Han pasado quince días desde aquella cena con Derek, en la mayoría de ellos pasé la noche con él, no era necesario escabullirme, mi papá se había alejado tanto que la mayoría del tiempo olvidaba que seguía viviendo con él. Me sentía triste y débil cuando estaba solo en mi casa, esa era la principal razón por la que me quedaba con Derek, aunque claro aprovechábamos ese tiempo para divertirnos un poco.Seguíamos sin tener sexo, Derek quería que estuviera completamente seguro que estaba listo, por mi parte estaba bien, me agradaba esa preocupación de él y aunque no tuviéramos relaciones eso no significaba que solo teníamos besos castos. Dormíamos solamente en ropa interior le tenía la suficiente confianza como para mostrarle mi cuerpo, para dejarle tocar y besar zonas de mí que nadie había tocado.
Nuestra relación podría decirse que era perfecta, pero aún teníamos muchas cosas que conocer del otro, aún habían piezas no tan brillantes de nosotros mismos que él otro no había visto. Esa era la parte molesta de esto, los momentos en que la mirada de Derek se perdía en su taza de café o las veces que despertaba en la noche y él no estaba. Jamás le di a conocer mi molestia, sabía que todo era por culpa de los demonios que cargaba con él, tan solo esperaba pacientemente a que me dejara conocerlos.
Era un viernes particularmente frío cuando conocí a uno de ellos. Derek y yo paseábamos por el bosque tan envueltos en nuestra platica que no notamos cuando nos adentramos al terreno donde estaba la casa de su familia, bueno lo que quedaba de ella. Cuando Derek notó donde estábamos aquellas chispas en sus ojos desaparecieron, no terminé de contar lo que estaba diciendo, no tenía sentido, lo había perdido entre sus recuerdos.
Pensé en dejarlo solo, incluso comencé a despedirme de él, pero él tomó mi mano y caminamos hacia lo que fue una gran casa, me senté en el porche y él decidió acostarse apoyando su cabeza en mis piernas, desde ese ángulo empezó a contarme de su familia cosas que nunca había contado, eran cosas simples más sin embargo para aquel que las contaba eran de sus memorias más importantes. En esa tarde conocí sobre el pastel favorito de su madre, el porque tiene una pequeña marca en su muslo izquierdo, lo desesperante que era su tío y lo mucho que los extrañaba. Yo lo escuché paciente y reí cuando él lo hacía y sobre todo le besé cada vez que tuve oportunidad.
Por otro lado yo seguí sin poderle contar mis verdaderos problemas, empezando con mi consumo de medicamento, tenía bastantes días queriendo dejarlo, pero llegué al punto en el que sí no tomaba la dosis que me correspondía sentía mi cuerpo fallar y un gran opresión se alojaba en mi pecho, no podía sobrevivir un día son tomarlo y sabía que necesitaba ayuda y la quería pero cuando estaba a punto de presionar el botón de marcar para contarle a mi terapeuta algo me lo impedía, pensamientos sobre lo ocupado que estará o lo mal que estaría molestarlo eran siempre los responsables de que siguiera en este precario estado.
Por supuesto además de este problema había otro un poco más grande, bueno, uno que no podía controlar, pues este otro problema tenía mente propia y unas inmensas ganas de molestarme. Desde que se apareció aquel día en mi casa todos y cada uno de los días siguientes ha hecho de todo para que siga enterado de lo mucho que le intereso.
Por supuesto Theo no es nada tonto, cada uno de sus movimientos han sido cuando nadie le escucha o cuando nadie más está con nosotros, por supuesto cuando llegan todos los demás actúa tranquilo e inocente mientras todos me preguntan el porqué estoy sonrojado.
La mayoría de las cosas que hacía tan solo eran palabras susurradas incluso unos cuantos roces de manos, había tratado de ignorarlo, sin embargo mi paciencia desapareció en la tercera semana de estar soportando sus pequeños juegos.
Llegué a mi límite el jueves durante el almuerzo, nos encontrábamos todos juntos comiendo, estábamos sentados en un rincón pues las mesas del centro se habían ocupado hace varios minutos, yo me senté en los acientos que están más cerca de la pared, fui seguido por Theo, Lydia y Kira, quedando completamente en la esquina.
ESTÁS LEYENDO
Can't Pretend
Fiksi PenggemarStiles Stilinski actualmente cursa su segundo año de Literatura en la Universidad de Chicago, su novio siempre consigue estar cerca de él aunque sea un pequeño momento, Alice su nueva amiga, un día pregunta sobre cómo lo conoció, lo cual es una bue...