¡¡BUENAS, BUENAS, BUENAS!!
Capítulo nuevo al fin, gracias por esperarlo tan pacientemente. You Rock!!!
El final del 19 tomará por sorpresa a la gran mayoría. A MI me tomó por sorpresa jajaja. Después del capítulo les diré cosas importantes.
Recuerden dejar su voto si os gustó el capi.
Les deseo una buena lectura.
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Vamos de camino a la comisaria. Robert ha ido tarareando una canción que no reconozco en todo el camino. Está tan extraño que me causa gracia.
Hemos hecho una parada en mi piso para buscar algo de ropa. Un sweater manga larga y cuello tortuga fue mi elección. No quiero que nadie vea mi cuerpo… a mí me desagrada verlo. Así que es mejor cubrirlo. Robert enciende la radio del carro y justo está sonando Yellow de Coldplay. Reúno todas mis fuerzas para no emocionarme como una fanática enfrente de este hermoso y viril hombre. Muevo mi cabeza al ritmo de la hipnotizaste canción.
Solo cuando acaba la canción es que me doy cuenta de que el auto se ha detenido.
Robert me mira fijamente conteniendo una sonrisa.
- ¿Listo? – pregunta inocente.
Su cara traviesa me derrite casi literalmente. Por mero impulso me lanzo en sus brazos y lo beso hambrienta. Mis manos por detrás de su cabeza halan su cabello, necesitando sin ninguna explicación más cercanía… más de él. Nuestras lenguas se unen en un ansioso baile. A los segundos nos separamos jadeantes.
¡Oh dios! Se ven tan hermoso con el cabello alborotado. Quisiera decirle que le quiero, pero las palabras están miedosas y se quedan atascadas en mi garganta.
- Deberíamos ir a desayunar. – aconseja - O tendré que comerte a ti. – susurra cual villano.
- Me ofrezco como desayuno, comida, merienda, cena, postre… o entremés. – le digo pícaramente con un tono de colegiala.
Él se ríe fuertemente a carcajadas y yo no puedo evitar sonreír.
- Venga, sal ya. – ordena y yo le hago un puchero. ¡Lo deseo!
Cuando salimos del auto al pequeño restaurante me toma de la mano. Me resulta tan cómodo y extraño ese contacto. Desde ayer ha estado así; es… cálido.
Entramos al pequeño restaurante y nos sentamos en una de las mesas un poco alejadas de la puerta, confiere cierto aire de intimidad a la mañana. ¡Esto no ayuda para nada con las ganas que tengo de él!
Me siento y él lo hace frente a mí. Esta sonriendo. Casi parece que un alienígena ha implantado un parasito feliz en ese cuerpo que me observa.
- ¿Qué te pasa hoy? – le pregunto ladeando mi cabeza. Este nuevo Robert me resulta muy gracioso.
- ¿Qué quieres decir? – pregunta él confundido.
- Estás raro.
- ¿Raro cómo?