también. Tal vez sonaba demasiado rápido, como de alguna forma le había confesado, nos conocíamos hace un día, pero estaba bueno*, y se notaba a leguas que era homosexual, ¿por qué iba a quejarme?
-¿Y bien?- pregunto mientras me paseaba por la habitación viendo sus trabajos.
Cada uno era completamente diferente al anterior, cada uno expresaba cosas diferentes y decía algo. No era quien para juzgar de pintura, la verdad es que a penas si tenía ideas de algunos grandes artistas, pero a lo que a mi concernía, eran fantásticos.
-Son increíbles...-susurre, prestándole atención a uso de una mujer descalza, caminando por un camino oscuro y sombrío, siguiendo a lo que parecía ser un tren, una luz muy potente.
-Vamos, te traje aquí para ser objetivo, necesito algo más que tontos halagos.- reprocho mis palabras, rodando sus ojos.
-Creí que me trajiste aquí para tener sexo- bromee, él rio, colocando una sonrisa torcida en su rostro, y formando una pequeña arruga donde a ciertas personas se les formaban hoyuelos. Era realmente atractivo, Dios, deseaba que se lo tomase en serio. -Pero, volviendo al tema de las pinturas déjame decirte que no puedo hacer otra cosa más que alagarte.- levante mis hombros expresando que ya no había nada más que decir. -Siento que podría quedarme viéndolos horas y horas y cada vez les encontraría mas detalles y sacaría mas conclusiones, claro, eso si no me explota la cabeza de tanto pensar antes.
-Suenas como yo ayer, cuando intentaba explicarle a mi hermano que te había conocido.- carcajeo levemente. -Creo que nunca me había fijado tanto en los detalles del rostro de una persona, ¿Sabias que cuando estas a punto de reír fuerte mente, antes de eso inflas tus mejillas?- me pregunto, acercándose y rosando mis labios con su mano, señalando mis pómulos.
Nuestras respiraciones se chocaban y mezclaban formando una. Demonios que quería besarlo, quería tenerlo cerca, hundir las yemas de mis dedos en su pelo, y enredarlo lentamente. Pero también tenía miedo de hacer algo mal.
-¿No sales hace tiempo con personas no?- bromee, aun demasiado cerca de él.
-No- rio inclinando su cabeza y moviéndola hasta dejarme aun lado de mi cuello. Donde pude sentir su respiración pesada. -¿Que tal si vemos las fotos que me tomaste ayer?- susurro en mi oído, para luego, sin mover más que sus manos, tomar el morral que se encontraba a un lado de mi cadera, donde estaba la cámara. Al agarrarla, se separo de mí. Maldita sea.
Tumbados en un sillón viejo que estaba pegado a la ventana, nos encontrábamos revisando mis fotos.
Debía admitir que me sentía bastante nervioso, cada una de ellas era especial y tenía su significado, al menos para mí, no quería tener mal entendidos ni confusiones.
-Salí realmente tonto- expreso al ver su foto, sonriendo -Por favor bórrala- rio, tomando mi cámara y alzándola a su izquierda para que no pudiese tomarla.
Con todo mi esfuerzo, me arrodille en mi lugar e intente alcanzarla, pero era inútil. Gerard me llevaba unos diez centímetros y su brazo era demasiado largo como para que lo alcanzara. Siempre había sido una persona torpe. En uno de mis intentos caí sobre él.
-Dámela- volví a insistir frunciendo el ceño, como un niño pequeño reclamando sus d0ulces.
-No- rio, ayudándome a levantarme, colocando su mano en mi cuello, acercando su rostro al mío, otra vez. -Pienso eliminarla.- repitió.
-Hazlo- sonreí sobre sus labios. -Tengo una copia en mi ordenador.- reí, él solo alejo mi cara con una de sus manos y con la otra aparto la cámara en una mesita de café que se encontraba su lado.
-Hare que la borres- dijo llevando abrazando sus rodillas, llevándolas por encima del cojín.
-¿Como piensas hacer eso? Amo esa foto, no pienso hacerlo- enarque una ceja, él solo continuo sonriendo.
-Un día y ya te tengo así de acorralado, me gusta.- bromeo -No entiendo cómo te puede gustar, salí ridículo, espero que n trabajes para ninguna revista o algo así.- solo negué con la cabeza.
-Solo me gusta.- Mire al frente. -Tienes esa mirada pensativa y cautivadora, estas dibujando, pero no parece que estas pensando en eso.- le dije, tratando de hacerlo entender con movimientos de las manos. -¿En qué pensabas?- me gire, buscando conectar sus ojos. Él solo rio nerviosamente hacia abajo.
-Supongo que estaba pensando en la vida- rodo los ojos.
-¿La vida?- solté una suave carcajada.
-Si, lo asquerosa y monótona que es mi vida- rio para sí mismo. -En lo que mis padres creen que soy, que es lo que "debería" ser, y claramente no soy.
-No puedes decir eso, a penas te conozco, pero creo que eres una persona increíble- sonreí golpeando un poco su hombro.
-No.- negó con su cabeza. -Se que estas malditamente bueno*, pero eso no va a convencerme de que no soy un ser inútil e imbécil.- miro hacia su ventana. -Soy un idiota, tendría que estar estudiando en la facultad, e intentando ser alguien en la vida, en vez de estar aquí fingiendo ser un universitario, que se pasa sus días dibujando en un parque, y ahora, estando en su casa con un desconocido.
-Un desconocido que esta bueno- bromee, él rio.
-No importa.
A penas agrego esas dos palabras, despreocupadamente, tomo mi rostro firmemente y lo acerco al suyo. Rápidamente, comenzó a besarme desesperadamente y yo simplemente lo seguí. Había estado esperando este momento por las últimas veinticuatro horas y, Dios, que era mejor de lo que había pensado.
Nuestras lenguas se entrelazaban para luego separarse, haciéndome sentir pequeños choques eléctricos cada vez que se volvían a rozar.
De a poco, Gerard comenzó a avanzar con su cuerpo para terminar encima del mío, que estaba recostado en el sillón. Sus rodillas abrazaban mis muslos y su pelo acariciaba mi rostro, mientras que sus besos, por más bruscos que eran, sabían dulces y tenían un lado suave y empalagoso.
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*esta expresión se usa mucho en Argentina cuando una persona te parece atractiva. Lo siento si les saco de contexto porque no se les hace muy común, quería sonar natural y no iba a poner palabras sofisticadas.
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Felices reyes magos, espero que este haya sido un regalo agradable. :)
Yes, Gerard tops ♥
si quieren les dejo en los comentarios unas fotos de como me los imagino a ambos, pero por supuesto pueden usar su imaginacion ♥
nos leemos.
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Runaway | Frerard
FanfictionFrank Iero, un fotografo que escapa de su abrumadora vida para recorrer el mundo. Un mes en una ciudad diferente es el plan que lleva desde hace unos años y sigue sonando bastante bien. No tiene que preocuparse por seguir una rutina o tener horarios...