Capítulo 14

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Importante leer la nota al terminar el capítulo. Espero que les guste lo que están por leer.

Poco a poco la oscuridad envolvió todo lo que había a su alrededor, los rayos del sol se habían extinguido pero nuestros anécdotas seguían tan vivos como para pasar la noche entera, ninguno de los dos quería irse, ninguno quería arruinar el momento más las horas pasaron y el frío se instauró en nuestros huesos.

Caminamos hombro a hombro tratando de mantenernos calientes, él guardaba sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y entre temblor y temblor intentaba seguir con su relato, yo por mi parte cubría mis manos extendiendo las mangas de mi sudadera y le escuchaba con atención, interrumpiendo solo en los momentos oportunos.

Era una conversación cualquiera, de esas que cuentan las personas cuando temen que el silencio resultará peor que su propio anécdota, pero para mí, cada palabra me afectaba de otra manera, me sentía como un niño cuando le están por contar el secreto más grande del mundo, su voz aún tenía ese poder en mi, aún podía lograr que todo lo ajeno a nosotros perdiera fuerza, logrando que los malos momentos se perdieran.

En este momento me sentía más ligero, incluso más cómodo conmigo mismo. Era la misma sensación que tenía cuando éramos niños. Creí que había salido de mi sistema con el paso de los años, pero el sentimiento solo se había acomodado en lo más profundo de mi ser.

Dicen que antes de morir recuerdas pequeños instantes de tu vida, pequeñas fracciones de sueños ocultos y tus deseos más puros, esas pequeñas cosas que nunca cuentas, las que tienten más peso en toda tu vida. Quizá solo sea una frase, pero sí fuera verdad, estoy seguro que unos de esos momentos sería la calidez que siempre he sentido cuando estoy con él.

Eventualmente el sueño se desvaneció cuando llegamos al punto de quiebre. El encanto se borró mostrándonos como en realidad somos, resaltando aquellas heridas antes difuminadas.

-Entonces-habló indeciso antes de tomar su rumbo-. ¿Amigos?

Las heridas no habían cerrado, eso era seguro, pero, ¿Cuántas oportunidades más tendré de poder arreglar las cosas?
Decidí decirle que si, aunque aún lo odiaba por lo pasado y quizá nunca lo perdonaría por eso, pero al menos por hoy, decidí omitir ese error y concentrarme en todos los demás buenos aspectos, pues al final de cuentas él fue mi primer amigo.

A pesar de lo feliz que había estado, ahora me sentía sucumbido en una completa soledad y aunque no hablara de eso al respecto esa sensación tenía mucho tiempo que aparecía al cruzar la puerta.

Mi padre no estaba en casa, no lo esperaba allí por supuesto, tenía años sin dolerme su preferencia por el trabajo, era solo que últimamente se ha vuelto más insoportable el tener que estar por mi cuenta. Sé que tenemos deudas por pagar, pero no sé me gustaría pasar un poco más tiempo con él.

Revisé mi lista de contactos, podría invitar a alguien a dormir, quizá podría ver películas con Scott hasta el alba. Me emocionó ese pensamiento salvar dos amistades en un día sonaba muy bien para mí. Le envié un pequeño mensaje y esperé lo más paciente que pude su respuesta.

Después de veinte minutos caminé hacia mi habitación resignado, estaba más que claro que no vendría, me quise mentir a mí mismo diciendo que estará en una cita o no sé salvando al mundo, pero en el fondo tenía esa pequeña molesta voz diciéndome la verdad, No quiso venir.

Los días siguientes habían sido bastante interesantes principalmente en la escuela, el asombro de que Theo y yo volvimos hacer amigos aún se mantenía en unos cuantos de nuestros amigos, Scott podría decirse que era él más sorprendido de todos. No hablamos del mensaje que le envié días atrás, no me dio una excusa, pero estaba bien, había salido bastante con Theo y con Lydia, ellos no parecían tener mucho en común pero aún así convivían bastante.

Can't PretendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora