Si David me pareció que estaba muy bien, con Robert no hay palabras. En cuanto se levanto del sillón lo pude ver mejor, era alto, muy alto. Su cabello es negro como la noche, parado algo en punta, como si el cabello lo hiciera a su antojo, los rasgos de su cara eran muy marcados, su boca totalmente apetecible, el labio inferior un poco más grueso que el de arriba, su nariz algo aguileña y sus ojos.
Sus ojos eran de un verde que no he visto en ningún lado, eran claros, pero se veían profundos, como si pudieras hundirte en ellos, mientras me miraba extendía su mano hacia mí. No entendí que hacía hasta que caigo en cuenta de que se está presentando.
- Mu... mucho gusto - le doy la mano y me impresiona con ese tacto tan suave pero fuerte.
Me mira, sus ojos parecen algo divertidos, pero el resto de su cara no refleja nada, así que no puedo estar segura. Cuando vuelvo a caer en tierra me fijo en que Ali está muy entretenida charlando con David en uno de los sillones. Entre Robert y yo se hace un incomodo silencio que no estoy segura de cómo romper.
- Y... ¿Qué haces? - ¿qué? "¿Qué haces?" que tonta, que tonta.
El alza una ceja mirándome extrañado.
- ¿Ahora?... Lo que ves - me mira como diciéndome "es obvio cariño", bueno, sin el cariño, aunque me gustaría que lo tuviera.
Solo logro atinar un "mmm" en respuesta. En eso David nos llama y nos dice que nos acerquemos - si señor, gracias - me siento en el mueble frente a ellos y me ofrece otra copa de champagne. David es la personificación de lo sociable, nos hace reír a mí y a Ali, me cae bien.
Minutos después, la música cambia a un ritmo techno - latino muy pegajoso que en definitiva da ganas de bailar. David mira a Ali y la saca a bailar y ella acepta. - No, no se vayan - Yo vuelvo a quedar sola con Mr. Simpatía. Me fijo en que el me mira, y me incomoda. Pasan unos minutos y me volteo para mirarlo a ver si desvía la mirada; pero no lo hace, nos quedamos observando fijamente por lo que parece una eternidad. - no apartaré la vista de él, no lo haré - Levanto una ceja y su boca se curvea hacia una esquina en lo que parece una sonrisa, le da un trago a su whisky y fija la vista en la pista de baile - ¡Sí! Chúpate esa Mr. Simpatía - Robert ve mi copa vacía.
- ¿Otra? - pregunta desinteresado.
- Si, por favor. - Le miro a los ojos y luego volteo la mira, ya le gané una batalla.
Llama al mesero y le pide que traiga una botella de champagne. Extrañada lo miro.
- ¿Por qué una botella? - Le pregunto.
- Porque así lo quiero - responde dándome una mirada que no se descifrar, quizás sea como retándome. Este hombre es muy extraño.
Traen la botella y él llena mi copa. Me sobresalta el roce de su mano con la mía cuando me la da, aun no entiendo como manos tan grandes y fuertes puedan sentirse tan suaves. Cuando me fijo en su cara tiene ladeada una sonrisa. Bebo de mi copa, y después de unos minutos, la música en el "Night" cambia a algo más lento.