Capítulo uno.

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La luz penetra a raudales por la ventana de la pequeña habitación.

He oído bastantes rumores acerca de la iniciación de los maestros Fotiá así que estoy más que nerviosa. Mi corazón late desbocado, pues soy consciente de que pronto me convertiré en uno de ellos.

Pero ¿A qué precio? ¿Realmente vale la pena convertirme en uno de ellos, si al fin de cuentas, no pertenezco por completo a los dones que el fuego ha otorgado a la humanidad? ¿Vale la pena tener una vida monótona enfocada únicamente a servir a la Nación Fotiá? Probablemente no.
No podré ver o visitar más a mi familia y seres queridos, pues eso se considera traición.

Hay varias comunidades de Fotiás, Aéras, Nerós y Ginas. Yo vivo en una de Fotiás, dónde solo hay menores de 15 años y mayores de 40 años. Entras al Círculo a los 15 años, ya sea para pertenecer al agua, al aire, a la tierra o al fuego, y cuando ya eres mayor de 40 años puedes regresar a tu comunidad, para seguir con la población de tu raza.

Solo mi madre, mi padre y yo sabemos que soy una Versi, algo que se cree casi imposible, pues hay una posibilidad de uno entre un millón de que resultes un Versi, acreedor a controlar los cuatro elementos que nos rodean. Solo puedes acceder a este don, siendo un descendiente de Narciso, el dios egoísta que quiso apoderarse de los cuatro elementos para ser mejor que ningún otro Dios; fue enviado con Hades para que no creara un desbalance entre los dioses del Olimpo, sin embargo logró dejar su marca por la Tierra y no he creado desbalance... o al menos eso se cree.

-¡Sprie!- giro bruscamente hacia la voz que me llama. Mi madre esta mirándome con el ceño fruncido.
-¿Qué pasa mamá?- pregunto con notable enfado.
-Te he dicho que vayas a recoger tu habitación desde hace ya casi media hora y tú sigues aquí.- me reprocha con los brazos cruzados.

Al llegar a mi habitación, lo único que hago es tirarme en la cama e imaginar cómo sería mi vida en la Nación Fotiá. ¿Sería una guerrera o una novena?

No todos los Fotiás son buenos; cuando apenas comenzaba el Círculo, hubo Fotiás que se separaron del mandato de los Superiores, armaron sus propias comunidades de las que no tenemos información, se cree que están bajo tierra.
Cuando estos grupos independientes hacen levantamientos contra la Nación Fotiá, los guerreros salen a combatir y las novenas comienzan con las precauciones. Ambos grupos son necesarios en la supervivencia de la Nación, pero sin embargo parece que los guerreros se llevan el crédito la mayoría del tiempo.

Despierto de mi trance cuando mi madre entra en la habitación, hecha una fiera. De las yemas de sus dedos comienzan a salir chispas y su mirada acusatoria hace que me encoja en la cama.

-Sprie, ¿¡Cuántas veces tengo que decirte que recojas esta habitación!?- asustada, comienzo a levantar la ropa sucia del suelo, para después observar a mi madre salir de la habitación. ¡Por Hércules! Mi madre ha estado tan enojada durante todo el día, no suele enfadarse a tal grado de sacar chispas, casi siempre se serena y me pide las cosas amablemente.
〰➰〰
Tomo mi caperuza negra y salgo hacia el bosque. El bosque está un poco lejos de casa. Es un pequeño bosque con un prado en el medio. La luz entra a raudales por en medio de los árboles y no es muy difícil de localizar el prado de los arbustos pálidos.

Al llegar, comienzo a practicar con el fuego, hago pequeñas llamas con las dos manos juntas y luego cada una por separado. Después continúo con el agua, luego el viento y hasta el final la tierra, esta es más difícil, por lo general debo de tener demasiada paz y concentración para conseguir hacer crecer a una pequeña flor.

Exhausta, logro reunir más fuerzas para seguir caminando.

A lo lejos, diviso la sombra de una persona; lo cual me parece más que extraño ya que este bosque es inexistente para la mayoría de la población. O bueno, tal vez no es tanto eso, sino que debido a las constantes revueltas de algunos pueblos independientes de la nación Fotiá todos los habitantes de ésta se mantienen al margen. Supongo que por miedo, aunque desde antaño la gente se ha creído los cuentos de nuestros Supervisores.

Me escondo detrás de unos cuantos castaños, en los que observo con curiosidad a un hombre que con sumo cuidado, hace que una pequeña planta marchita de alguna manera reviva. No lo hace de la manera convencional. El tiempo en la planta parece moverse hacia atrás, haciendo que ésta vuelva hacer la de antes. La está reviviendo. Algo simplemente maravilloso y extraordinario. Algo nunca antes visto.

Suelto la canasta que traía conmigo para guardar el almuerzo, debido a la impresión. El chico se gira sorprendido y se topa con mi mirada asombrada.
Se pone a lanzar una seria de maldiciones para después girarse de nuevo hacia mí.  Corre con todas sus fuerzas hasta encontrarme y cubrirme la boca con su mano derecha, mientras que, con la izquierda, me lleva hacia lo más profundo y alejado del bosque.

¡Por Hércules! (Hércules, ya te he mencionado de nuevo. Perdona, los hechos como éste lo necesitan)

El chico es tan fuerte que apenas puedo respirar cuando me aprieta contra su cuerpo. Bueno, al menos no me ha agredido... Para mí mala suerte, parece que lee mis pensamientos, porque lo último que veo, antes de que quede todo negro, es el pasto verde bajo mi cuerpo.

〰➰〰
Bueno, este primer capítulo es corto, ya que solo es para que se adentren en la historia. Recuerden que lo único que ganamos a cambio de nuestro esfuerzo son votos y comentarios, solo es un pequeño clic para ustedes, pero para nosotras vale mucho. Besos! Atte: Marina

Gracias por leer :))
Atte: Ana

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