Esta noche me encontraba como otras tantas veces sin poder conciliar el sueño, bastante comunes de hecho, pero, por primera vez lo que me mantenía despierto no era el recuerdo de mis pecados. Ahora estaba despierto por la adrenalina que se mantenía en mi cuerpo, por el hecho de que a pesar de las horas aún podía sentir el sabor de su boca, aún podía escucharlo reír, estaba despierto por el miedo que se mezclaba con mi felicidad, porque la culpa de hace años salía a flote en esos instantes alegres y porque la exitación luchaba contra la incertidumbre de lo que podría suceder.
Era sofocante todos los sentimientos que experimentaba, siendo los más fuertes aquellos que arraigaban algún recuerdo importante, la mayoría de ellos negativos temo decirlo. Todas estas emociones se peleaban por salir a flote, por ser reconocidas como existentes dentro de mi conciencia, ¿Cómo era posible que pudiera sentir tanto en un lapso de tiempo tan escaso?
Corrí hacia el baño sin preocuparme de haber tirado algo a mi paso, sentía mi cabeza explotar al no poder detener todo ese mar de sentimientos, abrí la regadera y dejé que el agua fría corriera a través de mis ropas, mi cuerpo se tensó al instante y mi respiración se entrecorto, comencé a despejar mi mente, intentando concentrarme en el sonido que provocaban las gotas al caer o en el sonido de mi respiración.
No sabría decir cuánto tiempo pasé debajo de la regadera, quizá fueron varias horas o tan solo unos cuantos minutos, aunque eso no importaba, el agua había ayudado al llevarse la carga extra de emociones, dejó un pequeño dolor de cabeza en su lugar, pero era mil veces más soportable.
Me vestí en silencio sintiéndome extrañamente tranquilo, incluso tomé mi celular y lo guarde en mi bolsillo sin preocuparme de revisar la hora. Comí lento y en calma, preparé mi mochila, tomé mi medicamento, salí de mi casa y conduje hacia el instituto.
Era temprano, el cielo ya tenía una cierta claridad, pero en su mayoría era gobernado por tonos oscuros de azules, aún estaba el amanecer bastante lejos. Respiré lentamente tratando de disipar la pequeña nube de pensamientos que se volvía a generar en mi cabeza.
Decidido a disfrutar del trayecto bajé la ventanilla dejando que el viento entrara sin dificultad. Había tomado el camino largo, usando la carretera que está cerca del bosque. Al ser tan temprano esta se encontraba prácticamente vacía, solo habían unos cuantos carros a lo lejos, toda está soledad mezclada con el aroma de los árboles y con la tranquilidad reflejada del cielo logró que toda la confusión y molestia que cargaba se fueran por completo, volviendo a estar a gusto conmigo mismo.
Por fin llegué al instituto siendo el primero en ocupar un lugar en el estacionamiento, por supuesto estaban cerradas las puertas del edificio. Caminé hacia el campo de fútbol, una vez allí subí a las gradas. Caminaba sobre ellas sin prestar mucha atención a mí alrededor, toda mi concentración estaba dirigida a desenredar mis audífonos, cuando por fin lo logré elevé mi vista, la cual fue a dar directamente a Theo, fue tal mi asombro que me detuve abruptamente ¿Cómo es que no me había dado cuenta que había alguien más aquí?
Quería regresarme y fingir que no lo había visto, pero era muy tarde, su mirada ya estaba sobre mi, al menos él parecía igual de sorprendido, aunque rápidamente cambio su expresión por una más tranquila y me saludó con un movimiento de mano. De acuerdo solo quedaba saludarlo.
-¿Qué haces tan temprano aquí?-preguntó Theo en cuanto llegué a donde se encontraba.
-Madrugué-respondí secamente mientras me sentaba junto a él, manteniendo una distancia considerable entre ambos, claro está-. ¿Y tú?
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Can't Pretend
FanfictionStiles Stilinski actualmente cursa su segundo año de Literatura en la Universidad de Chicago, su novio siempre consigue estar cerca de él aunque sea un pequeño momento, Alice su nueva amiga, un día pregunta sobre cómo lo conoció, lo cual es una bue...