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XLV

*POV ARYA*

05/04/2022 11:26

Dylan estaba en clase cuando sonó la puerta. 

-Izan...-Susurré al verle, y tal como hizo su hermano se tiró a mis brazos llorando.- ¿Qué te pasa?- Le pregunté, él negó con la cabeza y se quedo completamente en silencio.

Le deje que se sentará y le preparé un té calentito, quizás no fuera mucho, pero a mi me animaba bastante. Me senté a su lado.

-¿Me cuentas?

-Mis padres se divorcian por culpa de Dan...

-¿Cómo lo sabes?- Le pregunté a la vez que ponía una mano en su espalda.

-Los escuché, mamá gritaba y gritaba a mi padre, echándole la culpa de tenernos abandonados porque nunca está en casa, y siempre que están pues acaban yendo a visitar a la familia a la ciudad, y así... Él admitía que pudo haber hecho con Dan lo mismo que hizo conmigo... pero que no quisó, y mamá a su vez reconoció que yo era su favorito... y que por eso, Dan acabo como acabo... 

-Eso es hiriente hacía tu hermano.

-Lo peor es que quedó en los oídos de mis dos hermanos pequeños... y comenzaron a discutir entre ellos, y a echar desaires a nuestros padres... y vamos, que la situación en casa es un decible... He escuchado cada cosa que preferiría callarme de por vida.

-Venga, Izan, de estas cosas se sale.

-He perdido la beca.-Confesó.

-¿Cómo?

-No iba  a clase desde el trimestre pasado, y me la han denegado...- A cada poco entendía mas por lo que estaba pasando Izan, había perdido a su hermano, a su familia y a su futuro... Buscado o no, mas culpable o menos... le entendía.

Me acerqué a él.

-Tranquilízate... y quédate en mi casa un par de días, podrás relajarte y pensar en otras cosas. ¿Quizás en Clarie?-Le sonreí.

-¿Sabes qué es lesbiana y se acuesta con varias chicas de tu prostíbulo, no?- Me sonrió ante la cara que había puesto.- No sabes consolar, Arya.

Negué con la cabeza y me encogí de hombros.

-Pero... Escucho bien, ¿No?- Él río.

-Sí. ¿Tienes algo de ropa que prestarme?

Le miré de arriba a bajo, él siempre había sido muy atractivo a su manera, bastante delgado, fuerte, rubio de ojos claros... y vestía de una manera que me hacía sentirme atraída incluso a mí.

-Siempre. ¿Quieres una faldita?- Le saqué la lengua, y él sonrío de nuevo.

-Me gusta ir mona, así que sí.

Siempre me había fascinado la capacidad que tenía Izan de pasar de un estado a otro en cuestión de segundos.

Le dejé que se quedará en mi casa, quizás era lo menos que podía hacer por una persona que en el fondo siempre había estado allí apoyándome.