Capítulo Seis

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Date la buena vida. Hablemos de las ganas de soñar, de volar, de tomar té y cantar, hablemos de darnos la buena vida... pensando en mis ya antes comentarios ponsoñosos sobre quejas cotidianas, quiero ahora contradecirme ¿Por qué? Muy fácil, porque contradiciendome me encuentro con la sorpresa de que vivo y no sólo respiro, entonces pues, pensando yo en la melódica frase, a buen momento me enfrente a Diana en el café que está sobre Santo Domingo, sí, aquél cafecito miniatura con revistas viejas, libros gastados y sin tilde.

Estaba ella, con mirada ardiente de odio por el comentario mal interpretado que había salido de mi mal educada boca después de dar una probada al merengue de mi tarta y es que, con tantos ajetreos cotidianos, ya no suelo medir mis palabras y siendo que tenía casi un año sin ver a Diana, había olvidado por completo como debía tratar con semejante persona. Entonces pues, comenzó a disparar palabras venenosas cargadas de cinismo y burla, dirigidas exactamente a mi peculiar estilo de vida.

Entonces logré captar, después de escuchar todo lo que tenía que decirme, que ella andaba feliz así, con un trabajo de tiempo completo, dos hijos, un esposo traicionero, un matrimonio inestable y un alma perdida ¿A qué quiero llegar con esto? Verás, el estilo de vida que uno decide llevar, por ende tiene que hacer feliz y aquella persona que disfruta de su vida, aunque sea el hombre más miserable o aburrido del mundo, anda dándose la buena vida y aunque las correas de su pena las lleve arrastrando, es libre.

Cuando bebo té por las noches contando las estrellas que amenazan con endulzar la oscuridad, suelo preguntarme ¿Por qué mi cabeza da vueltas en ideas que sólo tú y yo (o quizá ni tú) podemos comprender? Entonces vuelvo al punto de referencia donde quiero aclarar que la libertad es darte la buena vida, aunque esa se trate de mantenerte esclavizado.

La rareza del ser humano, siempre conlleva a darse uno cuenta, que en realidad, no existe una forma correcta de manejar la libertad, porque está, pudiera o no, ser sólo el raro producto de la imaginación.

Para más fácil de aclarar; puede un ave estar enjaulada y abandonada desde hace siglos, pero ser libre porque ella cree que lo es.

Si algún día alguien entiende esto, está perdido.

Té de canelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora