N/A: [Éste capítulo contiene una escena explícita referente al sexo, en un sueño por si alguien no le agrada puede brincarse esa parte pero quizá se pierdan algo importante y después no sepan que pasó.]
—¿Podemos irnos? —preguntó ella mirando otro lado y soltando su mano. No le había gustado sentir esa atracción, no podía, quería seguir con su plan pero él era muy ágil actuando.—Bien, vamos.
Llegaron y Luna subió directamente a su habitación después de darle las gracias por el desayuno y lo que hizo en el parque. Se despojó del vestido azul y tocaron a la puerta.
—Pasa Samanta.
Se agachó buscando las pantuflas y escuchó una tos a sus espaldas.
—No soy Samanta pero dijiste pasa. —Luna se puso nerviosa y se levantó en ropa interior apenada. «Vamos que si era Samanta no tenía nada de malo que me viera, somos mujeres.» Vuelve a notar su mirada acosadora pero sus piernas no se mueven para escapar de sus garras.
«Sé que tengo que ganar su confianza pero no quiero besarlo. Se creerá más dueño de mi y yo lo que quiero es irme. Pero si no gano su confianza nunca estaré fuera de todo y aunque ni yo misma lo pueda creer no quiero que mi padre muera en la cárcel.»
Mientras Luna se engañaba, él la miraba descaradamente, veía sus piernas tan bien moldeadas y más blancas que el color de su rostro, tenía las caderas anchas y una cintura tan pequeña como la de una avispa, sus pechos no eran grandes pero los tenía tan bien formados que quería volver a verlos y pecar con ellos. Su cuello era delgado sin exagerar y su clavículas se asomaban dándole un toque perfecto. Su rostro era confuso pero no tenía su mirada puesta en él así que siguió mirándola, sus finos labios eran demasiado pálidos, y su nariz era tan pequeña y respingona, sus ojos no eran muy grandes pero las pestañas si eran demasiado grandes y ese color miel que la hacía más inocente «una inocencia que le fue arrebatada», de un momento a otro sus ojos se en tornaron al notar la lujuria en los de Alex.
—¿Querías algo? —preguntó ella.
—Quería... sólo decirte que la merienda es a las dos por si querías acompañarnos.
—Está bien, me lo pensaré.
Abandonó su habitación y ella se dejó caer sobre la cama con la respiración entre cortada. No creyendo posible que cada que lo veía le pasaba lo mismo.
Pasó toda la tarde ahí en la habitación mirando por el balcón sin bajar a comer, no quería estar en una guerra de miradas con Marie por lo tanto el paisaje del atardecer le fue suficiente para no enloquecer más. Había sido un día demasiado sofocante y extraño. Por más que quisiera le sería difícil estar más tiempo sin probar sus labios. Prendió el televisor y empezó a escuchar música su única acompañante.
En cambio Alex charlaba con el padre de Luna, preguntaba por como estaba y simplemente Alex respondía que lo odiaba.
Quiso ir a ver a Luna porque no bajó a comer pero estar alejados un poco le haría bien. Sin embargo por la tarde que iba saliendo se giró y la vio en el balcón de su habitación. Su mirada estaba sobre el cielo.
Entonces recordó lo que había dicho su padre de ella y se fue a toda velocidad.
Luna lo observó irse y después se adentró bajo las sabanas. Miró el arreglo de rosas que se marchitaban entonces lo sacó a la oscuridad de la noche que apenas caía y lo dejó allí para que el sereno se llevara la tristeza de cada pétalo.
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LA PRISIÓN DE LUNA
Romance-Estoy prisionera de un sueño, prisionera de ti Alexandre. K ♥