Epílogo
—¡Nina! —Gritó Lenard mientras perseguía a la chiquilla por la casa— ¡Tienes que bañarte!
—¡No!
Dijo la mocosa testaruda mientras se metía debajo de la cama. Habían tenido a esa niña por medio de la ingeniería genética. Canadá te amo. Eso era lo que había dicho Dahl después de que tenían a la pequeña bebé en sus manos.
El problema era que los médicos no le colocaron un interruptor para controlarla. Había sacado el comportamiento de Dahl cuando era pequeño, y la astucia de Lenard. Era una pequeña monstruo.
—Dahl, ¿me ayudas?
Pidió Lenard cuando vio que la mocosa lo había derrotado. Dahl entró a la habitación y levantó con facilidad la cama. Lenard rápidamente atrapó a la chica y la llevó al cuarto de baño. Dahl volvió a colocar la cama en su sitio.
—Gracias mi amor —dijo Lenard mientras besaba a su lobo.
—De nada. —Dahl abrazó a Lenard- Nina, pórtate bien con tu padre.
—Si papi —le dijo Nina y tranquilamente fue al baño.
—¿Cómo lo haces? —Preguntó Lenard.
—Experiencia mi amor. Experiencia.
—Engreído.
Lenard abrazó a Dahl y lo besó con pasión. De repente se escuchó un crash en el baño. Nina era demasiado traviesa. Pero Lenard no la cambiaría por nada. Amaba a Dahl, él le había dado todo lo que siempre soñó y más. Pese a los problemas que le habían causado sus ex novios, su padre y aquel psicótico asesino serial, él era feliz y lo único que sabía era que su lobo había logrado darle toda esa felicidad. Sin lugar a dudas ellos siempre vivirían sin corazones rotos.
FIN
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Sin corazones rotos
WerewolfUna promesa de amor es el más inesperado y deseado de los tesoros, al fin y al cabo, lo único que se necesita para ser feliz es vivir sin corazones rotos.