Miércoles 20 Agosto.

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Desahogándome:

  Han pasado cuatro días desde la última vez que escribí; y las cosas... las cosas han ido empeorando.

  Desde hace mucho tiempo no tenía está sensación. Pero siento cada minuto que corre que nada tiene sentido.

  Izzy -insomnio- ha empeorado, y lo peor de todo eso es que las noches es el punto máximo en donde me quiebro. No sé por qué, pero no ha habido una sola noche desde el domingo, en la cual lloré descontroladamente. Es estúpido, ya que antes por más que lo intentas, no corría ni una sola lágrima por mi meguilla; era frustrante, como si por dentro estuviese seca... Sin embargo, ahora una vez entrando la noche, una insaciable angustia inunda mi pecho. Son inevitables, las lágrimas empiecen a bajar por mi mejilla descontroladamente.

  Al menos hasta ahora sigo limpia... No negare que anoche casi me derrumbo por completo. A que me refiero con esto; antes de ayer la gravedad de mis problemas llegó tanto al tope, que la verdad me sorprende este escribiendo ahora...

  Escuchar como tus padres te verdean, es algo frustrante y agotador. Sentir que te desprecian con todo su ser. Sentir que no eres más que un estorbo para ellos.

  El lunes estuve apuntó de acabar con todo esto... Ese día intenté suicidarme...

  Estuve a segundos de acabar con la mierda de vida que me ha correspondido vivir. Si no viese sido por Cloe, que la verdad no sé cómo lo hizo. Yo estaría en este momento internada en un hospital, o mejor, siendo retirada de la morgue.

  19 horas atrás:

-¡Elise, habré la puerta! ¡ELISE!-la voz de Cloe resonaba por toda la casa. No tenía la menor idea de cómo se había enterado estaba sola. -mis padres trabajan jornada completa, y mis hermanos los días martes tienen jornada completa de clases-.

-Elise, si no abres la puerta soy capaz de romper una ventana.

-¡No me interesa!, ¡Vete!

-Elise...-y de pronto me sobresalgo por el sonido de miles de pedazos de vidrios cayendo al suelo.

  Asustada tomé el frasco de pastillas, y mi bisturí. Corrí lo más rápido que pude escaleras arriba, y me encerré en el baño de mi cuarto.

  Podía escuchar los pasos apresurados de Cloe subiendo las escaleras. También podía oír su agitada respiración.

-¿Qué mierda haces aquí?- logré articular, ya que me estaba ahogando con mis propia lágrimas.

-Vine a asegurarme no cometas ninguna mierda...-estaba hablándome desde afuera de la puerta del baño-. Elise, tal vez esto te suene extraño, descabellado, o imposible. Puedes que me trates de loca. Pero a la mierda con eso -está vez ella también estaba llorando-. Pero he sentido algo, de un momento he sentido ne necesitabas. Y que no estabas bien. Y por lo que veo no estaba erada.

-Déjame acabar con todo esto. Cloe te prometo seré feliz por fin. Sólo déjame...

-¡NO! Elise escúchame; no puedes dejarme sola, no puedes. Sara y yo te necesitamos. En especial Sara. No puedes cometer la mariconada de dejarnos en está mierda.

  Las manos me temblaban. Sentía no podía articular ni una sola palabra. Sin embargo tomé aire y dije:

-Eso es lo gracioso, siento que si me voy de una puta vez, ustedes podrán salir adelante. No soy más que un estorbo, que cada vez las hundo más y más conmigo misma.

-Tú no haces eso Elise. Nunca vuelvas a decir eso. Nunca más en tú vida digas eres un estorbo, y que nos hundes contigo. ¿Sabes? Tú no nos hundes, al contrario, nos ayudas a salir adelante cada vez más.

-Mentira. Soy un asco. Ni siquiera soy la clase de amiga que Sara y tú se merecen. Mírame, ni siquiera pude hacer algo para impedir que Sara llegara a semejante extremo.

-Claro que no podías hacer nada, Sara nunca dijo una sola palabra de sus problemas. Ni a ti, ni a mí. A nadie.-Cloe tenía razón; ¿cómo se supone podía impedir Sara se intentase suicidar, si nunca dijo nada?

-Elise, por favor habré la puerta. Hazlo por las personas que más quieres... Hazlo por Sara, por mí. Pero sobre todo, hazlo por ti.

-¿Por qué haces esto?, digo, ¿por qué impides que deje de ser un estorbo?

-Por qué no lo eres. Elise habré la puerta. ¡Que la habrás!

  No sabía qué hacer. De pronto sentí perdía el equilibrio, y cuando menos lo esperaba me encontraba en el suelo junto a la tina.

-¡Elise! ¿Qué sucede?-la manilla de la puerta se movía cada vez más. Ya veía que Cloe la terminaría haciendo pedazo.

-Estoy bien... Sólo que me he caído. Mierda.-dije está última palabra en un susurro.

-Elise no me mientas.

-Creo me enteré el bisturí en la pierna. Me duele...

-Voy a entrar. Aléjate de la puerta.

  Y de pronto Cloe estaba dentro del cuarto de baño, con la manilla toda rota detrás de ella.

  En cuanto me vio tirada en el suelo, se agacho a mi lado.

-Dios... Tú pierna. Elise.

-Me duele -mi amiga se acercó al lado en donde tenía el pequeño objeto se mi incrustado en la pierna. Y con cuidado empezó a retirarlo-. Ahh Cloe me duele mucho.

-Te llevare a un hospital.

-¡No! Ni se te ocurra.

-Elise estas sangrando demasiado. Si no hacemos algo pronto, puede que hasta te desangres. Bueno no tan así, pero igual.

-Si me llevas al hospital, lo único que haremos es crear un millón de interrogativas de cómo me lo hice.

-Mierda tienes razón. ¿Entonces qué hago?

-En la despensa ahí un botiquín de primeros auxilios. De seguro encuentras algo.

  Después de hacer una especie de limpieza en la herida, mi amiga enrollo una gasa alrededor de mi pierna. Y después de eso, boto al lavamanos todas las pastillas que me había llevado. Al igual que se deshizo de mi bisturí.

-No alcanzaste a tomarte ninguna ¿verdad?-agitaba el frasco de pastillas vacío que tenía en la mano.

-Tranquila, con todo el royo de la discusión que teníamos, ni siquiera alcancé a abrir el frasco.

-Me parece-me regaló una cálida y tranquilizadora sonrisa-. ¿Estás mejor?

-Sí. Cloe... ni una palabra de esto a nadie. ¿Está bien...? -Cloe asintió.

+-+-+-+

  Supongo por alguna razón llegó mi amiga.

  Desde ahora en adelante le debo mucho a Cloe. Le debo mi vida.

  Aún me cuesta creer allá tenido Cloe aquel presentimiento. Eso me deja que es más especial de lo que creía.

  Ahora supongo debo aguantar todo esto. Cloe me hizo prometer por ella, por Sara y por mí que no intentaría ninguna locura. Al igual que no me autolesionaría. Espero ser lo suficientemente fuerte y cumplir la promesa.

+"Buscamos la felicidad, pero al momento de encontrarla, no sabemos cómo sobre llevarla"+

Tristemente Elise.

El diario de una anoréxica #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora