Capítulo 25 ➸ ¿Alguien puede escucharla?

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1 año después

"¡Rowan, las galletas están calientes!" Dijo Lauren desde el sofá, elevando su voz para que la pequeña que estaba en la cocina la escuchara.

"Rowan, ¿me has escuchado?" 

Fue respondida por un golpe y un grito que provenía de la otra habitación. Dejó su libro sobre el sofá apresuradamente y se dirigió a la cocina.

"¡Están calientes!" Dijo llorando la pequeña, corriendo hacia Lauren y abrazándola. Lauren se agachó, la cogió y la apretó contra su pecho.

"Te lo dije, Ro. Acabo de sacar las galletas del horno," Dijo Lauren, sentando a la pequeña sobre la encimera, después limpió sus lágrimas con la manga de su sudadera. Cogió un cuenco y lo llenó con agua fría, lo dejó al lado de Rowan y metió sus manos dentro de este.

"¡No me dijiste que estaba caliente!"

"Claro que si, tonta. Te grité cuando comenzaste a correr hacia la cocina."

"¡No te he escuchado!" Dijo enfadada. 

"¿No me has escuchado como cuándo te digo que no te subas al tocador?" Dijo Lauren elevando una ceja.

"No estoy mintiendo, mama. ¡No te he escuchado!" Rowan agachó su cabeza, sintiéndose culpable.

Lauren tomó aliento. Esto solo era una confirmación de lo que temía. Rowan había estado teniendo problemas los meses anteriores. En casa y en la escuela.

Lauren había asumido que era la manera en la que su hija pagaba el que su madre la hubiera abandonado.

Si, Rowan ahora era su hija. Y si, seguía sin saber nada de Camila.

Eso le dolía cada día más.

Rowan no se tomó la desaparición de su madre bien. No entendía porque Camila la había dejado sin decir adiós. Y Lauren no podía darle una explicación, porque tampoco lo entendía. 

Lauren tomó como ejemplo a Camila y le cantaba a Rowan cada noche antes de que la pequeña se durmiera. A veces Rowan le recordaba a Camila y  eso la reconfortaba y la ponía enferma al mismo tiempo.

"Vamos a ir al doctor mañana, ¿vale Ro?" Lauren se mordió el labio. Hace un mes le hicieron un test de audición en el colegio y le comunicaron a Lauren que su hija escuchaba menos de lo que debería para su edad.

Rowan asintió con delicadeza. "¿Me van a hacer el test de los pitidos?" preguntó. "Me lo hicieron en el colegio, con mis orejas. Tienes que escuchar y levantar la mano cuando escuches un pitido. Lo tuve que hacer tres veces, pero mis amigas solo lo hicieron una."

Lauren tomó una bocanada de aire. "No lo se, Ro. Ya veremos."

"¿Puedo coger una galleta ahora?" preguntó la pequeña, sacando las manos del cuenco.  Lauren rió y cogió una de las galletas, y la puso sobre la mano de Rowan.

"Ro- espera-" Dijo, pero Rowan ya se había ido de la cocina, y no había escuchado como su madre la llamaba. Lauren volvió a tomar aire. Apoyó los codos sobre la encimera y dejó caer el peso de su cabeza sobre sus manos.

Estaba demasiado estresada. No podía creer que siguiese sin saber nada de Camila, a pesar de el tiempo que había pasado desde que se fue. Rowan y ella se mudaron a un apartamento más pequeño para dejar atrás la otra casa. No le gustaban los recuerdos. Pero tampoco podía deshacerse de la casa. Si Camila volvía allí es donde irían. 

Ahora Lauren trabajaba a tiempo completo en un bar al final de su calle. No era exactamente el trabajo de sus sueños, pero las propinas eran buenas. Y necesitaba dinero para poder seguir pagando la casa de la playa y el nuevo apartamento.

reasons to go, reasons to stay ➸ camren [TRADUCIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora