siete

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Me demostraste que eras la que mejor podría manejar la espada, que nadie podría vencerte. Porque curaste las heridas de todos nuestros recuerdos. Porque ataste los hilos de la cuerda floja. Porque cuando te encontré bajo el perfecto manto de nieve, aún seguías tibia.

notes ; mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora