capitulo 4

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"¡La policía!"

Llegamos a la primera calle iluminada por el alumbrado público. Serían las
once de la noche. Me parecía una aventura transitar sin mi abuelita tan tarde por
el pueblo, pero me sentía protegido al lado de Ami.
Mientras caminábamos, él se detenía a mirar la luna entre las hojas de los
eucaliptos, a veces, me decía que escuchásemos el croar de las ranas, el canto
de los grillos nocturnos, el rumor lejano del oleaje. Se detenía a aspirar el aroma
de los pinos, de las cortezas de árbol, de la tierra, a observar una casa que le
parecía bonita, una calle o un rinconcito en una esquina.

- Mira que hermosos esos farolitos... como para pintarlos... Fíjate cómo cae
la luz sobre esa enredadera... y esas antenitas recortadas contra las estrellas... La
vida no tiene otro propósito que el de disfrutar sanamente de ella, Pedrito. Procura
poner atención a todo lo que la vida te brinda... La maravilla se encuentra a cada
instante... Intenta sentir, percibir, en lugar de pensar. El sentido profundo de la
vida se encuentra más allá del pensamiento... ¿Sabes, Pedrito? La vida es un
cuento de hadas hecho realidad... es un don hermoso que Dios te brinda... porque
Dios te ama...
Sus palabras me hacían ver las cosas desde un nuevo punto de vista. Me
parecía increíble que ese mundo fuese el habitual, el de todos los días, al cual yo
jamás prestaba atención... Ahora me daba cuenta de que vivía en el paraíso, sin
haberlo notado antes...
Caminando llegamos a la plaza del balneario. Unos jóvenes estaban en la
puerta de una discoteca, otros conversaban en el centro de la plaza. El lugar
estaba tranquilo, especialmente ahora que la temporada llegaba a su fin.
Nadie se fijaba en nosotros, a pesar del traje de Ami; tal vez pensaban que
se trataba de un disfraz inocente...
Imaginé qué pasaría si supieran la clase de niño que paseaba por aquella
plaza; nos rodearían, vendrían los periodistas y la televisión...

- No, gracias - dijo Ami leyéndome la mente -. No quiero que me
crucifiquen...
No comprendí qué quiso decir.

- En primer lugar, no lo creerían; pero si al fin lo hicieran, me detendrían por
haber ingresado "ilegalmente". Luego pensarían que soy espía y me torturarían
para obtener información... Después los médicos querrían echar un vistazo al
interior de mi cuerpecito... - Ami reía mientras relataba posibilidades tan negras.
No sentamos en un banco, en un lugar algo retirado. Yo pensé que los
extraterrestres deberían ir mostrándose poco a poco, para que la gente se fuera
habituando a ellos, y luego un día presentarse abiertamente.

- Algo parecido estamos haciendo, pero mostrarnos abiertamente... ya te di
tres razones por las cuales es inútil hacerlo. Ahora te daré una más, la principal:
está prohibido por las leyes.

- ¿Por cuales leyes?

- Las leyes universales. En tu mundo hay leyes, ¿verdad? En los mundos
civilizados también hay normas generales que todos deben respetar, una de ellas
es no interferir en el desarrollo evolutivo de los mundos incivilizados.

- ¿Incivilizados?

- Llamamos incivilizados a los mundos que no cumplen los tres requisitos
básicos...

- ¿Cuáles son?

- Los tres requisitos que debe cumplir un mundo para que se considere
civilizado son: primero, conocer la Ley fundamental del universo; una vez que se
conoce y se practica esa Ley, es muy fácil cumplir los otros dos. Segundo,
constituir una unidad, deben tener un solo Gobierno Mundial. Tercero, deben
organizarse de acuerdo a la Ley fundamental del universo.

- No entiendo mucho. ¿Cuál es esa ley del fundamento de qué?

- ¿Ves?, no la conoces - se burlaba de mí -, no eres civilizado.

"Ami: El niño de las estrellas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora