Cap. I: Sueños Extraños

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Ya ha pasado una semana y no puedo sacarme de la cabeza lo que ha estado pasando, no puedo dormir, solo me quedo mirando a la pared pensando en lo que podrían estar soñando esos chicos. Ya cerca de ser las doce comienzo a sentir como el insomnio de los días anteriores pasan factura y me pone a dormir sin más.

Comencé a ver como destruían mi ciudad unas bestias oscuras de piel grisacea que salían de un extraño bosque, mi cuerpo se comenzó a elevar y a moverse hacia adelante y vi como esas bestias destruían todo a su paso y unos demonios alados caían en picada desde las nubes y me dije - Este es el sueño - Muy convencido de ello los ataque y ellos me traspasaron como si fuera un fantasmas, todo se paralizó y se escucho una estruendosa voz que decía - Tú... Tú eres el redentor del fin, el encomendado para enmendar el daño! - y su eco retumbó varias veces, me desperté de golpe, estaba sudado y con la piel erizada, me quede sentado al pie de la cama, con la mirada al piso y en eso escuché a mi padres llamarme al unísono y en un tono un tanto extraño, baje rápidamente y frente de mi estaban cinco hombres altos, corpulentos y muy bien vestidos, uno de ellos se me acercó y me preguntó - Tu eres Thomas Field ¿Cierto? - Yo serio y desconfiado solo asentí con la cabeza, él dijo en tono crudo - calma Thomas somos escoltas del gobierno Ingles, me llamo Scoth Harrison - Y extendió su mano hacia mí, estreche su mano solo por modales - Queremos que tus padres nos den permiso para que tu recibas entrenamiento por si empeoran las cosas entre las potencias, recuerda que... - Y lo interrumpí fríamente diciendo - somos aliados... - Luego solo se escuchó un silencio acogedor y él dio un paso leve y tocó mi hombro con su mano preguntándonos - ¿Aceptan? - de inmediato mi padre se acercó hacia él y le quitó la mano de mi hombro, al instante sus compañeros bruscamente sacaron sus armas y apuntaron a mis padres en la sien, rápido y sin pensarlo dije - ¡Acepto! - Mi padre desesperado dijo - ¿Thomas, qué haces? Calma, no lo hagas yo lo resuelvo - solo me quedo decirle - estoy calmado y se que es lo que quiero papá, calma, les escribiré un texto cada vez que pueda - El elegante hombre dijo - Muy bien dicho Thomas, vámonos, y ustedes dos tranquilos, me asegurare que su hijo les escriba por lo menos una vez por día - mi madre rompió en llanto y corrió hacia mí y me dijo al oído - Recuerda volver siempre a mí - mientras su llanto aumentó, la abracé fuertemente y le dije - De seguro lo haré, no lo dudes jamás - y una agria lágrima corrió por mi mejilla, me levanto y ayudo a mi madre que aun no logra asimilarlo y miro a mi padre que esta con la mirada perdida y asustado por mi, voy hacia él y lo abrazo lo más fuerte que puedo y digo - Hasta pronto viejo - Mi padre sonrió y dijo - vuelve pronto, que aquí te esperaremos - Y sin más me fui con los elegantes hombres del gobierno, los cuales al ir en camino se encontraron con otro vehículo igual al nuestro y frenaron a la orilla de una carretera solitaria a las afueras de la ciudad, del otro vehículo salió una chica hermosa de cabello hasta las rodillas y de un precioso color avellana claro, además de unos hipnóticos ojos azules, con ella bajó otro hombre de traje y tres de los que venían conmigo se bajaron y se montaron en el otro vehículo, mientras ella y el otro hombre se montaron en el nuestro, ella al entrar me miro fijamente al igual que yo a ella y el hombre que venia con ella se sentó entre los dos, pasamos todo el camino sin decir ni una palabra, miré por la ventana y pude ver que nos llevaban a unas gigantes instalaciones algo parecidas a un campamento militar, cubierto por una pared como de unos siete metros de alto recubierta por una cerca eléctrica, al entrar ellos nos sacaron del vehículo y uno de ellos nos dijo - Vayan a sus respectivas filas separadas por género y esperen nuevas ordenes, al llegar allí, nos mandaron de inmediato a deshacer las filas y que nos formáramos en grupos de cinco y fuéramos a la cabaña que se nos asignaran y que no saliéramos de allí hasta que se nos ordenara, me uní a uno de los grupos, pero sin perder de vista a la chica, nos asignaron la cabaña y a su grupo igual y al ella entra solo seguí a mi grupo, por desgracia nuestra cabañas estaban separadas por mucho, entré a la cabaña y me separé del grupo mientras solo veía la foto de mis padres y así pasé horas.

El Redentor del FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora