Capítulo 20

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Existen notas la final del capítulo.  

Tres semanas han pasado desde aquella pelea con Scott, no volvimos a confrontar el tema de forma directa, lo cual no significa que se haya solucionado, tan solo se convirtió en pequeñas y múltiples peleas por cualquier motivo.

Desde que comenzó esta relación con Theo él ha dormido todos los días en mi casa, asistíamos juntos al instituto e incluso pasaba la mayoría de las tardes conmigo. Fue extraño los primeros días pasar tanto tiempo con él, pero nunca le mostré mi incomodidad pues cada vez que él regresaba de con su familia, tenía una mirada triste y la sonrisa que me mostraba tan solo era una frágil máscara.

Jamás le comenté nada acerca de estos pensamientos, ni siquiera le pedí una explicación al porque siempre pasaba las noches en mi cuarto. Sin embargo un día él me dio una respuesta a su comportamiento, tan solo fue una frase a la mitad de una fría noche.

—¿Te he dicho que me amo dormir contigo?—recuerdo su voz rasposa llena de sueño—. Ahuyenta las pesadillas—volvió a hablar sin esperar respuesta mía.

No le respondí, tan solo lo acerqué más a mí y disfruté de su compañía. Me gustaban estos momentos cuando Theo dejaba toda esa sobre confianza y altanería en la puerta y se mostraba más frágil, más humano. Quizá sea extraño decirlo, pero para mí esos instantes eran especiales, dado que él se refugiaba en mí como si yo pudiera ser capaz de protegerlo, capaz de mitigar aquellas sombras que le perseguían.

Pero la realidad era que yo no podría protegerle, ¿Cómo cuidar de alguien cuando no sabes cuidar de ti mismo?

Me apena decir lo dependiente que me he vuelto de mis medicamentos, ya han pasado tantos meses que me es difícil recordar como era antes de consumirlos 

Dejaron de provocarme algún tipo de alucinación desde hace tiempo. He intentando dejarlos, de verdad que si, pero sencillamente es imposible, en cuanto termina el efecto siento como un terror comienza a salir a flote desde mi interior. Poco a poco me resulta más difícil respirar y cientos de temblores se crean en mi pecho como si mi corazón estuviera a punto de explotar, mis piernas pierden la fuerza para mantenerme de pie mientras que me vuelvo preso de un vértigo.

Solo después de tomar la dosis adecuada puedo volver a sentirme nuevamente vivo, a poder levantarme y tomar una ducha para borrar los rastros de sudor y miedo que quedan. Theo sigue sin enterarse, lo cual ha sido una suerte considerando que está en todo momento, creo que no podría soportar la vergüenza que sentiría si se enterara.





Una tarde a mediados del mes mi papá me preguntó por Theo, recuerdo sudar frío ante la sola mención de su nombre.

—¿Por qué siempre que llego encuentro a Theo aquí?—habló con sus ojos un poco entrecerrados con aquella expresión fría y acusatoria que usaba al interrogar.

Me alejé de él de la manera más natural que pude, llevándome los platos sucios de la mesa a la tarja para así poder darle la espalda. Mi papá siempre ha dicho que parpadeo mucho al mentir.

—No le gusta pasar tiempo con su familia—lo cual no era necesariamente una mentira. Abrí la llave y comencé a lavar los platos, como si fuera una tarea que necesitara toda mi atención.

Can't PretendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora