Capítulo 6.

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Caíamos desde lo más alto que Kagura había suspendido su pluma. La fuerza de la caída había desprendido el listón de sus cabellos dejándolos extendidos, por su rostro, al vuelo de nuestra caída.

Se había ofrecido a mi anteriormente... bien, ahora lo tomaría sin miramientos. Dejaría que Yako se liberara y con él, mi rabia y mi coraje, mi alma endemoniada que no me dejaba tranquilo ni un maldito segundo.

Ahora esta demoneza sabría lo que era ser el objeto de deseo de lord Sesshomaru.

Caíamos, esperando el momento en que nuestros cuerpos impactaran los suelos para poder descargar toda la impotencia contenida...

Esa mujer... esa maldita mujer se iría con ese lobo...a SU territorio y seguramente él la haría suya...

Ese no desaprovecharía la oportunidad de tener al hibrido lejos, y eso me hacía arder por dentro como el infierno... imágenes de ella desnuda en sus brazos, mezclando su aroma con el de ese... ese... ¡NO!.

Parpadee por un segundo por la rabia desenfrenada que comenzaba salirse de mis manos. Y sus cabellos azabache de pronto estaban frente a mi, tapando parte de su rostro, hasta que ella abrió sus ojos y me observaron detenidamente con un deseo, con los que ni yo mismo habría imaginado que una humana podría pecar.

Yako rugió dentro de mi, gruñendo y exigiéndome que la tomara y la hiciera mía... Su delicada piel estaba bajo mi cuerpo, aun cayendo ya que todo lo que estaba pasando por mi mente estaba pasando en instantes. Mis ojos pasaron de su cuello a sus clavículas tentándome a morder cada fibra de ellas... sentía sed, y mis labios estaban más secos que nunca...Con ese pensamiento rasgué la tela del kimono sin importarme si con ello la razgaba o no...

Estaba excitado, loco por poseerla, por fin...

—Sessh...—su voz me recordó que los humanos no eran tan resistentes, así que antes de impactarnos, reduje la velocidad para depositarla con delicadeza bajo de mi... era hermosa, sus labios carnosos estaban entreabiertos esperando por ser tocados por mi...

Mi respiración estaba acelerada, como la de un animal que bufaba al no poder alcanzar a su presa...

Mis manos separadas a ambos lados de su cabeza me sostenían en una mínima parte de su rostro, mi mano se levantó llevando mis garras hasta su mejilla rosando con delicadeza... mi erección me molestaba de entre mis ropas. Incómoda, deseando rasgar lo más profundo de su ser...

Mis cabellos se agitaron con el viento y con él... me despertaron haciendo que me alejara de quien tenía bajo de mi...

Ojos como rubíes, cabellos oscuros... labios finos, palidez sin color, y el olor... un olor a fresco, viento, y dientes de león... para nada desagradable, pero... no era a ese olor, delicioso e indefinido un para mi...

Kagura se mantuvo perpleja. Boquiabierta. Hasta que se recargó sobre sus codos para poner su rostro a la altura del mío con una sonrisa maliciosa.

"Vámonos Sesshomaru... no tenemos nada que hacer aquí"

¿Yako pedía una retirada? Eso jamas había sucedido, sentí como mi erección disminuía conforme la euforia de la mala jugada de mi imaginación iba dispersándose.

Me levanté para darle la espalda por segunda vez.

—¡¿Qué haces?!

Seguí caminando, ignorando su voz herida.

—No te perdonaré jamás... —insistió, y detuve mi andar.

—¿Qué te hace pensar que eso me importa? — mi voz gélida salió sin importar el efecto que pudiera causar en ella.

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