No soy más que un trozo de carbón
que saltó al fuego para desaparecer.No estaría mal que arrojases más leña,
pues empiezas a tiritar
y yo, a sentirme sólo.Aquí me hallo entre las ascuas,
ya consumidas y blancuzcas,
siendo el único que sigue ardiendo.
Por lo menos, espero que estés cómoda.No te temo,
Sin embargo pánico me da
Pensar el día en el que una juguetona chispa,
salte a tu delicada cara.Y mucho menos temo al demonio,
pues al fin y al cabo,
ya vivo en el fuego eterno.