Capítulo 36:
-No. Yo tampoco sabía que usted corría- di un mosrdisco a mi sandwich.
-¿Cómo aprendiste?
-Mitchel 'Poponte'- lo miré.
-¿El que anda buscando la policía por hacer carreras ilegales en Londres?- jadeó, yo asentí orgullosa. La puerta se abrió, Liz entró.
-Maldita sea, no sé si pueda acostumbrarme a esto- entró directo a la cocina.
-¿Qué le pasa?- reí.
-Iré a ver- me dio un beso en los labios y se fue a la cocina. Oh oh...¡Que me estaba pasando! Salí corriendo hasta arriba a mi habitación y fui al baño ¡Ay no! El mes me había venido. Esto estaba muy mal, siempre me venía con muchísimo dolor y cambios de humor drásticos, y no traje la maldita pastilla para el dolor. ¡Nisiquiera tengo un maldito tampón! ¡Hace dos días era virgen no usaba esas mierdas! Lo bueno es que si traía toallas femeninas. Me acosté en mi cama y el dolor comenzó a esparcirse, no soportaba más. A la media hora yo estaba apunto de explotar en gritos de dolor, sólo podía llorar como loca. Harry abrió la puerta.
-Aquí estás- entró. Se arrodilló en la cama y me dio un beso en el cabello- Liz ya se fue.
-¡Que bueno! ¡No quiero ver esa perra en mi vida!- grité.
-Jane ¿Qué te pasa?- frunció el ceño.
-¿Qué me pasa? ¡Que no soporto a esa maldita zorra, ni su presencia! ¡¡Nisiquiera lo soporto a usted!!- sollozaba.
-¿Estás llorando? ¿Qué está mal?- dijo preocupada.
-¿Llorando? ¡No!- dije sarcástica- Estoy lavando ropa- me levanté.
-Jane...¿Pasó algo? Dime- se acercó.
-¡Quiero que usted, su hermana y todos se vayan a la mierda!- le lancé una almohada.
-¡¡Estás loca!!
-¿Loca? ¡Si no se larga voy a tirarle un tacón!- miré el suelo y encontré unos de mis zapatos con tacones de aguja de veinte centímetros.
-¡Jane! ¡Cálmate! ¡Vas a sacarme un ojo!- alzó sus manos.
-¡Lo que quiero es arrancarle las bolas! ¡Largo!- lo amenacé con el zapato.
-¡Está bien! ¡Ya me voy!- salió de la habitación. Di un grito y me lancé al colchón, comencé a gritar con la almohada contra mi cara y a patalera, hice todo tipo de posiciones y maniobras para sentirme más cómoda, pero no podía más. Comencé a llorar como si se me hubiera muerto mi tortuga, luego de unos quince minutos Harry volvio a entrar- ¿Cómo estás?
-Mal- lloraba- Estoy mal- hice un puchero. Cambios de humor, Harry se sentó a la par mía.
-¿Por qué? ¿Qué te pasó?- me senté en la cama y Harry acarició mi cabello.
-Me duele...-sollocé.
-¿Qué te duele? ¡Te lastimaste! ¡¿Dónde?!- se levantó.
-¡¡¡No!!!! ¡No me lastimé nada!- grité molesta- Es que no puedo contarle- dije en un hilo de voz.
-¿Por qué no? ¿Te tienen amenazada?
-¡¡No!! ¡Que mierdas dice! ¡Claro que no!- me levanté en dirección contraria a él.
-¡Y entonces! ¡No soy Charles Xavier de los X-men para saber lo que piensas!- me reclamó.
-Me duele...aquí- dirige mi miarda hacia abajo. La expresión de Harry se apanicó por completo, sus ojos se abrieron enormemente.
-¡¡¡¿Quién coño te violó?!!! ¿Fue en e circuito? ¡Dime para matarlo, maldita sea!- dio un golpe en la pared.
-¡¡¡No!!! ¡Es algo...!- grité-...medico-susurré. Maldito, no entendía. Me desesperaba. Harry dio dos pasos atrás, dio media vuelta y salió. Yo me lancé al piso y comencé a dar vueltas como agujas de reloj retorciéndome del dolor. A los cinco minutos la puerta sonó- ¡¡¡¡Que!!!- grité con una voz desgarradora. Harry abrió la puerta un poco y asomó un celular. Yo me levanté y lo tomé- ¿Hola?
-Hola ¡Jane! ¿Cómo estás?- reconocía esa voz. Era el portador del culo más rico de Inglaterra.
-¿Louis?- dije en un sollozo.
-Dime ¿Qué pasa hermosa? ¿Qué sientes?
-Ay culón, me duele el vientre- lloraba.
-Ahhhhhh ¿Te acaba de venir?- reió.
-Si- susurré.
-Pásame al inútil de mi primo- dijo con una voz divertida. Abrí la puerta y ahí estaba Harry sentado al pie de la pared enfrente. Le extendí el celular y él contestó. Yo volví a entrar a la habitación y seguir retorciéndome.
Narra Harry:
-Eres un imbécil, Harold- dijo Louis en carcajadas.
-¿Qué te pasa, culo falso?
-¡Oye oye! Con mi culo no juegues- su voz se tornó seria.
-¿De qué te ríes? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo? ¡Habla!
-¡Que eres un ignorante de mierda!- dio una carcajada- Dime ¿Cómo cuánto pesa esa chica?
-Como 55 kilos ¿Por?- dije preocupado.
-Mira, machote...apunta- corrí a buscar una nota y un lápiz.
-Ya- comencé a escribir.
-Ahorita, al sonido de ya- tronó sus dedos- Vas a una farmacia a Mánchester y compras cuatro análgesicos, apunta el nombre. Bextra 40 mg. Le das dos cápsulas y guardas las otras dos por si le da más dolor en toda la noche.
-¿Y eso qué es? ¿Qué tiene?- dije preocupado.
-Harry....-pausó- ¿Eres o te haces el imbécil? Si es que yo creo que eres, porque ignorar lo que le pasa sólo un idiota como tú puede hacerlo.
-¡Ya basta! ¡Dime que tiene!- dije desesperado.
-¡Muñeco, le vino el mes! ¿Qué crees que es la chica? ¿Extraterrestre, planta o qué?- ¡Mi Dios! ¡Jamás lo imaginé. Ninguna de las mujeres que tenía me notificaba cuando tenían eso, ya hasta se me había olvidado que existía, Louis tenía razón. A Liz le pasaba de vez en cuando pero su dolor n era tan severo. Me sentí de lo más inútil.
-Ohhh- dije y Louis me remedó.
-¡Si si! Eres un idiota, todos lo sabíamos, ahora anota....- me dictó varias cosas y seguí apuntando.
-¿Dónde se supone que voy a encontrar una farmacia abierta a la una de la manañan?- pregunté.
-¡No es mi problema! SI no tratas a esa chica ya mismo, aparte que te odiará por el resto de su vida tendrá ese dolor por seis horas o hasta que se duerma y cuando despierte le dolerá igual ¡Ese bichito sangrante es tuyo no mío!- colgó. Corrí arriba de las escaleras, escuché a Jane sollozando. Tomé mi chaqueta y salí a toda velocidad hacia Londres. Recorrí alrededor de veinte farmacias buscando una abierta, al llegar casi a Blackburn encontré una farmacia pequeña en un callejón. Logré comprar la bendita píldora, compré algunas otras cosas que Louis recetó y regresé a casa. Jane estaba llorando como niña presionando su vientre...
Narra Jane:
Harry entró con un vaso de agua, se sentó a la par mía. Yo me senté, me extendió dos pastillas rosadas. Yo las tomé con el agua que traía, Harry me acarició el cabello, mis lágrimas seguía fluyendo. Harry se levantó y salió, el dolor aún no cesaba. A los minutos Harry volvió a entrar con una bandeja de metal, la puso en la mesa de noche, tomó una taza. Comenzó a sacar el líquido con una cucharita y lo dejaba caer para enfriarlo al tiempo que lo soplaba. Tomo un poco con la cuchara y al sopló, tomó un poco y asintió, me acercó la cuchara y yo tomé...Era té...manzanilla, canela, miel y un toque de yerbabuena, el té que me hacía mamá cuando me venía la menstrauación, a cucharaditas medio el té hasta que se enfrió lo suficiente para darme directo de la taza. Harry tomó otra taza.
-Quítate la ropa- ordenó. ¡Que putas!- No voy a hacerte nada malo- sonrió. El dolor comenzaba a cesar. Me quité la camisa. Quedé en bóxers y sostén. Harry me acomodó delanté de él y comenzó a masajear la barte baja de mi espalda, era algún tipo de aceite, tambien me rodeaba con sus brazos masajeando mi vientre con delicadeza, sentía el olor del aceite y la temperatira entre tibia y caliente en mi abdomen. Mientras masajeaba mi vientre besaba mi hombro por detrás con dulzura, poco a poco el dolor dismunuía- Recuéstate- me recosté. Harry salió de la habitación y regresó ¿Con una plancha? Conectó la plancha y tomó un pañuelo de algodón de la banadeja y comenzó a plancharlo sobre la cama. Luego d eunos segundos lo colocó en mi vientre- ¿No está muy caliente?- me miró con sus enormes y profundos ojos verdes, notaba la preocupación en sus ojos, negué con la cabeza. Harry siguió planchando otro pañuelo y reemplazaba cada pañuelo conforme se iba enfríando. El dolor apenas era perceptible, más bien era un tipo de incomodidad natural, no dolor. Sino ese peso natural en el vientre. Harry volvió a salir cuando desconectó la plancha y entró a los minutos- Toma. Louis dijo que esto te ayudará- me acercó dos barras de chocolate. Me comí el chocolate y dejé las envolturas en la bandeja, Harry sacó del closet un pantalón de pijama de seda y me lo puso con cuidado y volvió a ponerme la camisa, me arropó con la colcha- ¿Necesitas algo más?- se agachó para mirarme a los ojos mientras acariciaba mis mejillas con sus nudillos.
-Quiero que venga a recostarse conmigo- susurré como una niña pequeña. Harry sonrió, se acercó a mí y se recostó tras de mí rodeándome con sus brazos- ¿Por qué hizo todo esto?
-¿De qué hablas?- susurró detrás de mi oído.
-Las pastillas, el té, los paños, el chocolate, el masaje...todo.
-Para que ya no te doliera más ¿Ya no te duele, cierto?- alzó su cabeza. Negué, él volvió a acomodarse.
Este tipo me dio tantas atenciones hoy, todos los cuidados que me daba mi madre, aparte que no entendí como halló las pastillas a estas horas. ¿Se estará enamorando? Ay Caryol, esto no te gustará. Bueno, hay una forma de confirmarlo. Me senté en la cama.
-¿Qué pasa?.
-Tengo sed- dije. Él se levantó de inmediato.
-Yo voy por ella- se levantó y salió. Ayyy sí, estás cayendo Lí-Sellers. Y eso que no he hecho nada, espere que intervenga. A los segundos regresó con u vaso, yo lo tomé.
-Mañana tengo clases...-lo miré.
-Si te sientes mal no vayas, pueod justificarte. Te traeré las tareas y algún profesor para que te ayude en las clases que pierdas- acarició mi mejilla. Esto me daba una idea.
-Está bien, pero es que hay una clase que se me dificulta y mañana la tengo- hice un puchero.
-¿Cuál? Puedo hacer que el profesor venga a ayudarte personalmente aquí todos los días- Esto me gusta.
-Sociología, con el profesor Niall Horan.
-¿Niall? No hay problema, hablaré con él mañana para que venga en la tarde y te dé ayude. Oh si, me fajaré a ese profesor sexy, se mira dificil pero está bien, en cuanto se me pase el mes ya estaré en su cama disfrutando los placeres de ese purrote- ¿En qué piensas?
-¡Nada! Es que estoy cansada- me recosté.
-Descansa- me dio un beso en los labios- Mañana vendré tarde, te mandaré a Sasha para que te de el almuerzo y Niall vendrá con ella para que te ayude- salió de la habitación, Yo me senté en la cama y llamé a Leon.
-Hola...-escuché ruido de música a todo volumen de fondo.
-¡Jane! ¡Estoy en una fiesta! ¿Qué pasa?- gritaba.
-Si aprecias tu vida y la de tus maricones, dile a Kean, Syd y Adam que no lleguen a clases mañana.
-¿Por qué?
-Ya te darás cuenta en unas horas, sólo no vayas, mira que te lo advertí...Ahh! Pero asegúrate que Berlín sus perras y Anto vayan- colgué. Pobres los que estén en la universidad mañana, bueno, mas bien hoy...porque los drogadictos van a jugar una pequeña bromita.Aaaaah este capitulo me recuerda a mi mejor amiga jajaja salu2 ana
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MALA JANE
FanfictionEsta novela es ADAPTADA no es mia es la segunda temporada de una novela llamada Niña Mal esta super padre yo la ame Y bueno pues yo las amooo bye