EL ENCUENTRO

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Pasaron cuatro semanas más, nuestra rutina era siempre la misma. Por la mañana entrenamiento, carreras, defensa personal, prácticas de tiro... Mi cuerpo estaba cambiando, estaba más musculado, mis movimientos eran seguros y sorprendentemente me volví una experta lanzando la daga, tenía una puntería envidiable.

Al mediodía comíamos en la cocina, cocinábamos juntos, comíamos juntos, repartíamos los trabajos domésticos. Prácticamente éramos como un matrimonio, pero no teníamos relaciones. Cada día que pasaba se nos hacia más difícil, pero no podíamos fallarles a todos, debía de ser virgen para que se cumpliese la profecía. 

Dormíamos en habitaciones separadas para no sucumbir a la tentación. Nos besábamos, nos acariciamos. Llegué a conocer su cuerpo a la perfección y él el mío. Pero nunca podíamos llegar a más. Era realmente frustrante, le deseaba con todo mi ser. Nunca había experimentado ese sentimiento, ese deseo doloroso por alguien.

Algunas veces nos visitaban Beca y Liam, pero nadie más, ya que nadie debía de conocer mi existencia. Sabíamos que el que trató de matarme creería que estaba muerta y por ahora estaría tranquila. 

 Jam no cree que este a salvo, por eso quiere prepararme para algún contratiempo.

Ya quedaba menos para la ceremonia, habíamos hablado los tres de darme a conocer justo el día antes de la celebración, para no provocar situaciones difíciles. Ya quedaba menos, apenas un mes.

Los días siguieron pasando tranquilos, Jam me llevaba de excursión por los alrededores de la casa, amaba aquel lugar, tan íntimo. Me había acostumbrado a verle transformarse en lobo, aunque él prefería su forma humana, cada vez que presentía peligro o quería presumir de fuerza se transformaba...¿Cómo había aceptado todo esto tan rápidamente? Era mi destino, no había otra respuesta.

Una noche como cualquier otra estábamos besándonos en la cocina, yo intentaba cocinar un salteado de verduras y Jam no dejaba de besarme... Realmente es muy difícil concentrarse cuando te está pasando la lengua por tu espalda y dando pequeños mordiscos por tu cuerpo. Trataba de separarlo pero era imposible, eramos felices. Reíamos.

De pronto noté como su piel se erizó y en una milésima de segundos se había transformado. Todo ocurrió rapidísimamente, en cuestión de segundos.
Se rompieron los cristales de las dos ventanas de salón y de ahí salieron dos lobos negros como la noche, seguidos por otro blanco. Todos se enzarzaron en una pelea brutal. Yo estaba paralizada, sin poder reaccionar. En mi mente oía a Jam: _Corre, corre_pero no podía mover ni un músculo de mi cuerpo. Jam se deshizo de los lobos oscuros, pero el blanco sabía evitar los mordiscos y los zarpazos de Jam, parecía mas joven y era muy ágil. 

En un momento,  el lobo blanco tenía cogido a Jam por la garganta, veía como le apretaba con sus colmillos y sabía que todo terminaría para él. Me acerque a ellos dos, el lobo blanco me miró, aproveché ese momento en el que creí ver asombro en sus ojos para golpearle. Yo sabía a quien pertenecían aquellos ojos... Sabía que era mi enemigo, pensé en mi cuerpo golpeado, maltratado, en mi gente, en el fuego. Golpee y golpee. Hasta que oí una voz en mi cabeza:_ Ya déjalo, está muerto. Cariño, está muerto.

Jam estaba muy mal herido, pero ahí estaba él en su forma humana, lleno de sangre por todos los lados abrazándome. Miramos a nuestro alrededor, ya no eran lobos, había tres cadáveres en nuestra casa. Sólo reconocí a uno de ellos. Nunca más me haría daño, ni a mí ni a nadie. 

Estaba en estado de shock, no había pronunciado una sola palabra. Jam había llamado a Liam y a Beca, se personaron en nuestra casa en cuestión de minutos. 

Pero yo seguía allí, sentada en el sillón, mirando ese horrible espectáculo, y con la sartén aún en mi mano. Ensangrentada.

Beca se hizo cargo de mí. Me preparó una infusión y me ayudó a acostarme. Antes me lavó algunas salpicaduras de sangre que habían manchado mis brazos y cara._Tranquila, nena, nosotros nos ocupamos de todo, descansa, Jam está bien, él es muy fuerte_. Me abrazó.
_La profecía ha comenzado, has salvado su vida. No sé cómo podría agradecértelo. Te queremos Marla. Descansa cariño.

Esa noche dormí abrazada a él.Puesto que a medianoche necesitaba saber si estaba bien, fui a su habitación y le encontré durmiendo plácidamente en su cama, tenía algunas vendas por su cuerpo y cuello pero estaba bien. Me metí en la cama y le abracé, fuerte, muy fuerte. Aún estaba aterrada porque podría haberlo perdido. Jam apenas se movió, miré la mesita y había toda clase de mejunjes, imaginé que Liam le habría dado algo para dormir en paz. Así me dormí, escuchando su respiración, acompasada, tranquila.

Me despertaron unos besos dulces y suaves, sentía mucho calor, Jam me miraba a los ojos con una emoción nueva, creí ver orgullo en ellos. En mi cabeza resonó su voz: _¿Estas bien?_ Asentí con la cabeza. Me estrechó entre sus fuertes brazos y siguió besándome. 

_¡Ejemmm, ejemm... Chicos voy a entrar ! _era Liam. Traía desayuno para dos, más ungüentos y brebajes. Ninguno de los dos hablamos, pero Liam estaba muy entusiasmado con todo lo ocurrido y no dejó de darnos detalles de cómo se deshicieron de los cadáveres. Hablaba sin parar mientras cambiaba las vendas de su hermano que aceptaba gustoso su curación. Tampoco perdió la ocasión de bromear sobre los peligros de las sartenes. Eso me hizo reír. 

Horas de duro entrenamiento y había acabado con el enemigo a sartenazos. 

Al mediodía, Jam se encontraba mejor. Bajamos a comer todos juntos y planificar nuestros siguientes pasos. Quedamos en no decir nada a nadie de lo ocurrido, Liam conocía al lobo blanco, seguramente sospechó de él o de Jam y les siguió dando así conmigo. No sabíamos si había más personas que conocían mi ubicación actual, por lo que no podíamos bajar la guardia. Decidimos asegurar la casa, poner cámaras por el perímetro de la misma e instalar el último modelo de alarma del mercado, cambiamos los cristales y pusimos rejas en las ventanas de abajo.

A la mañana siguiente, sería Liam el que retomaría mis clases hasta que Jam se recuperase. Liam era tan fuerte y diestro como su hermano, aunque nadie lo diría por su aspecto desgarbado. No dudaba en tocarme más de la cuenta para hacer rabiar a su hermano, que no quitaba los ojos de encima. Con algunas bromas entre nosotros nos ganamos un rugido que aún retumba en nuestros oídos. Liam disfrutaba haciéndole enfadar y yo sinceramente amaba viéndole celoso.

Después del entrenamiento que Jam dio por finalizado antes de tiempo, nos juntamos los tres para seguir hablando. Estábamos bromeando y yo reté a Liam a usar el encanto, no podía creerme que fuese eso lo que utilizasen para hacerme caer en la trampa como una tonta y subirme a la camioneta con un asesino. 

Estábamos hablando sin más hasta que oí un grito en mi cabeza: _¡MARLA!
Desperté de un estado de ensoñación al que no sabía  había estado sometida... ¡Era increíble! tenía mis manos en los ojales de mi blusa y ya me había desabrochado los tres primeros, dejando ver parte de mi generoso pecho y mi sujetador rosa. Asombrada miré a Liam, el cual tenía en la cara una gran sonrisa... ¡No podía estar más satisfecho de su hazaña! Pero al girarme y mirar a Jam, pude ver lo enfadado que estaba, tenso, y cabreado... Muy cabreado.

 Agarró a su hermano por la camiseta y de un empujón abrió la puerta de la cabaña y lo echó de allí.

 _Por hoy es suficiente encanto, largo de aquí_. Yo estaba estupefacta por ese arranque de celos, pero me tranquilicé cuando desde detrás de la puerta oímos las carcajadas de Liam.

Entre risas me decía:_ Mañana vuelvo princesa, si es que el lobo feroz me deja_. Le oímos alejarse muerto de la risa.

Desde luego ese don era increíble, ni siquiera me había dado cuenta de lo que me había pedido... Aunque sinceramente no creo que a ese chico le haga falta ese don. Tiene suficiente encanto por si solo.

 Tiene suficiente encanto por si solo

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