Ruego a alguien en quien no creo:
hazme ciego y mudo ante los dilemas
Y da muerte a lo que ella creó
ya que los pobres de mis "poemas"
sólo han traído desgracia y soledad,
Acostumbrado vivo a estos problemas
¡Oh por favor, sólo pido piedad!
Guiadme por el camino de los zafios,
Despojad al mundo de la oscuridad;
Pues esa que me ampara,
Aquella que descansa en mi espalda,
pronto me sepultará.
Pues no sólo cronos y su sátira
han hecho las grietas en este atlas
Qué antaño blanco, ahora grazna,
Grita de dolor pues avispas anidan
Entre las heridas abiertas del mármol
Musgo, matojos y helechos arraigan.
Tu ponzoñoso rocío de la mañana
Ha infectado la herida con matojos
Esos que me apuñalan por dentro
Esos que viven del riego de tu saliva
Esos que lograrán mi colapso.
Esos bendecidos por una diva.
¡Un ataúd, rápido!,
Antes de que me derrumbe.
Y aplaste al fruto de su cariño.
