Cap 2: Un clan numeroso

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Katerina caminaba junto a Mítica y Matáis por un sendero que nunca había recorrido antes. Y eso la extrañó porque conocía esos  terrenos como a la palma de su mano.

- Diganme...¿primos? Qué es este camino y porqué yo no lo había visto antes - Mítica alzó una ceja y luego sonrió.

- Me gusta como haces que todo lo que digas parezca una de!anda en vez de una pregunta - Matáis bufo.

- Tu haces lo mismo y nunca hay un gracias por respuesta.

- Hago muchas cosas por ti cuando lo pides ¿eso no es ser agradecida?

Katerina rodó los ojos. Todavía no tenia una respuesta. Su..¿prima? Todavía no se acostumbraba a ese término, la miró por arriba de su hombro y rió. Luego negó con la cabeza.

- Espero que no seas así de impaciente todo el tiempo. Porque si algo vas a necesitar en este clan es paciencia. Pero la cultivaras con el tiempo - "¿Qué carajos?" pensó.

- ¿Leíste mi mente? ¿Cómo hiciste eso? Mi madre puso escudos muy fuertes en mi cabeza, es imposible que lo hayas hecho.

- Soy todo un misterio, cariño. Todos me dicen que mi nombre me va bien - ella le guiñó un ojo y luego rió ante la expresión de pocos amigos de Katerina - No vamos a tocar el tema de mis poderes todavía, Kath - "bravo, ya tengo apodo" pensó la pelinegra - volvamos a tu pregunta. Supongo que sabes donde estamos y de quien es este territorio ¿No es así?

Katerina asintió. Su madre le había contado sobre los Cárpatos. Ellos eran hombres y mujeres casi inmortales con múltiples habilidades. Tales como cambiar de forma, comandar los elementos, el clima. Tenían una asombrosa velocidad y necesitaban sangre para vivir. Habían adquirido el nombre de las montañas de Los Cárpatos hace muchos siglos, cuando salieron a buscar un lugar para establecerse. Ellos necesitaban rejuvenecer en la tierra. Y los bosques y múltiples cuevas en las montañas le brindaban un suelo fértil y rico en minerales.

- Mikhail Dubrinski es el Príncipe de los Cárpatos, sin él su especie se extinguiría. El no tiene compañera y por ende, no tiene un heredero que lo sustituya en el cargo - había oído sobre eso. Los machos Cárpatos nacían dotados de gran agilidad para la lucha. Eran depredadores innatos. Pero tenían en su alma una oscuridad creciente, que amenazaba con tragarlo. Los Cárpatos que sucumbían a la oscuridad se convertían en vampiros, la más peligrosa criatura existente. Pero había una salvación para ellos, y era encontrar a su otra mitad, su compañera. La luz de su oscuridad. Mítica continuó hablando.

- Cuidan mucho sus tierras y su segundo al mando, Gregori Daratrazanoff es implacable en su trabajo de proteger al Príncipe. Así que hay que ser cuidadosos.

- Si bien no venimos con intención de pelear con ellos, estamos en su territorio y no les hemos avisado - dijo Matáis - y no es que ellos sepan de nosotros. Hasta ahora nunca hemos revelado nuestra existencia a nadie.

- Este sendero lleva puesto unas salvaguardas muy fuertes. Impiden que lo vean cualquiera que no sea de nuestra raza. Y si alguien cruza por aquí, solo aparece del otro lado del sendero.

- Como un portal.

- Exacto.

Katerina se concentró en las dos personas que caminaban por delante de ellas. Matáis se movía con fluidez, su cuerpo estaba esculpido perfectamente, incluso a través de su camisa podía ver los fuertes músculos de su espalda. A ella particularmente no le gustaban los hombres con el cabello largo, pero tenia que admitir que el pelo rubio, largo hasta los hombros de Matáis le sentaba.

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