Diamante Oscuro

Cap 1: Una chica dificil

La noche era un verdadero espectáculo, la brisa le rozaba la piel con una caricia ligera, podía oír cantar a las cigarras y a los diferentes animales nocturnos que sobrevolaba en las inmediaciones, brindándole información, contándole historias. En lo alto del cielo una lechuza inspeccionaba con sus grandes ojos el paisaje por debajo de ella , buscando activamente a una Presa..o eso era lo que quería que pensaran.
Los años le habían hecho ser una mujer precavida y desconfiada, no se fiaba de lo que las personas dejan ver. Y ciertamente en su mundo las lechuzas... Si seguían a las personas. Siguió caminando con largas zancadas, mostrándose indiferente al mundo que la rodeaba y sin duda a ese pequeño costal de plumas que la perseguía.
Se extendió hasta la mente del animal y allí sólo pudo ver la necesidad del ave de encontrar comida para sus pichones, se retiró de su mente y arremetió golpeando duro. Sintió la resistencia del ave, algo que no podían hacer los animales. Por regla general los animales le respondían y aceptaban no rechazaba una orden ni un empujón mental. Bufó, cansada de ese juego tonto -muestrate- ordenó.
Golpeó fuerte contra las barreras del ave, se introdujo en su mente y suspiró aliviada de que no fuera un no-muerto o peor... un cazador. Pero definitivamente preferiría un vampiro antes de la persona que moraba en el pájaro.
- Te espero en el callejón al lado de la taberna del Jabalí Salvaje - dijo a su segundo al mando extendiéndose a través de su vínculo de sangre

-¿Qué me harás?- preguntó el con diversión en la voz.

-¿Qué podría hacerte? Apresurate, tengo cosas que hacer.

Camino a lo largo de las calles poco iluminadas y se introdujo en el callejón al lado de la taberna a la que tenía que ir. Miró hacia el cielo y vio al Ave de presa girar en círculos sobre su cabeza hasta posarse no muy lejos de ella. Podía ver la diversión en esos ojos inteligentes

-Dime Matáis, ¿qué carajos haces siguiendome? creo que fui lo suficientemente Clara cuando te ordene quedarte.

- Sólo quería ver que estuvieras bien, es que los iniciados no siempre son muy amigables cuando se revelan sus poderes, especialmente esta chica. Ella me asusta.

- Ya cobra tu verdadera forma cobarde, o mejor, convierte en humano. No tengo ganas de verte como la alimaña qué eres

La forma de lechuza brillo hasta hacerse un hombre apuesto, alto con amplios hombros y cabello rubio.

- Eso dolió amiga - ella se acercó a el con velocidad asombrosa, apenas un borrón y le estampilló una bofetada que lo sacudió e hizo que se tambaleara.

- Estoy segura que no tanto como esto. No esperaba tu desobediencia en algo tan sencillo.

- Sólo me preocupo por ti - ella le quedó mirando con expresión insondables - ya Mítica. Déjame entrar contigo. Sabes bien que cuando dimos con ella fue muy difícil de controlar.

Mítica suspiro. Debía admitir que lo que Matáis decía era verdad. La chica había sido difícil de rastrear. Nunca se quedaba en un mismo lugar mucho tiempo, y eso indicaba que se había dado cuenta de que la seguían, o que alguien mas la seguía.
La primera vez que se encontraron, ella no reaccionó de muy buen humor. Matáis tuvo que permanecer tres días en la tierra. Aunque el afirmaba que no había sufrido ningún rasguño. Que solo se estaba recuperando de los golpes psíquicos que la mujer le había dado. Lo que le daba mucho en que pensar.

- Está bien, pero debes prometerme que no volverás a desobedecer una de mis ordenes. No me gusta golpearte - se acercó a el y lo abrazó. Matáis siempre fue como un hermano para ella. Lo tomó de la mano. Y le envió mentalmente el plan.
Iban a entrar como cualquier pareja y luego irían a platicar con ella. Evitarían a toda costa una pelea.