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El tiempo a solas fue una tortura. Ya no podía dormir, al parecer dormí todo lo posible antes de llegar al hospital y ahora no puedo pegar un ojo. Deseé poder inyectarme algún tranquilizante lo suficientemente fuerte como para que me pusiera en un coma por días y así evitar la tormenta de mierda que se me viene encima, pero no, mi lado racional me pedía a gritos que soportara un poco más despierta en esta jodida realidad; tenían que hacerme chequeos, interrogatorios, tenía que estar con todos los sentidos puestos en el presente si quería salvarle el trasero al idiota de mi hermano y de paso el mío. Odié pensar como una madre responsable, pero drogarme no era la solución perfecta para evadir todos los problemas.

Dexter asumió ante mí que era un asesino y no estaba arrepentido de nada. Lo pude ver en su mirada, en la forma en la que asintió cuando se lo pregunté. No titubeó, no intentó explicarse ante mí, fue como si le hubiera preguntado si le gustaría comer una donut con café. No tenía conciencia, no estaba consciente de lo que estaba sucediendo en mi interior, que toda mi vida pasó ante mis ojos cuando me confirmó su naturaleza, mi vida era una mentira gracias a él y eso era precisamente lo que más dolía. A la mierda todo lo que pasó, a la mierda el puto homicida de su hermano, a la mierda LaGuerta, yo no soy una mariposita sentimental excepto cuando una de las personas que más quiero, si es que no es la persona que más quiero en este mundo, me miente así como él me mintió. Mis primeras memorias son con él, las peleas, los buenos momentos, ¿Mintió desde que era una criatura igual de pequeña que yo? ¿Por qué? ¿No soy lo suficiente como para merecer saber la verdad?

Preferí no contaminarme más con las posibles respuestas a esas preguntas y luego de darme una bofetada mental para enfocarme en lo que de verdad importaba, descubrí con facilidad lo único claro de todo este puto circo: si su hermano consideraba que todavía valía la pena intentar conectar con él, lo buscaría otra vez y cuando lo hiciera, tarde o temprano, vendría hacia mí. Ahora sabe con hechos que Dexter se preocupa por mi cabeza y me protege, sabe que supongo un conflicto en él o lo que fuera que le hizo salvarme la primera vez, anoche. Ahora ¿Un asesino puede preocuparse de alguien de verdad? ¿Por qué le importé tanto a Dexter como para que su hermano me tomara con seguridad haciendo que cayera como un pez ante una deliciosa carnada? ¿Qué le impediría a Brian tomarme una vez más y matarme para que le dejara de joder el camino hacia Dexter?

Aun me sorprendía, y odiaba decir que gratamente, el que mi jodido hermanastro haya llegado al contenedor en gran parte por mí, no por él. O eso quería pensar que hizo.

Llegué al penoso estado de no saber ni siquiera por qué estoy aún con vida. El objetivo de Brian había sido que compartieran un glorioso asesinato inicial juntos, menuda mierda retorcida de reencuentro, pero ¿Por qué rayos no había logrado concretarlo? Dexter tenía ganas, yo lo pude sentir hasta en mi cuerpo, lo deseaba como nunca lo vi desear algo en su puta existencia ¿Por qué? ¿Por qué viví para contarlo? Me taladra el cerebro no saber tantas cosas, estarme perdiendo una infinidad de detalles de todo.

Él solo dijo No. No puedo, Deborah no.

Las palabras, la inflexión en su voz, sus ojos oscuros mirándome, Brian a su lado, todo se repetía en mi cabeza sin parar. Esto es un cerro de mierda, lo juro. Un cerro que fue creciendo sin que yo lo supiera, pero estuvo ahí siempre, acumulando más y más mierda hasta que la mezcla de basura se hizo tan homogénea que, ahora que lo descubrí, no sé cómo comenzar a distinguir sus partes, cómo darle una coherencia, porque no veo nada más que lo general: un gran y apestoso cerro de mierda.

¿Qué tipo de persona eres, querido hermano?

—Puedes irte —me dijo el doctor que se había encargado de mi estado durante el día. Era algo así como las diez de la noche y sus palabras fueron como un dulce alivio para mí; había querido volver a casa desde que desperté en este puto hoyo del infierno. Sin tomarlo en cuenta, comencé a pensar en lo que haría cuando llegara a casa: darme un baño de tina hasta que mi cuerpo se arrugara, ponerme algo limpio y cómodo con aroma a recién lavado, comer algo decente que no fuera jalea o alguna mierda que me recordara mi corta estadía aquí y finalmente dormir, dormir hasta que se me diera la gana. Creo que me recluiría en mi hogar hasta que alguien me forzara a salir de él, cosa que esperaba que no sucediera pronto.

Darkly dreaming DeborahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora