¡Gracias por leer! Me encanta muchísimo que les guste. Cuando leo sus comentarios y veo los votos por el teléfono solo me dan ganas de correr a la computadora y seguir escribiendo. Gracias también a las personas que me han seguido. Ya pues, no les quito más tiempo y les dejo un nuevo capítulo.
PD: No me odien a Robert, ser tan sexy merece perdonarle algunas faltas. Jajajajaja.
PPD: No olviden comentar y votar.
PPPD: Ya no más "PD"... a leer.
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El domingo ha sido una basura de día. Lo he pasado en cama, junto a un gran tobo de helado y las películas que dan en la televisión.
Me he planteado por horas si debería renunciar a la empresa; pero no quiero que Robert sepa lo que me afecto nuestro encuentro, no le daré ese gusto. El pensar en renunciar me ha hecho caer en cuenta de que no conozco a nadie en la empresa. Quizás mañana podría dar una vuelta por los otros pisos
Estos momentos son los que necesito de los consejos de mi madre. Nunca fui una chica muy consentida pero las veces que me sentía mal, mi madre acostaba mi cabeza en su regazo y me acariciaba los cabellos mientras hablábamos y después me ofrecía una taza de sopa caliente, esa era la solución a cualquier problema y la verdad era muy efectiva.
Ali y Vicente se han pasado todo el día llamando y enviando whatsapps, preguntando por que desaparecí de la fiesta. A los dos les envié un mismo mensaje.
“Todo bien, stoy en ksa. Creo q he pescado algo por eso me fui anoche… me siento mal. No vengas. Besos, tqm.”
La verdad no quiero hablar con nadie, necesito toda la paciencia posible para enfrentar a mi terrible – idiota – insoportable – bipolar… jefe.
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A las 7 de la mañana ya estoy en la empresa he llegado una hora antes, la idea de conocerla me emociona, es grande y muy diversificada. Por eso me encantó desde un principio.
Saludo a los vigilantes en la entrada y tomo el elevador al primer piso.
En el fondo del elevador unos espejos me reflejan. Me he vestido toda de negro. Unos pantalones de vestir modernos, muy pegados al cuerpo de tres o cuatro dedos por encima del tobillo, una camisa negra suelta y fresca y tacones puntiagudos, todo negro. Encima le puse un blazer blanco para relajar la imagen mientras no trabajo. Mi maquillaje es muy sencillo en los ojos, puse un poco de rojo en los labios. No rojo, rojo como siempre he querido pero con un poco ya están bastante llamativos. En mi cabello hice una cola de caballo y rice los cabellos que salen de ella. Me siento poderosa y mala… hoy quiero ser mala.
La empresa Accuri cuenta con muchísimos trabajadores, solo ahora me doy cuenta. En los primeros pisos me consigo con personas muy amables. Son más que todo papeleo. La distribución de los pisos es tal, que a medida que ascienden, mayor es la calidad de las responsabilidades de los trabajadores.
No me entretengo mucho en los pisos, ya solo quedan 20 minutos para que empiece mi hora de trabajo. Los últimos 18 y 19 son más que todo relaciones públicas, marketing. Cuando entro la estancia está llena de cubículos que separan las áreas de cada trabajador. También se ven algunas oficinas que imagino serán de los jefes de piso. A medida que camino algunas mujeres me ofrecen miradas de desprecio. - ¡Serán Estiradas! – Me acerco a la zona de descanso y tomo un vasito plástico de esos en forma de cono para servirme un poco de agua.