Sinopsis.

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Elise estaba más que decidida por lo que estaba a punto de hacer. Para ella ya no había vuelta atrás alguna. El palpito de su corazón se mezclaba con el silbido del ligero viento que corría aquella tarde.
Su mente no prestaba atención a nada más que no fuera aquel puente que estaba a tan solo unos metros lejos de ella.

  ¿Será lo correcto?, ¿estás completamente segura que ya no hay vuelta atrás?; eran aquellas preguntas que venía repitiendo en su interior una y otra vez.

  Cada paso que daba, sentía que sus delgadas y ligeras piernas le temblaban. Podía sentir como le corría un liguero escalofrío y ver cómo le temblaba cada extremidad de todo el cuerpo. Tal vez de angustia, quizás de desesperación, tal vez temor. O más bien de frío. No lo sabía muy bien.

  Hace tan solo unos días atrás, se había prometido a ella misma dar lo mejor de sí. Perder si era necesario si último aliento con tal de poder salir de aquella depresión que la tenía más que sumida en una eterna desesperación. Había prometido por ella y aquellas personas que, si lo valían, doblarle la mano al destino y dejar a Ana de su lado. Lo había prometido por aquellas personas que no conocía, aquellas personas que más adelante aparecerían en su vida.
Si lo había prometido, ¿por qué se daba por vencida ahora...?

  Cobarde. Es la palabra que se pronunciaba una y otra vez.

  Cuando por fin estuvo en frente de la barandilla de aquel puente, miro sobre ella para apreciar la vista. De seguro eran más de 15 metros de distancia entre el puente y el agua. Tenía más que claro que era demasiado profundo como para perderse en aquellas aguas. Aquellas aguas tan azules.

-Lo siento -susurro mientras una tras otra lágrima le corría por su pálida meguilla- no era mi intención terminara todo esto así...

- Sé te prometí saldría de esta. Sé confiabas en mí, pero... ya no sé qué hacer. Desde... desde que me dejaste sola, ya no sé qué hacer, las fuerzas se me desvanecen como las gotas de lluvia en el viento. Como los deseos a las estrellas en el cielo. ¿Por qué me dejaste sola...? -las lágrimas cada vez bajaban con más prisa, tanto, que tuvo que guardar silenció ya que se atragantaba con aquel ligero sabor salado en su boca- ¡PORQUÉ! -dejo escapar hasta que sus cuerdas bucales le permitieron- porqué...

  Los minutos corrían, corrían para las demás personas, pero no para Elise. Era como si el tiempo se hubiera detenido. Detenido a esperar su salto mortal.

  Un lanzamiento, una caída. Un adiós.

  Ya era momento, el viento lo susurraba. Sería el fin de un mísero capítulo de una mísera vida. Nadie se daría cuenta.

  Adiós mamá. Adiós papá. Adiós Cloe. Hasta nunca personas que jamás se dieron el valor para mirar atravesó de unos tristes y delicados ojos...

  Por fin dejaría de ser infeliz, por fin podría comenzar todo de nuevo. Solo bastaba con saltar de una vez. Solo necesitaba un último impulso...

- ¡Elise alto!

  Una clara y fuerte voz se oyó a unos metros de distancia de la chica. Esto instintivamente provoco que Elise sacara del vacío su pierna derecha y tomara con fuerza la barandilla del puente.

-No hagas esto. Por favor...

- ¡Ya es tarde! Vete a otro lado. Ya me hiciste mucho daño Brad. ¡Vete!

-No pienso dejarte sola. Sé te hice mucho daño. Pero ahora quiero enmendar todo el mal que he causado. Me di cuenta que no soy quien aparento ser... no siempre he jugado con los sentimientos de las chicas sabes...

-No me importa..!Ya nada me importa¡

-Púes deberías... Elise tu... me gustas. Quisiera retroceder el tiempo y nunca haber sido un asco con nadie. Y menos contigo. Por favor. Elise no hagas nada, quédate conmigo.

  Esto provocó que el pecho de Elise se llenara de angustia. No era justo llegara Brad y dijera las cosas como si nada, después de todo el daño que le causo. No solo a ella, si no a miles de chicas que también deben estar sufriendo por un corazón roto. O tal vez no. No importaba, ella merecía algo mucho mejor.

-Demasiado tarde...

  Susurro antes de soltar por completo sus delgados brazos y dar su último impulso al vacío... ya nada la detendría. Ya había saltado.

- ¡Noooo! -un desgarrador grito salió de la boca de Elise al sentir que algo le sostenía con debilidad la muñeca- Suéltame, déjame caer. No tienes idea de que mierda estás haciendo.

-Claro que la tengo. No dejare que caigas ahí y desaparezcas. No dejare que te suicides Elise. Basta de sufrimientos. Basta de estupideces. Nunca volveré a dejarte sola. Nunca...

FIN...

El diario de una anoréxica #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora