N u e v e

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Quizás hice mal en confesarme, probablemente ella me esté odiando y solo sienta repulsión hacia mi, por aquello no quiere decir nada, no encontrará palabra alguna para decirlo de manera sutil.

– y-yo... –sé que estaba tratando de formular alguna frase coherente, solo le dedique una sonrisa, pero no me sentía feliz, quizás lo hice para calmarla un poco.
– no te culparé si me odias, si ya no quieres hablarme más –mire el piso mientras me balanceaba sobre mis pies, iba a continuar hablando pero me interrumpió.
– por qué ahora? Por qué no antes? –alce mi vista y me di cuenta que estaba llorando en silencio, sobe mi nuca debatiendo si sería bueno acercarme y abrazarla, pero para cuando me di cuenta sus brazos rodeaban mi cintura, y su cabeza reposaba en mi pecho– por qué me lo dices ahora que estoy casada? –sus palabras me sacaron de mis pensamientos y si un leve suspiro, sabiendo que estaría escuchando mi corazón, y lo rápido que iba al tenerla cerca.
– supongo que esta es mi última opción para alejarte de mí y ser feliz –expulse, aunque aquello, ahora que lo pienso no tiene mucho sentido, por lo que solté un gran suspiro– desde que te conocí, provocaste en mi sentimientos a los cuales le tenía miedo, y cuando me enteré de lo que sentía, lo oculte, pensando que en un futuro no te volvería a ver, aquel día que te encontré el el bar gay borracha a más no poder, aquellos sentimientos se hicieron más fuertes –tragué saliva y detuve mis caricias en su pelo– supongo que lo dije ahora, para alejarte de mí, para así poder comenzar de nuevo y enterrar estos sentimientos absurdos que tengo hacia ti. –por un momento todo estuvo en silencio, ninguna de las dos hablaba, no era un silencio incómodo, más bien era inquietante, en estos momentos me gustaría ser como el protagonista de cualquier película de ciencia ficción que tiene el poder de leer mentes y leerle la mente a Bárbara, pero no tengo ese poder, así que no me queda más que esperar a que hable.
– siento no poder corresponderte –su voz ahora es más fría, más distante, la mire a sus ojos, pero por más que intente buscar respuesta, parecían estar bloqueados, no había manera de que pudiera adivinar por qué su repentino cambio.

Todo fue rápido, mi mano izquierda se agarro firmemente de su cintura, y mi mano derecha de su nuca, con ambas logre atraerla hacia mi, y una vez que estuvo lo suficientemente cerca uní mis labios con los de ella, describir como me sentí en aquel momento es casi imposible, cada movimiento me provocaba algo nuevo, compararlo con algo podría ser casi un insulto, pero ha sido lo mejor hasta el momento, luego de unos segundos, minutos o yo qué sé, me separé por falta de aire, pero no lo suficiente, ambas nos miramos a los ojos, su mirada ahora es distinta, más suave, más delicada, pude notar un brillo en sus ojos, un brillo que me atrevería a decir que solo yo lo provoco, un brillo el cual me hace sentir especial.
Mis manos lentamente subieron hasta sus mejillas y las acariciaron lentamente, su piel es suave, nada comparado con lo que mi mente a veces imaginaba, y si un leve suspiro.
– lo siento mucho Alex.. –expulsó mientras mis manos se llenaban de lagrimas que ella botaba, las seque y negué ligeramente.
– yo fui la idiota que se hizo ilusiones sola, tú no me diste ningún indicio o algo, así que no te preocupes –expulse con un nudo en la garganta y me separe de ella– realmente no sé si quiero ser tu amiga, no sé si ser tu amiga podría hacerme bien.
Cada palabra dicha por mi estupida voz era una puñalada que yo misma me daba, me estoy matando lentamente, pero sé que este dolor que siento, solo será momentáneo, y que para cuando me dé cuenta Bárbara solo será parte de mi pasado.

[...]
Una semana ha pasado, y no entiendo que hago aquí, parada frente el departamento donde Brenda me dijo que estaba viviendo Bárbara, aunque yo no mantuviera contacto con Bárbara, Brenda si lo tenía, cuando le pregunté por qué, ella dijo que unos días después de irse a Suiza, le llegó un mensaje de Bárbara, di un gran suspiro, esto es estupido si después de todo yo fui quien le pidió que se alejara de mi.
– esto es estupido –me dije a mí misma y me giré sobre mis talones para luego bajar los dos escalones guardando el papel en mi bolsillo, no alcance a dar ni un paso cuando me di cuenta que alguien estorbaba mi camino.
– A-Alex? Q-Qué haces aquí? –abrí mis ojos, wasted, pensé y sobe mi nuca.
– quién es ella? –pregunto una mujer quien llevaba un atuendo bastante elegante para ser de "barrio" por decir así, me miró con cierto asco, quizás analizando mi forma de vestir– espero que no sea lesbiana, ugh! –exclamó y fruncí el ceño mirando a la señora.
– disculpe, pero su comentario en cierta forma no es muy agradable, teniendo en cuenta que me está juzgando sin conocerme, solo por cómo me visto –murmuré y la señora me hecho una segunda mirada.
– mamá, por qué no entras y preparas algo para la cena? Yo iré luego –pude notar lo nerviosa que Bárbara se encontraba, que se cree esa señora? Que hay de malo en ser lesbiana? La señora entro y Bárbara se relajó completamente, para luego mirarme– lo siento por el comportamiento de mi madre –se encogió de hombros y luego se cruzó de brazos– bueno.. A que.. Viniste?
– por esta razón cuando estudiábamos juntas me dijiste que tu casa no es adecuada para estudiar? –asintió ligeramente y solté un leve suspiro.
– toda mi familia es homofobica, lo cual no logro entenderlo, estamos en pleno siglo XXI, ya no es como antiguamente que estaba mal visto aquello, pero supongo que todo tiene que ver con su fanatismo por la Biblia y sus típicas excusas de que Dios creo a Adán y a Eva, no a Adán y Adán o a Eva y Eva, y supongo que no quería que me alejaran de ti, pero finalmente lo hicieron igual.. –lo último lo murmuro, nuestras miradas se cruzaron y por segundos que parecieron horas, me perdí en ellos, hasta que tuvieron que interrumpirnos.
– cariño, tu madre quiere saber cuánto te demoraras aquí –expulsó Jackson, y como la primera vez que lo conocí, me ignoro completamente.
– cinco minutos más –expulsó dándole un corto beso en los labios, aquel gesto de cariño frente mío hizo que me aferrara a la maceta con un lirio que recién recordaba que tenía en las manos, el chico con rasgos asiáticos y acento extraño se fue, volviendo a dejarnos solas.
– ya no te quitaré más tiempo, te traje esta flor, he conseguido trabajo en una florería, y este Lirio para mí dice bastante, espero que cuando descubras su significado, no es algo que puedas buscar en internet, o quizás si, cuando supe lo que significaba.. –deje la frase a medias y la mire fijamente, está prestando atención a cada palabra– cuando sepas lo que significa, estaré esperando por ti, pero no será por siempre..
No le entregue la maceta en las manos, se la deje en los pies, y antes de marcharme, la analice por última vez, recordando, lo que quizás sería el final o el principio de nuestra historia.

Te reto a que me ames.

Te reto a que me ames [en pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora