CAPÍTULO 21

157 20 1
                                    

Sofía fue a la casa de la supuesta mujer que vivía antiguamente en esa casa.
Llegó a la casa de la mujer mayor supuestamente se llamaba Daniela.
TOC...TOC...
Sofía llama a la puerta de la casa.

-Daniela: ¿diga?

-Sofía: hola, me llamo Sofía y ahora vivo en la casa donde usted habitaba antiguamente con su familia.

-Daniela: adelante, pero te aseguro que esa casa no es mucho de fiar.

La casa de Daniela era muy bonita con flores en el pasillo, llena de cuadros de bonitos paisajes y lo que más le llamó la atención a Sofía fue un mismo cuadro que tenía corgado en la pered de su habitación, ¡era el mismo!

-Daniela: ¿qué es lo que te trae por aquí?

-Sofía: quiero que me cuentes algo sobre tu familia y por que nos están molestando.

-Daniela: bueno es una larga historia. Siéntate y te lo contaré todo, bueno todo no porque ahora soy mayor y no me acuerdo de mucho la verdad.

Antes yo era una buena chica, siempre me gustaba vestir bien; ir al colegio... (aunque mis posibilidades de ir al colegio antiguamente eran casi nulas).
A mi familia y a mi nos gustaba mucho la navidad y eramos muy solidarios con todos los que lo necesitaban. Una noche buena por la mañana mi abuelo Santiago, se encontró a un señor de edad intermedia y parecía ser buena persona. Era un vagabundo (por llamarlo así).
Por la noche mi abuelo se lo llevó a cenar a nuestra casa, ya que no tenía cobijo, ni comida para ese día tan especial para pasarlo con los amigos y familiares. Como he dicho antes, tenía pinta de buena persona, mi abuela le dejó ropa de mi abuelo Santiago y se dio una ducha.
Todo parecía correcto, pero llegó un momento en la cena que resurtó muy trágico..

Daniela comenzó a llorar, las lágrimas se le caían de su perfecto rostro que tenía, aunque era mayor.
Sofía le dio un vaso de agua y se tranquilizó un poco.

La casa abandonadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora