Cap 10

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Esas palabras lo impactaron como nada más pudo.

- Pero ahora estoy aquí - Él dio unos pasos para acercarse a ella, deteniéndose a mitad de camino y alzando una mano para tocar una de las mejillas de Mítica - Déjame entrar a tu corazón, no me apartes, no me pidas que te deje ir, porque no lo haré. No ahora que te he encontrado - Fedrik cerró la distancia entre ellos para unir sus frentes - quizás suene egoísta, pero dejarte ahora que te estas aquí...desde que te vi ángel, supe que no lo haría...Mírame.

Con los ojos empañados, Mítica alzó la vista hasta conectar con los ojos de Fedrik. Un mar de emociones se hallaba frente a ella en esos ojos verde azulados: miedo, culpa ¿Amor? ¿Hacia ella? Un grito silencioso se abrió paso a través de su mente.

-No me ames - Mítica habló por su vinculo telepático.

- Tarde Sívamet, lo has ordenado tarde. Y no hay nada que puedas hacer para que deje de sentir lo que siento - las fuertes y grandes manos de Fedrik la cogieron de la cintura - Déjame enseñarte a amar, deja que te demuestre que puedes...que eres capaz de sentir amor.

- ¿Cómo exactamente lo harás? Tu, que no has sentido nada durante siglos ¿Cómo vas a enseñarme a amar Fedrik? - Mítica supo en el instante que salieron esas palabras de su boca, que fueron el más grande error que pudo haber cometido. Pero él tenía que entender que amarla a ella no le traería nada bueno a ninguno de los dos. Reuniendo valor de donde no tenía, dijo las últimas palabras que mandarían todo al infierno:

- No puedes amar a alguien que no tiene corazón y alguien que nunca ha sentido jamás logrará enseñar a amar.

Sin poder hacer nada, sin poder reaccionar...vio como Mítica se endurecía poco a poco. Sus ojos, antes con un brillo especial, ahora estaban apagados, opacados por una oscuridad y sombras de un pasado demoledor. Su rostro estaba hecho una mascara de acero y su alma estaba ahora protegida con un muro impenetrable. Fedrik supo en ese instante que Mítica estaba bloqueando sus propias emociones, dejando solo lugar para una versión de ella sin ninguna debilidad

Mítica miró hacia el cielo ahora completamente cubierto de nubes, los copos de nieve que caían se posaron en su rostro, en una suave caricia helada. Cerró los ojos y convirtiéndose en una gran águila real, lanzó un grito de dolor puro, para que la noche la acompañe en el resto de sus horas solitarias...

Para retornar a la más dolorosa soledad que una vez fue su amiga, pero que ahora la destruía cruelmente.

Al alzar el vuelo, no se atrevió a volver la vista atrás, como si Fedrik no le importara en lo más mínimo, y jamás se perdonaría por ello. Era una promesa.

***

El campamento estaba hecho un caos. Katerina intentaba sin resultados mantener el orden entre los integrantes del clan. Pero estos parecían demasiado inquietos sin la presencia de su más alto líder. Había intentado contactar más de una vez con su hermana pero todos sus intentos tuvieron el mismo resultado...vacío al final del vinculo.

Pasó sus ojos de la multitud eufórica, a las reconfortantes facciones de su primo. El parecía mantener la calma, caminando con naturalidad hasta el estrado colocado especialmente para la reunión de concejo que sería llevada a cavo por petición de Mítica.

Matáis se posicionó en el medio de el escenario y se irguió en todo su altura, ostentando todo el poder que los largos siglos le habían otorgado. Se aclaró sutilmente la garganta, y ondeó sus músculos en un movimiento perezoso, pero con una evidente amenaza oculta en el gesto. Todos instantáneamente guardaron silencio, aguardando a que el poderoso hombre hablara. Pero jamás lo hizo, sino que mantenía la vista fija en la multitud. Con sus ojos sumamente hechizantes  y su inmovilidad depredadora esperó en el centro de la plataforma en silencio hasta que una pequeña alteración en el aire se hizo evidente.

Diamante OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora