El Escape

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~(TN)~

-Muy bien. Es hora de acabar con esto-

Liberé el aire de mis pulmones y lista para la acción.

Hecho un vistazo:
Un tipo en el puesto de Hot-Dogs
Uno en la banca del parque a la izquierda.
La anciana con el perro se ve sospechosa, no le quitaré los ojos de encima.
Y unos metros más adelante está Black (No, no es su nombre. Pero alguien que arruine tanto mi existencia merce por lo menos un nombre maléfico...y siempre anda de negro) el cabecilla de toda esta tortura.

-Bien, puedo hacerlo-

Llevaba casi 27 minutos exactos escondida en esta tienda.
Mi gran interés por las latas de comida parecía ya no convencer al vendedor, así que debía hacer algo.

Okay. Hay una estación de metrobus a 12 o 13 metros de la tienda. El último salió hace como 10 minutos y como son líneas diferentes, el próximo no debe tardar mucho.
Necesito camuflaje.
¡Oh, miren! La señora con el hijo rechoncho saldrán de la tienda.
Perfecto.

Ajusté mi mochila.
Si llego a perderla... O perder lo que está dentro de ella...¡Dios! No quiero ni imaginarlo. El fin, simplemente sería el fin.

Me acerqué a la caja y pagé por un refresco.
¡Ha! El de los HotDogs se puso alerta.
Malditos bastardos. Acabaré con ustedes pronto.

La 'señora camuflaje' estaba a punto de salir.

-¡Disculpe! Usted...eh, lamento molestarla, no veo muy bien, sabe? Y creo que he perdido mis lentes. Necesito tomar un metrobus pero no distingo los carteles, sería tan amable de...-

-¡Oh, pobre muchachita! - Me interrumpió - Por supuesto dulzura, ven conmigo-
Tomó de mi mano y me jaló fuera de la tienda.
Me exhalté por un momento.

-Ah! Solo...necesito cubrir mis ojos- dije mientras entrecerraba mucho mis ojos.
Sip. Me gusta meterle drama.

-Lo siento cariño, yo...ah! Esto servirá- y me extiendió su periódico.

-Gracias- tapé mi cara con el papel y salí con la señora y su gordo retoño.
Nos dirigimos a la estación. De reojo puedo ver como el de la banca y el de los HotDogs se juntaban al final del parque. Susurrando. Debía apresurarme.
La amable señora intentaba charlar, pero no podía concentrarme. ¡Los tipos están acercándose!
Nos pusimos en fila para entrar en la estación.

-Bien cariño, ¿a dónde necesitas llegar?-

- Al aeropuerto -

- Correcto. Los microbuses del aeropuerto son los azules. Estoy segura que puedes distinguirlos. ¿Qué ruta te sirve? La del norte es mucho mas rápida que la de...-

¡Están mas cerca!

Lo siento, pequeño niño rechoncho.

Finjí tropezar un poco y clavé una minúscula aguja en el hombro del pequeño. Este se desmayó y tumbó la fila hacia atrás.
Su madre, aterrorizada lo cogió por las costillas ( Si es que las tiene) mientras gritaba su nombre.
Este pequeño acto llama la atención de la gente... Y los guardias.
Perfecto.
Se reúnen con el niño y aproveché para entrar en la estación.
Los tipos malos están atascados por el aglomerado. Me asomé al vidrio y con uns sonrisa les hice un gesto de amabilidad pura: .l.
Y entré en el metrobus que se estacionó.

Mala suerte.

Desde el microbus (supongo que de ahí, porque no la ví en ningún otro maldito lugar) salió la anciana con el perro y me tomó por el cuello. Tenía una aguja...con un líquido de dudosa procedencia.

-¿Ibas a algún lado? - Sonríe y pude ver un asqueroso diente manchado con labial.

- ¿Y las galletitas, abuela?-

- Calla, estúpida mocosa ¡Dame esa mochila! - Y amenazó con clavar la aguja en mi estómago.

-Okay. Tranquila Abu, le dará un paro - dije mientras me sacaba la mochila lentamente -

-Cierra el pico -

Detrás de nosotros, los otros tipos se abrían paso entre la gente.

De un rápido movimiento, le propiné una patada al animal.
Lo siento amigo, los haré pagar por esto.
Este sale proyectado hacia un lado y la correa que los une tiró de la anciana. Aproveché para golpear la mano que lleva la aguja con la mochila y salió volando.
Se acerca el microbus.
Corrí hacia el, los tipos van tras de mi. Entré por la segunda compuerta y ellos por la tercera. Me agaché y se escucha murmullos y quejas por los empujones. Me escabullía, quiero que esto termine pronto... Y el bus arrancó.

¡Oh! Los veo...¡los veo!

Se alejaban.
Se van en el bus. Salí por la primera compuerta justo a tiempo. Me escondí tras las puertas.
La anciana ya no estaba. Ni Black.

Luego vino el autobus del camino largo hacia el aeropuerto. Había escapado por suerte. Podía dormir un poco, hoy; después de tantos días.

Subí y me senté lejos de las ventanas. Cubrí mi cabeza con la capucha y coloqué la mochila en mis piernas. La abracé con fuerza.

Ya pronto seré libre.
Y me quedé dormida.

En el aeropuerto, tomé el avión del primer boleto que pude robar.

Iré  a … (la información será confidencial para evitarme conflictos)

Ojalá tarden en llegar, bastardos.

Pero no. Están en todas partes.
Al menos tendré tiempo para planear algo.
Supongo
Si algo o ALGUIEN no me interrumpe. Todo saldrá perfecto.

La Culpa Es De AsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora