005: Llegar a ti.

511 75 4
                                    

La idea de Alonso parecía haber funcionado, porque los dos primos se separaron al instante. Alan estaba helado después de lo que hizo Alonso, su rostro mostraba una confusión extrañamente satisfactoria. Mientras que Freddy los miraba a ambos sintiendo náuseas, no hizo más que acomodar su chaqueta y retirarse de ahí, no sin antes soltar palabras despectivas en contra de los dos chicos que seguían inmóviles en medio del pasillo.

Alonso moría de vergüenza al sentir la mirada de Alan sobre él, se negaba a quitarle la vista de encima, lo cual comenzaba a intimidar al castaño.

–Perdón —fue lo único que pudo decir Alonso, algo apenado.

Al parecer, el mayor no sabía a qué se refería. Su opuesto lo notó.

—Por la pelea. Fue culpa mía —dijo, tratando de aclarar la confusión del moreno.

Él no hizo más que negar con la cabeza, pensó que merecía cada uno de esos golpes, así que el castaño no tenía razones para disculparse. Alan se había ganado cada golpe por todo lo que le hizo a Alonso, y los recibió, era lo menos que podía hacer para reducir un poco ese remordimiento.

—Me besaste —sonrió Alan para sí mismo, dirigiéndose al menor.

Alonso asintió, sintiendo sus mejillas enrojecidas al recordar ese repentino beso.

—Dime algo, Alonso. ¿Realmente querías hacerlo o solamente me besaste porque yo te lo pedí?

El menor realmente no supo cuál de las dos razones lo había hecho besar al moreno. Puede que haya sido un poco de ambas. Sí, debe admitir que tenía tiempo queriendo besar a Alan, aunque nunca pudo animarse a hacerlo. La simple idea lo llenaba de un terror inmenso. Pero cuando Alan le pidió hacerlo, perdió el control. Ese fue el pequeño empujón que necesitaba para armarse de valor.

Pensó en responderle que efectivamente quería besarlo, pero después de la reacción Freddy contra su primo, no quería causarle más problemas a Alan con sus sentimientos tontos. De todos modos, estaba seguro que Alan no podría corresponderlo. Tal vez sólo quiso ser besado por Alonso por simple curiosidad, curiosidad de besar a un hombre. Tal vez sólo estaba confundido, no tenía caso confesarle sentimientos que se había estado guardando durante dos años. Alonso no era idiota, no quería darle motivos a Alan para destruirlo más.

—Te besé porque creí que así podría detener la pelea, y funcionó, sólo eso —dijo Alonso sintiendo su pecho comprimiéndose de dolor.

Sus palabras no convencieron para nada al moreno que tenía enfrente, sabía que Alonso mentía. Pero no quiso insistir, tal vez sólo tenía miedo de admitir la verdad frente a él. Así que se dio por vencido.

Alonso carraspeó y rascó su nuca, algo incómodo por la situación.

—Será mejor que me vaya —dijo con una media sonrisa, mirando al moreno.

Alan asintió algo decepcionado.

—Cuídate mucho, por favor —respondió el mayor mirando al castaño directamente a los ojos —Hablo en serio, Alonso.

El menor asintió, no había ni un rastro de duda en el rostro de Alan, realmente hablaba en serio. Alonso notó como el moreno lo miró un par de segundos, inexpresivo, para después darse vuelta e irse de ahí.

Alan se apresuró, era demasiado orgulloso como para admitir que la indiferencia de Alonso le molestó, pero realmente le dolía. Esperaba algo más en su respuesta, no tenía razón alguna para hacerlo, pero tenía un poco de esperanza.

Se detuvo en seco, riendo para sí mismo. ¿Cómo fue posible que le haya pedido un beso a Alonso? Se burló un poco más al pensar cómo se habría visto al hacerlo, pero no le importó.

Miró hacia el reloj de pared que estaba en el pasillo donde se encontraba caminando, apenas iban a dar las 9 de la mañana, la primera clase estaba a punto de dar inicio. Aunque su mente se encontraba dispersa después de todo lo que había ocurrido tan sólo momentos atrás. Ver a Alonso llorando, la pelea con su primo, Alonso y él besándose.

Se detuvo en el último pensamiento.

Las calificaciones que Alan tenía en sus materias no eran las más sobresalientes, pero tampoco eran malas, así que faltar a la primera clase no le afectaría demasiado.

Buscó alguno de los salones que estuviese vacío para poder pasar el rato ahí, al menos hasta que concluyera la primera clase. Si algún maestro lo veía, se metería en problemas y ya había tenido suficiente por un día.

Vio un pasillo con los salones completamente despejados, así que se sentó en el suelo frente a la puerta de un salón, recargando su espalda sobre ella.

—Alonso.. ¿Qué me estás haciendo? —susurró para sí mismo, cerrando los ojos, echando la cabeza hacia atrás para recargarla también sobre la puerta— ¿Por qué no he podido sacarte de mi mente ni por un maldito segundo?

Suspiró pesadamente, como si le resultara complicado sacar el aire que llenaban sus pulmones. Debe admitir que Alonso era un chico realmente hermoso, eso lo sabía desde la primera vez que lo vio, hace tan sólo dos años. Pero no entendía porqué ahora le llamaba la atención, quería saber más de él, saber lo que ocultaban esos preciosos ojos. Esos ojos aprisionaban su mente, sus pensamientos, su ser.

Quería descubrir lo que ocultaba dentro de su pequeño corazón, saber qué le causaba tanto dolor. Y lo haría, llegaría a él, como le fuese posible.

—Te descifraré, Alonso.

Pensó para sí mismo.

Llegaré a ti.

➳ El Chico del Piano | #WattPrideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora