Al regresar a casa, mi madre no estaba, busqué en la cocina, donde de seguro se encontraba mi padre y tampoco lo vi.
–¿Mamá? ¿Papá?– no hubo respuesta, probablemente fueron a algún evento importante de papá. No suelen involucrarme en su trabajo, prefieren mantenerme al margen porque soy "especial".
Decidí quedarme en el sillón de la sala de estar, y reflexionar todo lo que ha pasado. Alastair, Galen, los Amga, los Supervisores, las pruebas... Todo me tiene tan abrumada, como si me tuvieran entre la espada y la pared.
Me dirigí a la cocina y tomé un pedazo de pan. Sabía algo amargo, era de grano entero y jamás entendí por qué a mi padre le gustaba tanto.
Hacía tanto frío, era algo extraño por aquí, normalmente los ancianos que asistían de voluntarios a los calentadores comunitarios de encargaban de que no pasáramos frío, pero hoy parecían estar distantes.
Alguien tocó la puerta y sinceramente, ya estaba tan cansada que no fui capaz de siquiera mirarla por la mirilla. ¿Acaso no podría gozar de por lo menos un maldito minuto de paz? Si Alastair era el que estaba detrás de esa puerta probablemente tendría la desgracia de quedarse sin una pierna.Tocan con más intensidad a la puerta, y esta vez me acerco cautelosamente.
-¿Quién es?– pregunto mientras salvo mi dedo meñique del pie izquierdo de golpearse con la mesita auxiliar.
–Abran la puerta, en orden del Círculo de los Elementos. Tenemos correspondencia para la señorita Sprie Acfalle.– abrí la puerta lentamente. No había duda de que eran los mensajeros del Círculo, las capas y los tonos de voz tan autoritarios sólo podrían pertenecerles a ellos. Me hicieron pincharme el dedo para marcar una tabla que tenían sobre los recibidos con un poco de mi sangre. Simplemente asqueroso.–Puede retirarse, Señorita.– ¿Me están dando permiso para entrar a mi casa? Una de las razones por las que odiaba a los Supervisores. Cierro la puerta en sus narices, sin despedirme o agradecerles.
Cuando anochece, me encierro en mi habitación y prendo una pequeña hoguera con mis antiguos libros de matemáticas, suelo usarlos para ello. Lo hago en algunas ocasiones en mis ratos de ocio, y cuando verdaderamente es necesario, como en el frío invierno. Escucho un repiqueteo en la ventana y me giro asustada. De alguna manera, Galen ha subido hasta mi ventana y toca la ventana con su dedo índice. Abro la ventana y lo tiro al suelo antes de que pueda reaccionar, lo sujetó con fuerza, con su cara aplastada en el suelo y su brazo sujeto detrás
-Sólo lo diré una vez y responderás correctamente ¿Qué-haces-aquí? Y mejor no preguntar cómo es que conseguiste mi dirección, porque seguramente Alastair te la dió.– le tiro una mirada envenenada.
-Únicamente le hago un favor a Alastair.- responde- Y... ¿En serio crees que ésta es la forma correcta de tratar a tus invitados?–
Su voz se escucha realmente extraña debido a que su cara está aplastada contra el suelo.-No eres mi invitado. - contesto tajante. Y después de pensarmelo bien, lo suelto.
-Bien... Ahora que mi cara ya no está aplastada y has soltado mi brazo, el cual sigue doliéndome, te diré dos cosas: Sólo estoy aquí porque Alastair me pidió que te hiciera recapacitar. Pensó que si él venía probablemente le mutilarías alguna extremidad. Y Sprie...- tomó un reapiro antes de continuar- no puedes escapar de esto. Este es tu destino. Atrapada en un mundo de secretos que tienes que revelar. Ni siquiera te conozco, pero creo en ti, creo en algo mejor para Alastair y para los Versi, y estoy casi seguro de que tú también. Por favor, no lo rechaces...– mis cejas perfectamente alineadas se juntan en un claro acto de confusión.
-Bueno, en primer lugar, nunca le dije a Alastair que ya no quería saber nada de su persona. Únicamente le dije que quería tomar un pequeño descanso de él y por concerniente de ti al igual que de todo lo que he llegado a descubrir en la última semana. No sé tú, pero para mí fue bastante difícil acoplarme a la realidad, y descubrir que los Supervisores son unos farsantes y todo lo que hacen es pensando en el beneficio propio en lugar de el colectivo.
-Creo que no nos estamos entendiendo muy bien que digamos... Mira, sí que te comprendo, pues yo también tuve que pasar por algo parecido, pero la diferencia fue que yo no huí de mi destino. Ese pequeño "descanso" para ti es la oportunidad perfecta para safarte de todo esto. Soy consciente de que nadie puede obligarte a hacer algo que no quieras pero...-
Por un momento, siento su mirada suplicante. Sus ojos color ámbar me ruegan que no abandone a Alastair, que me una a la buena causa. Y eso haré.
〰➰〰
Hola :)
Bueno, esperamos que este capítulo haya sido su agrado. Muchísimas gracias por leer, y hasta la próxima ♡
Atte: Ana y Marina.
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La Descendiente
Science FictionExisten cuatro elementos: Fuego, Aire, Agua y Tierra. Esto puede llegar a ser más que un simple juego de secretos... Portada hecha por: @CottonStar Banner hecho por: @EditorialDemons