2. La caja verde.

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Tom dejo la muestra. Regreso a casa cuando el ocaso estaba en su apogeo, la luz creaba sombras entre los arboles que parecían burlarse de el, y de todas sus preguntas. Finalmente llego a casa.

Estaba cansado e inmediatamente se tiro en su cama, se quedo dormido al instante. Sin sueños, sin pesadillas solo, a la deriva de su mente. Su noche tuvo un comienzo agradable.

Y entonces se despertó, escucho pasos en el patio trasero, a donde daba la ventana de su habitación, al principio se quedó muy quieto para oír mejor. Sabia que no podría ser su madre, las pastillas que tomaba para dormir no permitían que se despertara ni un instante.

Pero, de todas formas si se hubiera despertado no hubiera salido fuera, porque simplemente desde que su hermano se había ido ella decía que "le inquietaba salir de noche".

Quizá era...

Rápidamente se puso de pie y con cuidado se acerco a la ventana, busco un ángulo que le permitiera ver al exterior sin ser visto.

Sentía el corazón latirlé con fuerza contra las costillas y los escalofríos recorrían su espalda.

De lo primero que se percato cuando vio la figura fue que no era el. No era Uriel, y sin embargo había alguien ahí, era una figura pequeña pero daba la impresión de que se encorvaba, tenia una chaqueta gruesa y un pantalón amplio que impedían saber a ciencia cierta si era un hombre o una mujer, un gorro cubría su cabeza.

Tom contuvo el aliento y siguió mirando paralizado, la figura se acercó mas hasta casi tocar a la puerta, ahí fue cuando Tom reacciono. Bajo rápidamente las escaleras, tomó la vieja arma que Uriel tenia cargada "por si las dudas" y abrió la puerta.

Pero nadie estaba ahí, eso si logro asustarlo, salio finalmente y no vio rastro de alma alguna como si aquello hubiera sido una macabra aparición, se sintió pequeño e indefenso.

Y luego se le ocurrió que el desconocido o desconocida quizá había escuchado el ruido que había hecho por tanta agitación y había huido. O estaba escondiéndose para atacar...

Instintivamente miro al techo, ahí no había nada, pero el no se quedo tranquilo, reviso a fondo el patio y con cada paso que daba sentía un miedo sofocarle, sin embargo no encontró a nada ni a nadie. Se sintió de pronto estúpido.

Estaba por dar por hecho que solo habían sido los nervios, o que sus sentidos estaban nebulosos por el sueño, necesitaba calmarse así que intento convencerse de aquello.

Estaba a punto de entrar cuando noto que no había sido imaginación suya, a un lado de la puerta de la salida había una huella. Era de reciente pequeña y no era suya.

"Algún ladrón"

De seguro no había sido mas que eso.

****

No pudo dormir y de pronto ya había amanecido. De malhumor llego a el instituto, en clase de lengua se esforzó de sobre manera para no quedarse dormido, necesitaba encontrar a la chica que había mencionado el asesinato.

Finalmente tras muchos bostezos, sacudidas de cabeza y miedo atado en un tornado de aparente indiferencia, llegó la hora de la salida, todos recogieron sus cosas y Tom lo hizo mas rápido de lo habitual.

Tenia una vaga idea de como era la chica. No es como si supiera su nombre o algo, pero sabia que era de un cabello corto y teñido de un azul muy oscuro. Con suerte daría con ella.

Rápidamente la reconoció estaba en la parte de atrás como la última vez que la oyó, y era su voz. Así que ahora tenia que acercarse sin parecer un psicópata desesperado por información de asesinatos, y su aspecto desvelado y ausente no ayudaba mucho.

Invierno Perdido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora