Los siguientes días fueron geniales, claro, a Brenda no le dejaba ver que llevaba a Bárbara a casa para que no sospechará nada, me sentía como una fugitiva cuando lo hacía, y la adrenalina recorría mi cuerpo, nos encontrábamos en clase de educación física, en el gimnasio, trotando al lado de Brenda mientras me contaba de sus problemas con los chicos.
– sinceramente pienso que debe ser gay –expulse riendo ligeramente al ver el rostro sorprendido de Brenda.
– q-qué?! –grito deteniéndose.
– señorita Bustos! Continúe corriendo! –grito el profesor regañando a Brenda y continuamos trotando.
– es en serio, analiza la situación, habla poco contigo, no te toma en cuenta, y ya te dejo el visto en whatsapp, y no precisamente una vez, tres veces –murmuré– además no eres una mujer fea, eres hermosa.. Debe ser gay.
– por qué siempre elijo mal? –expulsó quejándose y comenzó a correr, me quede algo sorprendida al verla correr, yo simplemente continúe trotando suspirando leve.
– que le pasa a Brenda? –escuche su voz y la mire, mi corazón comenzó a latir rápido, esto no está bien, verdad?.
– problemas de amor –murmuré, solo dije aquello, sabía que si hablaba un poco más se notaría lo nerviosa que me encontraba.
– oh.. Pobre –expulsó mirando a Brenda a lo lejos.
No dije nada, no me atrevía, así que simplemente asentí hasta que el profesor nos llamó, hicimos un par de ejercicios más, y luego nos dejó juego libre, vi como mis compañeros de clase hicieron dos grupos, les faltaba uno así que decidí unirme.
– puedo participar? –pregunte mirándolos, ellos también me miraron, como si les hubiera dicho una broma.
– no tendremos piedad contigo Alex, no te conviene –expulsó Jorge mirándome.
– acaso les pedí piedad? –pregunte y le quite la pelota colocándola en el piso– quién va a partir?
Pregunte y así comenzó el juego, al parecer es muy extraño que una mujer quiera jugar, pues todos los que se quedaron ya sea jugando a otra cosa, o sentados en las gradas nos miraban jugar, hasta la profesora se unió comenzando a arbitrar, al momento de tener la pelota, pasaba a uno, a otro y a otro, llegando fácilmente a la portería, sin mentir ganamos 10-3.
– p-pero que.. –expulsó Jorge sorprendido– estás segura que eres mujer?
– que? Acaso te avergüenza que sepan que una mujer les gano? –reí ligeramente– tranquilo, que yo no le diré a nadie.. –le di palmadas en el hombro pero su reacción solo fue a empujarme.
– no me toques imbecil! Quien te dio el derecho para tocarme?! –expulsó furioso y yo solo reí.
– justo en el orgullo –me burlé y me giré pasando mis manos por mi corto pelo.
– cuidado!! –fue lo último que escuche, y de pronto sentí un empujón tan fuerte que no me dio tiempo a reaccionar y caí al piso, comencé a recibir patadas y lo primero que hice fue protegerme la cabeza.
– Jorge Albornoz! Estás expulsado! -escuche la voz de la profesora a lo lejos, luego de aquello todo fue borroso, solo supe que alguien me llevó a la enfermería, todo el cuerpo me dolía horrible, sobre todo el hombro.
– te encuentras mejor? –me sorprendí al escuchar la voz de Bárbara, la mire por unos segundos, sin entender el motivo de por qué me encontraba conteniendo la respiración.
– Alex! Estas mejor?! –mi mirada se desvió a Brenda, quien me miraba preocupada.
– algo así.. –murmuré, aunque no me encontraba mirando a Bárbara, podía sentir su mirada, la cual me colocaba nerviosa a cada momento.
– menos mal.. Te duele demasiado el hombro? –el hombro? Giré mi rostro hacia mi hombro y me di cuenta que lo tenía enyesado, con una maya, o no sé cómo se llamen estas cosas para mantener el brazo quieto contra el pecho, trate de moverlo y no pude evitar soltar un quejido– n..
– no lo muevas! –mire a Bárbara quien detuvo mi movimiento, estaba demasiado cerca, pude apreciar mejor su rostro, una nariz de tamaño promedio, en su rostro se ve perfecta, labios finos, aunque el inferior un poco más grueso que el superior, y rosas, un rosa hermoso, perfectamente cuidados, al igual que su piel, pareciera que jamás sale de casa, pues es pálida, al igual que la mía, tragué saliva y desvíe la mirada.
– ya tocaron la campana, crees que seas capaz de irte a casa? –pregunto Brenda preocupada, provocando que Bárbara se alejara, por alguna razón aquello me molesto.
– si, seré capaz, tú ve, nos vemos mañana –murmuré y le dedique una sonrisa.
– está bien, cuídate, tú también –dijo a Bárbara y está solo asintió, otra vez nos quedamos solas, pero esta vez si estábamos solas.
– te acompañaré a casa –murmuro y di un leve suspiro.
– no es necesario, puedo valerme por mí misma –murmuré y me levante acomodando, o tratando de acomodar mi chaleco, pero no podía, y allí fue donde intervino Bárbara.
– no seas testaruda, solo acepta y ya –expulsó tomando su mochila colocándosela en la espalda, luego tomó la mía y me miro– camina –me hizo una señal con la cabeza y comencé a caminar hacia la puerta, sostuve la puerta con mi mano buena hasta que salió– gracias –murmuro, muchas veces recibí aquella respuesta, pero a pesar de ello, que Bárbara lo dijera era especial, no entendía muy bien por qué, sólo sonreí.Agradecía salir tarde, pues cuando caminábamos a la parada de autobús no había nadie presenciando el acto de Bárbara, yo solo la miraba fijamente, balanceándose sobre sus talones mientras miraba si venía el bus, como aquel simple acto podía hacerme sonreír? Se ve tan Inocente, tan.. Diferente a mi.
El bus paso, y como todos estos días, ella se mantuvo a una distancia prudente, estaba sentada unos asientos delante mio, su pelo albino no hacía más que cautivarme, no podía evitar cuestionarme de qué manera se vestía, debido a que en la escuela solo la veía en uniforme, qué música escuchara? Pasa con los audífonos puestos, pero.. Escuchará algo? Por qué yo me los pongo, pero aun así nunca escucho música, hay tantas preguntas sobre ella en mi mente, y aun que sé que Brenda tendría aquellas respuestas, no quería preguntarle a ella, quería escucharlo de Bárbara, pero siento la necesidad de alejarla de mi cada vez que estamos solas, que me está pasando exactamente?
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Te reto a que me ames [en pausa]
Romance¿Crees en el hilo rojo del destino? «Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper» eso dice texualmente, pero ¿Cómo...