Dy
Miércoles, a mitad de semana y yo tirada en cama. Son las 3:40 de la tarde y yo sigo en cama. Maldita sea. En buena hora me enferme.
No es que me preocupara tanto por mi salud, siempre había tenido una excelente salud pero cuando me enfermaba, era un martirio. Ahora precisamente me encontraba recostada en la cama, cobijada hasta el pecho, con los brazos cruzados, un termómetro en la boca y un trapo mojado sobre la cabeza para bajar mi fiebre.
—Quita esa cara, Dy. Esto es solo para cuidarte.
Mire con desprecio a Evan. Estaba enojada sí, pero no con él sino conmigo. Precisamente a una semana de la semifinal, me enfermaba, y peor que eso, me quedaba afónica. No podía cantar aunque quisiera.
—Como no quieres que tenga esta cara, no tengo otra.
Le escribí en una pequeña pizarra, idea de Shea y regalo de Lexi. Era la única forma de comunicarme con ellos.
Evan viró los ojos. —Ya sé tu calificación del examen de Cálculo.
Los profesores no nos decían las calificaciones de los exámenes, los publicaban en un papel en las oficinas administrativas, y gracias a los chicos no podía ir a verlas. Me tenían prohibido levantarme.
Esperaba ansiosa a que me revelara mi calificación.
—Sacaste un... ¡nueve!
No podía gritar, así que me limité a bailar en mi lugar. Brincaba de emoción y alegría, había pasado con nueve, la única calificación alta que me había sacado, siempre era de ocho u siete en cálculo, pero ahora había sacado nueve, y en un examen, mucho mejor.
Mi novio reía por mi reacción, pero yo estaba feliz. —Felicidades, mi amor.
Se acercó y me dio un beso en la frente. Ahora solo faltaba convencerlo de ir a ensayar.
—Ya me bajó la fiebre y me siento bien, ¿podemos ir a ensayar un poco? La semifinal es el sábado.
Leyó lo que escribí y negó rápidamente, lo que yo hice fue hacer un intento de la cara que usa Lexi para salirse con la suya. Fallé vilmente.
—Es por tu bien, Dy.
Por mi bien, por mi bien. Ya estaba cansada de eso, quería ir a tocar un poco, ya me sentía bien, pero Evan no me dejaba ir al almacén.
—Solo quiero ir a tocar un poco, juro que no forzaré la garganta.
Me miró entrecerrando los ojos, mientras en mí, crecía la esperanza de que me dejara ir. —No.
Eso me dolió. Me dejé caer otra vez sobre la cama y le di la espalda a Evan. Ahora si estaba enojada con él. Yo solo quería tocar un rato, además teníamos que ensayar y por estar enferma no lo hacíamos, eso era injusto.
—Dy, bebé...
Seguía sin mirarle, me había dolido que me privara de lo que yo quería hacer.
Lo escuché suspirar y poco después oí la puerta cerrarse. No me gustaba pelearme con él, pero yo solo quería ir a tocar un rato. Digo, estaba mala de la garganta, no de las manos. Después de meditarlo un poco me levanté y me abrigué bien, necesitaba salir del mi cuarto, y estaba segura de que volvería antes de que Evan volviera a cuidarme. Iría al almacén, tenía ganas de tocar y eso haría.
Caminé cuidándome las espaldas. Si de casualidad, mis amigas o alguno de sus novios me veía, me regresaría inmediatamente a mi habitación y ahora si estaría en cautiverio con constante vigilancia.
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Rebel Girl
HumorCassidy Thurman, mejor conocida como Dy, es una chica rebelde que después de ser expulsada de su escuela, es llevada a Seattle al Colegio Wlilliams. ¿Qué pasara cuando se vea rodeada de chicas superficiales y chicos con esteroides? Es una novela de...