UNA MÁGICA NOCHE

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ESTE CAPITULO ES UN POCO HOT, HOT, YA SABÉIS PARA MAYORES DE 16

Nos quedamos a solas, decidimos tumbarnos y beber el champán, brindamos por nosotros, por nuestra vida en común... Por un montón de cosas. Cada vez estábamos más hambrientos, sabíamos que tras el primer beso, vendrían muchos más pero hoy ya no teníamos que contenernos, hoy nos uniríamos al fin, en cuerpo y alma.

Nos besamos, nos acariciamos Bajó con delicadeza los tirantes de mi vestido dejando mis pechos libres. Con  veneración absoluta los lamió, los besó, succionó cada uno de ellos. Yo sentí como me humedecía cada vez más y crecían en mí las ansias de tenerlo dentro. Mordisqueó cada centímetro de mi cuerpo. Temblaba por él  de deseo. Me hacía sentir especial, amada. Yo le besaba con fiereza a lo que él respondía con pequeños gruñidos de placer. Lamí su impresionante pecho, bajando peligrosamente hacia su masculinidad. Le oí dejar de respirar. Toqué su miembro, caliente y duro, suave y poderoso. Le acaricié, mi mano subía y bajaba mientras me suplicaba más. Estaba tan excitada que le lamí, quise probar su sabor, era adictivo. No podía dejar de succionar y besarle. Me apartó con cuidado y con una gran sonrisa en los labios: _Si sigues así, mi pequeña fierecilla quedaré en ridículo. 

Me tumbó suavemente entre las mantas y colocó varios pétalos por mi cuerpo, mirándome a los ojos me prometió amor eterno. Sentí como invadía mi cuerpo, lentamente, con sumo cuidado, yo le esperaba. 

Siguió besando mi boca con pasión, sólo sentí una leve molestia, llegó al final. Le tenía dentro y era maravilloso. Esperó unos segundos hasta que mi cuerpo se amoldase al suyo. Luego comenzamos una danza juntos, una danza que miles de hombres y mujeres  habían bailado durante siglos. Nos amamos sin censura. Con pasión. Mi cuerpo no me obedecía, estaba fuera de mí, había un millar de sensaciones que nunca había sentido, hasta que exploté. Mi cuerpo temblaba por él. Aceleró sus embestidas y por segunda vez en mi vida oí aullar al lobo que llevaba dentro. Nos abrazamos, con nuestros cuerpos aún unidos. Éramos felices. La pasión había dejado paso al amor que sentíamos.

Esa noche fue realmente mágica. Nos bañamos desnudos en la cascada, parecíamos dos intrusos en aquel paraíso. Volvimos a hacer el amor varias veces. Después nos quedamos juntos, desnudos, abrazados entre las mantas. 

Vimos juntos el amanecer, sería el primer día del fin de la maldición. Pero tendría que pasar como mínimo nueve meses para que se cumpliese.

 Pero tendría que pasar como mínimo nueve meses para que se cumpliese

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