Capítulo Seis

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Al día siguiente de la visita de Galen he decidido aferrarme a Alastair y su peligro. No puedo escapar de mi destino.

Decido salir al bosque por la mañana. Despejarme un poco y respirar aire fresco. Mis padres saldrán por la tarde y no volverán hasta la noche; no les gusta involucrarme con los Supervisores y el trabajo de papá.

A pesar de todo lo que ha pasado, sigo sin entender en que podría servirle a Alastair. Pienso que sólo trata de protegerme pero en realidad no tengo idea de por qué. ¿Que lo haría molestarse exactamente? Cuando tengo esa clase de pensamientos me recuerdo a mi misma que igual y es porque él también es diferente. Igual y es porque los Supervisores podrían explotar el poder de ambos a beneficio suyo. O igual y lo hace porque es lo que considera correcto, podiendo ayudarme y eso.

Una ráfaga de viento helado pasó por mi cuerpo haciéndome estremecer. El clima era terrible y tan sólo era la mañana así que será mejor no imaginarme como estará en la tarde-noche. Quizás neve.

Con paso lento, me dirigí a un arbusto de moras a tomar algunas para llevarlas a casa.

-Sprie-. Escucho su voz con atención, se escucha triste.

-Alastair, ¿Qué te ocurre?- me giro lentamente a observarlo, mientras se limpia algunas lágrimas. Me siento como una madre, ayudando a su pequeño hijo.

Corro hacia él, y mientras más me acerco, más noto las heridas que lo recorren por todo el cuerpo. Es extraño que me sienta tan afectada por él, lo acabo de conocer.

Se desploma con facilidad en mis brazos, haciendo que casi pierda el equilibrio.

Está empapado en sudor, sonrojado y su cuerpo irradia calor.

-Demonios, Alastair.

Lo recuesto lentamente en el pasto. Tendré que dejarlo solo mientras consigo agua. Corro rápidamente entre los árboles hasta llegar al riachuelo más cercano. Hago flotar un poco de agua, con muy poco esfuerzo y la voy guiando hasta donde está él.

Al llegar a Alastair comienzo a tener dificultad para sostener el agua, así que formo rápidamente un hueco en la tierra y deposito con cuidado el agua ahí mismo. Tomo un poco de musgo de los árboles y lo empapo con agua, para después exprimirlo y depositarlo en la frente del chico.

Comienza a abrir los ojos lentamente depués de unos cuantos minutos.

-Sprie... ellos vienen...

-Sh, duerme un poco, Alastair.

Él se agita un poco, pero tan pronto como acaricio su cabello él comienza a calmarse y vuelve a dormir.

Después de al menos dos horas de estar en medio del bosque, Alastair comienza a recuperarse así que caminamos lentamente hacia mi casa.

Al llegar no encontré a mis padres, deben de seguir en la fiesta.

-Alastair, ¿Quieres dormir, comer...?- Encendí el televisor para entretenernos mientras llegaban mis padres.- Ponte cómodo, regreso en un momento-.

Era incómodo tener a un chico en mi casa, nunca antes había pasado por ello.

Caminé hacia la cocina y saqué del primer cajón un botiquín con píldoras para bajar la fiebre, algodones y alcohol.

-Toma esto- Dije cuando regresé a dónde él.

-Sprie... Ellos... Ellos vienen- Había dicho eso mientras estábamos en el bosque, pero no le di importancia.

-¿Quiénes vienen?- pregunté mientras lo recostaba en el sillón de la sala de estar.

-Los Supervisores, vienen por nosotros.- Le costaba hablar, estaba cada vez más agitado y comenzaba a ponerme nerviosa, así que traté de relajarme, para tener todo en control.- Están en la región Gina, aún no saben que te encontré, pero pronto vendrán para acá. Tenemos que huir a la región Neró, con suerte tardarán un mes en encontrarnos allá, un mes suficiente para crear estrategias.- Sé que Los Supervisores son un problema y todo lo que Alastair diga, de ahora en adelante es lo único a lo que puedo aferrarme. Sé que tengo que hacerlo.

-¿Y qué hay de mis padres? He decidido unirme a ti y a tu peligro, pero no quiero que sufran por mi culpa...-

-Sprie, a veces hay que sacrificar cosas por un bien mayor, que en este caso, vendría a ser tu existencia.- lo dijo muy indiferente y frustrado, como si no entendiera porque me estaba tomando la molestia.
Oh Alastair, ¿será que no sabes lo que es el amor de un padre y una madre?

Dejaré una nota. No hay nada más que pueda hacer, pero tampoco quiero ser tan insensible, debo despedirme. Y ya ni sé si estoy haciendo lo correcto... Pero ya lo estoy haciendo, ya me puedo visualizar escapando con Alastair.

Queridos mamá y papá, soy yo, Sprie.
Su hija querida que está más que agradecida por todo ese amor y las atenciones recibidas. Les informo de mi desición consciente: No me convertiré oficialmente una Fotiá, pues ya lo soy y una ceremonia no va a cambiar nada. Sólo hará que me ponga en peligro. Así como poseo el don del fuego también tengo el de la tierra, el del agua y el del aire. Y no voy a renunciar a quien soy. Por lo cual, viajaré por un tiempo indeterminado. Tranquilos, no lo haré sola... Un buen amigo me cuidará. Cada estrella que vean en el cielo por las noches será un los amo de mi parte.

Eso es lo primero que salió de mí, completamene ridículo y teniendo en cuenta todo lo que estaba sintiendo era sencillamente lo único que tenía. O no tanto, pues ese pequeño pedazo de papel no era suficiente para escribir mis verdaderos sentimientos.

-Sprie, yo... Siento mucho separarte de tu familia.
En ese momento tomó mi mano y después hizo una mueca de dolor. Seguro que aún le dolía mucho la herida.

-No te disculpes. Estás salvando mi vida.- Y con esto último comienzo mi nueva aventura.

La DescendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora