I'm going to kill him.

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El sol de la mañana quemaba mis retinas a más no poder.

Vegetta jugueteaba con el pasto, arrancándolo y acariciándolo con la punta de los dedos, mientras yo le contemplaba. Lucía tan inocente, tan calmado, tan hermoso.

Suspiré a la vez que él me veía y sonreía. Samuel sabía perfectamente lo fácil que era hacerme sonrojar, y con el simple hecho de que me haya atrapado suspirando mientras le observaba tal colegiala enamorada hacía que mis mejillas ardieran.

-Si quieres besarme solo debes decírmelo -Su tono de voz juguetón se hizo presente- No me opondría para nada, guapetón -Y me guiño un ojo-.

Volteé mi rostro y aclaré mi voz. Sentía como mis mejillas se tornaban más rojas que antes, si es que este torpe sabía como hacerme poner incomodo de la linda manera.

-Eres tonto, chaval...-Mi voz sonó casi como un susurró, provocando una risita de su parte-.

-Venga, chico fuerte, ablándate y ven -Mandó, mientras estiraba sus brazos esperándome-.

Me reí y empecé a arrastrarme en el pasto hasta estar frente a él, nuestros rostros frente al otro, nuestros ojos viéndose, nuestras nariz casi rozando y nuestros labios tan cerca.

Quería besarlo, lo deseaba realmente, pero yo no era tan fácil de ceder. O tal vez simplemente es que tengo miedo de dar los primeros pasos.

Queda mejor decir que soy difícil.

-¿No vas a darme un beso, Willy? -Su voz sonó mientras, a la vez, una sonrisa se asomaba en su bello rostro-.

-¿Y porque no me besas tú? -Le desafié-.

Elevó una ceja y se acercó, rozando nuestros labios, su respiración sobre la mía.

-Me encantaría hacerlo, Willy, ¿quieres que te besé?

Asentí, más desesperado de lo que esperaba, su risa resonó haciendo que se alejará un poco, pero rápidamente se acercó chocando sus labios con los míos desesperadamente, haciendo que mi cuerpo se tumbará en el pasto, quedando él sobre mi.

Nuestros labios se devoraran, como si hace simplemente diez horas no se hubiesen tocado. Su lengua se adentro en mi boca, a la vez que su mano acaricio la piel desnuda y descubierta de mi cintura, al levantarse levemente mi remera.

Mis manos fueron a parar rápidamente a su cabello, tomándolo de este haciendo que se acercara más a mi, si es que eso era posible.

Su mano se adentro en mi camisa, sintiendo su tacto en mi estomago subiendo de a poco. Sus labios dejaron los míos para atacar mi cuello rápidamente, haciendo que no pudiera ahogar un gemido. Elevé mi cabeza, dándole espacio para que siguiera.

-S-Samu...-Gemí su nombre-.

Se separó de mi cuello y me miró con una sonrisa divertida en su rostro, veía como mi respiración estaba agitada y le divertía, era un gilipollas.

-¿Si, Guille?

-Bésame y deja de burlarte, idiota -Dije y reímos-.

Y cuando nuestros labios se iban a volver a juntar, un trueno hizo que Vegetta saliera de encima mío y pegará un gritito.

Otro trueno apareció hasta que esa voz volvió a sonar, aquella voz que habíamos escuchado el primer día que llegamos aquí, aquella voz que nos estaba haciendo pasar esta tortura.

-Hola chicos, veo que la estáis pasando bien -Un sonrojo no pude evitar que se aproximará en mi rostro- Tranquilos, no los vigiló siempre, simplemente se me ocurrió visitarlos en un momento oportuno se ve -Su maligna risa sonó- Les tengo una sorpresa, ¡un compañero! No os conocéis, pero deberán hacerlo. Entre más mejor, ¿no? ¡Pasadlo bien! -Y de repente un chico cayó desde el cielo, haciendo que su cuerpo sonará contra el suelo, a la vez que el desaparecía y la luz del día se hacia presente nuevamente-.

Dentro del juego (Wigetta).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora