Miré esos ojos negros llenos de maldad y odio, podía ver su rabia y furia. Mi piel al igual que mi corazón se heló del miedo cuando sonrió de una manera vil y sádica. Tomó de mi brazo con una fuerza que de seguro tendría las marcas de sus mugrientos dedos en mis frágiles brazos. Me llevó al patio de Kendall y no había nadie, todos adentro estaban celebrando mi cumpleaños y yo afuera con el diablo de mi vida en persona. Lo habían encerrado en la prisión hace unos años atrás, pero él este frente mío... consiguió la libertad.
— ¿Disfrutando tu cumpleaños, bebé? — un vuelco en mi estómago hizo que quisiera vomitar, tuve que respirar para poder calmarme.
—Ahora que llegaste tú, la verdad que no— me maldije al pronunciar las palabras, porque agarró mi cuello y me pegó al tronco del árbol que estaba ahora apoyada. Mis pulmones quemaban unos segundos más tarde, no podía respirar—Suéltame, sué...ltame
Pronuncié sin voz, estaba mareándome y veía puntos de colores a los costados de mi vista. Aflojó el agarre y caí de rodillas al suelo, lo que fue un gran error ya que vi su pie subirse y darme una patada justo en la boca, el dolor me recorrió de la cabeza a los pies y pude ver sangre bajar de mi boca y escupí. Me tiró boca arriba y se puso a horcajadas de mí. Tomó el recogido que me tomó horas y empezó a estirar mis cabellos con desesperación empecé a gritar.
— ¡Me expusiste en televisión, puta! — Me dio una bofetada que dobló mi cabeza fuertemente, sentía que me arrancaba mis cabellos con desesperación—
— ¡Auxilio! ¡Por favor! — grité a todo pulmón presa del pánico que me invadía, me volvió a abofetear con toda la fuerza de hombre que tenía.
— ¿___________?— gritó Kendall desde adentro de la casa, apagaron la música y solo se oían susurros. John rió irónicamente y me tapó la boca con su gran mano cuando intenté gritar y con la otra sacó una navaja de su bolsillo. Abrí mis ojos a tope y él rió mientras observaba la hoja afilada.
— ¿La recuerdas? Con esta traté de matarte— me hizo parar y mordí su mano y aproveché que sacó la mano de mi boca.
— ¡Kendall por favor! ¡Estoy afuera, ayúdame! — sollocé pero cuando Kendall salió al patio, John se cubrió la cara con un pasamontañas de su bolsillo, me sonrió de nuevo. Pero como Kendall estaba a unos metros la guardó y escapó de la casa, mi respiración estaba agitada y de mis ojos salieron lágrimas de desesperación y miedo que lo que podría venir más tarde ¿Cómo me encontró? Me había mudado y él no sabía nada de mí. Seguía perdida, con mis rodillas en el suelo, mi cara seguramente ensangrentada y mi pelo revuelto ¿Acaso no podía ser una persona normal? ¿Con una vida normal? Era desgracia seguida de otra desgracia. Kendall llegó corriendo y se puso de rodillas al frente mío, no podía mirarlo, estaba perdida... me sentía en shock de lo que acaba de pasar. Sacudía mis hombros con desesperación pero no respondía en nada, con mucha fuerza de voluntad lo miré a esos ojos que brillaban en la oscuridad y la luz de la luna, sus rasgos eran simplemente hermosos y perfectos, tallados por los dioses.
— ¿Estás bien? Pero mírate _____________, princesa ¿Qué pasó? — negué con la cabeza, él me ayudó a pararme y empecé a llorar fuertemente, mientras lo abrazaba necesitaba desesperadamente su protección, necesitaba saber que todo iba a estar bien, que nada podría pasarme. Me cargó en sus brazos y entramos a la casa repleta de personas. Todos se callaron mientras subía las escaleras con Kendall, me dejó en su habitación y sacó el botiquín de primeros auxilios y limpiaba mis heridas. Seguía con la mirada perdida y llorando como nunca. Prendió la lamparilla de su costado y me sentía pésimo, necesitaba desaparecer del mundo ahora mismo.
—Él volvió— pude decir, trabándome y trastabillando en mis palabras, necesitaba algo... y no sabía que era.
— ¿Qué...—
—John está aquí— lo miré con mis ojos lagrime antes— Quiere matarme y terminar lo que no pudo hacer nunca.
Kendall no dijo nada, abrió los ojos y frunció su ceño, tomé mis cabellos con mis manos y los estiré con desesperación interna al no saber que hacer en esta situación ¿Cómo mierda me encontró?
—Mi vida está llena de mierda— lloré más y Kendall me envolvió en sus brazos, un gesto protector que llenó mi alma de dulzura
—No mi amor, estoy aquí para cuidarte— agarró mi cara con sus manos y plantó un beso dulce en mis labios y le seguí el beso con ganas, mezclados con mis lágrimas. Mis ojos seguían cerrando, negando la realidad que vivía ahora—Nada te pasará mientras yo viva princesa. Daría mi vida por ti, eres lo mejor que he tenido en mi vida.
—Kendall...—
—Te amo, ___________—
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Gritos Silenciosos (Kendall Schmidt)
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