Capítulo 7

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¿Estribos? Desde cuando Lord Sesshomaru tiene estribos y los pierde, ¡¿desde cuando Lord Sesshomaru no es capaz de controlarse a sí mismo?! Mejor aun ¿Desde cuando, Lord Sesshomaru debe controlarse?

Somos fríos, calculadores, neutros, sin sentimientos, así somos los Inugami, Así es mi raza, así es mi madre, así era mi padre y yo siempre he sido mejor que ellos en esto.

Tenía tres día tratando de encontrar la manera de evitar pensar en ella. Los mismos días que mi mente trataba de darme mil razones por las cuales debía volver, incluso los más mínimos pretextos cruzaban mi cabeza.

Ahora, no solo mis sueños me daban alertas, sino que mis instintos prácticamente me exigían que diera media vuelta y fuera en su busca...

Ya le había entregado la roca a mi madre, y para mi desgracia, fue tan impertinente como siempre.

Desde el momento en que entré por las puertas del palacio, su mirada me advirtió que no sería una visita simple.

Todo lo corroboré en cuanto traté de alejarme.

—¿Qué está pasando por tu mente Sesshomaru? Te noto inquieto...

Solo la observé sin dar respuesta alguna, pero como siempre el inepto de Jaken pensó en voz alta.

—¿Inquieto el amo bonito..? ¡ay! esa señora, presume de ser su madre pero no tiene ni idea que el gran Sesshomaru no se inquieta por nada...

—Entonces según tu sirviente... ¿estoy equivocada?

Permanecí sin reaccionar, y solamente le di la espalda para evitar más preguntas absurdas.

—Sesshomaru...—me detuve sin mirar atrás. —conozco esa mirada...—mantuve mi vista al frente—esa mirada la repudié en tu parte durante un tiempo... ¿debería preocuparme por ello?

Algo dentro de mi se revivió provocándome náuseas

—El día que debas preocuparte, será el día que venga a reclamar el trono—hable con serenidad—lejos de eso... no te entrometas.

Tan breves visitas a mi madre y todas son molestas.

Por otro lado, parecía que el universo confabulaba en molestarme. Yako se había encaprichado, comportándose como un cachorro, empeñándose en ir en busca de esa mujer... ahora él se atrevía a ignorarme. No solo eso, se ha revelado a mis ganas de placer...

Dos lunas atrás, Toran se había presentado ante mi, una oponente poderosa, capaz de ser una buena oponente y sobre todo una amante potencial... después de haber sido enemigos por más de cincuenta años ahora su clan de los Gatos Leopardo y el resto de los demonios habíamos hecho las pases después de enfrentarnos su líder... más bien al cadáver de su líder.

Toran, quien ha tomado posesión del liderazgo del clan se reunió conmigo, pidiendo sellemos el tratado de paz con un apareamiento.

No tenía porque haberme negado, no es que añore descendencia ahora, pero raramente se encuentran hembras poderosas y... he de decirlo apetitosas sin llegar a lo vulgar, como Nura.

Quería demostrarme a mi mismo que mis deseo sexual permanecía en mi por instinto, pero mi estúpida bestia, se rehusó por completo a cumplir mis deseos. Por lo tanto tuve que rechazarla.

Ahora estaba más ocupado en mi lucha interna con Yako quien se aferraba al recuerdo de esa desagradable mujer, y se empeñaba en que él solo actuaba conforme a mis verdaderos deseos.

Y ahí me encontraba yo... deseando seguir mi camino sin rumbo y esperando a encontrar más demonios en busca de la muerte por tratar de enfrentarme. Pero ni una cosa ni otra pasaba. Lo único que ha logrado distraerme de la típica monotonía es esa chiquilla, que hace que mi curiosidad despierte constantemente... lo único que hace la diferencia de cada día es ella.

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