tres

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Desde lo alto de las montañas de nuestra imaginación, podía verte desde todos los ángulos posibles. Podía sentirte desde la distancia de nuestros barcos, y pude ver cómo desaparecías en aquel remolino. Los ángeles en mi cabeza me advertían que los demonios ya estaban dentro tuyo. Lo siento.

notes ; mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora