En la mañana, ambos muchachos hicieron lo posible por arreglarse.
Como si fuera poca la amabilidad de Zinaida, ella misma les compró ropa nueva y la mandó con un encargado muy temprano en la mañana, esperando que les gustara.
-No sé, amigo...-decía Abey inspeccionando la ropa- ¿No crees que estamos abusando?
-¿Abusando?-Hendrix arqueó una ceja- Pero si no le hemos pedido absolutamente nada, anda, ve a vestirte, se nos hará tarde. Luego de desayunar daremos las gracias y nos iremos.
A las siete en punto Abey y Hendrix bajaron las escaleras hasta el comedor. Esta vez, ya con suficiente luz pudieron apreciar que las escaleras eran de mármol blanco y la alfombra era roja tirando a violeta. El resto del recibidor también era de mármol, las paredes eran de un beige claro con molduras café obscuro.
Entraron al comedor y para sorpresa de ambos, el resto de los huéspedes ya estaban sentados en la mesa.
-Un minuto tarde- se quejaba una mujer adulta de una edad un poco avanzada, sentada al lado de la señorita Zinaida, quien se encontraba en la cabecera de la alargada mesa de madera arreglada por fruteros y velas que ahora se encontraban apagadas.
-Pero señora Péshkov, si usted acaba de llegar-comentó un hombre de unos cuarenta años de edad-.Pasen jóvenes, no se queden ahí mirando -.Hendrix y Abey se encaminaron a la mesa que contenía catorce asientos en total, aunque sólo la mitad estaba ocupada. Abey estaba sentado frente a Hendrix, con los dos muchachos sumados eran nueve personas sentadas en la mesa.-Mucho gusto jovencitos, mi nombre es Pavel.
Mientras hacían la presentación, Zinaida mandó a llamar a las encargados para que sirvieran la comida a la mesa, inmediatamente fueron traídas charolas abastecidas de bliní que rodeaban un gran plato con nata, en otra charola habían panes de centeno, cereales y un gran jamón; mientras que al último fueron traídas a la mesa un par de jarras que hacían juego con el resto de la vasija, blanca con decoraciones de flores, las cuales contenían té calentito y humeante.
Tanto Abey como Hendrix se sentían emocionados por ver tanto alimento frente a ellos, pero aún así trataron de disimularlo lo más que pudieron, a tal grado que sólo leyendo sus pensamientos alguien podría saber lo que realmente sentían en aquel momento.
Entre la señora Péshkov y Pavel había una jovencita de unos veinte años de edad que se mantenía muy derecha y era muy cuidadosa de apenas abrir la boca para dejar entrar la comida, aquella joven llamó la atención de Abey por parecer tan fina, atención que duró hasta que la señora Péshkov le clavara una mirada que claramente decía "¿Qué demonios estás mirando?".
El desayuno fue muy silencioso hasta que Zinaida inició con un tema de conversación.
-Y... todavía no se han presentado todos, ¿Qué dicen si todos nos presentamos formalmente a nuestros nuevos invitados?
-Me parece buena idea-.dijo Pavel dejando su tenedor de lado mientras se frotaba las manos-Porqué no empiezan ustedes dos, caballeros-dijo señalando a Hendrix y a Abey.
Estos últimos se miraron, y como si pudieran comunicarse con tan sólo verse. Abey comenzó a presentarse.
-Eh... hola, mi nombre es Abey Makogónov y...
-Esto no es una presentación de escuela, niño.- le interrumpió la señora Péshkov.
Abey se quedó callado y totalmente rígido "no tiene porqué ser así..." pensaba Abey "...espera... ¿me dijo niño? Pero qué...", ya ni siquiera tenía hambre. Tanto Hendrix como Zinaida y Pavel mostraron cara de estar molestos pero antes de que pudieran decir algo fueron interrumpidos.
-Hola, Abey-dijo un hombre de treinta años, de apariencia tranquila y amigable, él estaba junto a Zinaida del mismo lado que Abey-.mi nombre es Arsenín Vinográdov, es un gusto conocerte.-Abey le sonrío a Arsenín y esté también sonrió.- ¿Y tú quien eres?- dijo mirando amablemente a Hendrix.
-Yo soy Hendrix Zinoviy.
-Un gusto conocerte, Hendrix- le contestó Arsenín.
Después de un momento de silencio, todas las miradas se fueron hacia alguien que acababa de irrumpir el silencio:
-¡Au!- saltó un joven sentado junto a Arsenín- ¿Por qué me...?- dijo dirigiéndose a Arsenín pero inmediatamente se dio cuenta del propósito de Arsenín y de que todos los miraban-Sí, bien, bien. Mi nombre es Dmitry Ivanov.
-Hola- prosiguió la joven entre Dimitry y Abey- y yo soy Irina, Irina Prójov, mucho gusto- decía dulcemente.
Ya sólo faltaba de presentarse la joven en la que Abey se había fijado.
-Bien, bien-dijo la señora Péshkov en voz alta- y ¿Porqué no nos hablan más de ustedes?- esta vez señaló a Abey y a Hendrix con una cuchara entre sus manos-dígnanos ... ¿en qué trabajan?
Ambos jóvenes se miraron, no tenían algo a lo que se le pudiera llamar "empleo formal", pero hacían varias cosas para ganarse la vida. Ambos odiaban tener que mentir por simple conveniencia. Todos parecían muy interesados en sus respuestas a excepción de Zinaida, quien se mordía el labio discretamente.
-Somos...-empezó Abey mirando con nerviosismo a Hendrix.
-...empresarios independientes.-terminó Hendrix.
No habían mentido, sólo habían dicho la verdad con palabras relativas.
La señora Péshkov pareció estar satisfecha pero aún tenía esa cara de molestia, se levantó y la joven que estaba sentada junto a ella hizo lo mismo.
-Nos retiramos.-dijo la señora.
-Con permiso- habló la señorita quedamente antes de retirarse.
-¿Quién es esa chica?-le preguntó Abey a Pavel.
-¿Ella?-se extrañó Pavel algo distraído- ¡Ah! Te refieres a Yekaterina.
-¿Yekaterina?
-Será mejor que no le tengas puesto el ojo-terció Dmitry-es la hija de la señora "amable".
Hendrix miró extrañado a Abey por un momento, después poco a poco cada individuo fue retirándose: primero se fue la pareja de Dimitry e Irina, después se fue Pavel diciendo:
-Cualquier cosa que necesiten estaré en el cuarto piso. Luego se retiró Arsenín dándole una palmada a Abey como si lo estuviera consolando.
Finalmente se quedaron solos con Zinaida.
-Señorita...-dijo Hendrix poniéndose de pie.
-... hay algo que tenemos que decirle.-terminó Abey, imitando a su amigo y ambos se acercaron a la joven.
-Estamos muy agradecidos por su amabilidad, en verdad lo apreciamos mucho.
-Pero...
-¿Ya tienen que irse?- les interrumpió Zinaida.
-Exacto- contestó Hendrix.
-Entiendo...-prosiguió Zinaida- no los detendré, pero no es ninguna molestia tenerlos aquí, de hecho, varios de los inquilinos parecen estar algo alegres. Cambian al rutina diaria.
Los chicos se miraron y decidieron estar sólo un rato más, aunque Zinaida no parecía estar complacida del todo.
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Gotovy
Adventure¿Cuantas personas se necesitan para emprender una gran aventura? Sólo dos. ¡Ah!... pero claro, no cualquier par de personas: Abey y Hendrix son dos amigos que parecen no tener limites, sobre todo cuando se trata de sacarse cartas de la manga.